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Filadelfia, el origen de Estados Unidos

Las vistas de Filadelfia desde el Museo de Arte, al fondo el ayuntamiento de la ciudad.

Roberto Ruiz

Allí empezó todo. Filadelfia vio nacer a Estados Unidos, literalmente. Aunque para el turista pueda pasar desapercibida entre Washington y Nueva York, la realidad es que la ciudad en la que se fraguó la historia del país norteamericano es el lugar perfecto para comenzar a conocer Estados Unidos.

Muchos visitantes quieren sentirse como Sylvester Stallone al encarnar a Rocky Balboa por sus calles, aspiran a cruzarse con Tom Hanks mientras escuchan la banda sonora de Bruce Springsteen de la película Philadelphia, o incluso hay quienes buscan a las afueras al Príncipe de Bel Air porque allí, al oeste de Filadelfia crecía y vivía Will Smith. Pero no, su importancia no tiene nada que ver con nada de eso.

¿Por qué se merece entonces una visita? Porque no te puedes perder nada de lo que contamos a continuación.

El Independence Hall

El que hoy se conoce como Independence Hall fue en su día la State House de Pennsylvania. Una año después de que George Washington fuera nombrado comandante del Ejército Continental, en él el 4 de julio de 1776 se firmó ni más ni menos que la Declaración de Independencia de Estados Unidos, separándose del Imperio Británico para siempre, y más tarde los Artículos de la Confederación y la Constitución de los Estados Unidos de América. Su interior está restaurado como lucía en el siglo XVIII, como si la firma de la independencia estuviese a punto de ocurrir. Como curiosidad, es el edificio que aparece en el reverso de los billetes de 100 dólares.

La Liberty Bell

Si hay un símbolo que debe cubrir las portadas de los libros de historia en los colegios de Estados Unidos esa es la Campana de la Libertad, la Liberty Bell de los estadounidenses. Esta campana estaba ubicada sobre la State House, lo que hoy es el Independe Hall, y ahora se encuentra en su propio Liberty Bell Center, muy cerca del anterior. Data de 1752 y aunque según la historia no está claro que sonara el 4 de julio de 1776 en la proclamación de Independencia de Estados Unidos, esta campana rajada es sin duda el símbolo de la libertad del país estadounidense, ya que fue también un icono de la ley abolicionista que acabó con la esclavitud. No verla en nuestra visita a Philadelphia sería como no ver la Torre Eiffel el París.

Betsy Ross House

Si Filadelfia fue el inicio de los Estados Unidos una mujer llamada Betsy Ross fue la que plasmó sus colores. Ella cosió la primera bandera de Estados Unidos configurada con barras y estrellas (entonces 13 estrellas haciendo un círculo), e incluso la tradición familiar dice que ella misma se la presentó a George Washington. Eso evidentemente hace que hoy su casa sea todo un museo, conservada y decorada como fue en el siglo XVIII. Allí está la propia Betsy Ross reencarnada en guía turística dispuesta a resolver las dudas a todos los visitantes, ya sea sobre la historia de la bandera o sobre su propio negocio.

Elfreth's Alley

Pasear por Elfreth's Alley es como viajar unos cuantos siglos en el tiempo. Así era Filadelfia en el s. XVIII, donde carniceros, panaderos, zapateros, sastres, candeleros y tantos otros trabajaban en la época colonial antes de que la revolución industrial concentrase la producción en grandes fábricas. 300 años después las casas de esta calle siguen siendo propiedades privadas pero todas ellas se conservan con mimo para que todo luzca como entonces. Existe la posibilidad de visitar un museo, la única casa abierta al público todo el año, donde antaño tuvo lugar un negocio textil.

Museo de arte de Filadelfia

Es posiblemente una de las imágenes más emblemáticas de Filadelfia y es uno de los mayores museos de arte de Estados Unidos. El Philadelphia Museum of Art Se creó en 1876 y abrió sus puertas en 1877, aunque el edificio actual de líneas griegas se terminó en 1928. Su colección cuenta con un total de más de 220.000 objetos y, seas amante del arte o no, llegar hasta él es imprescindible. Si no vas sobrado de tiempo te puedes conformar con verlo por fuera porque lo verdaderamente famoso de este museo son sus escaleras. En ellas Rocky Balboa entrenaba a conciencia, a sus pies encontrarás una estatua que así te lo recordará, y la imagen de la ciudad desde lo más alto es básica en toda visita que se precie.

Eastern State Penitentiary

La prisión de Eastern State Penitentiary estuvo en servicio de 1829 a 1971 y si sus paredes pudieran hablar contarían historias para no dormir. Por allí pasó hasta el mismísimo Al Capone y desde sus inicios destacó por su estructura radial, un ejemplo que siguieron muchas otras cárceles del mundo, incluida la madrileña de Carabanchel. Hoy Eastern State Penitentiary es visitable y se pueden recorrer sus pasillos y algunas de sus celdas. Algunos espacios están restaurados pero la mayoría se mantiene como quedaron al cerrar sus puertas hace casi 50 años.

Reading Terminal Market

Presume de ser el mercado de productores más antiguo de Estados Unidos. Reading Terminal Market abrió sus puertas en 1893 y en él hoy podemos encontrar comida de todo tipo, ya sea asiática, latina, europea o estadounidense. Los diferentes puestos se suceden en diferentes calles en un recinto cubierto y las mesas son comunes, basta con pedir aquí y allí nuestros platos favoritos y sentarse con el resto de comensales. Hay suficiente oferta como para ir cada día de la semana a comer y cenar y nunca repetir. Sin duda, aquí debes tomarte un Philly Cheesesteak ¿Cómo? ¿Que no sabes lo que es? Pues sigue leyendo, sigue.

Philly Cheesesteak, el plato estrella

Puedes ver y visitar todo lo anterior, pero como pases por allí y no te tomes al menos un Philly Cheesesteak, ni habrás estado en Philadelphia ni nada que se le parezca. El Cheesesteak es con diferencia el plato estrella de Filadelfia, un bocadillo alargado y estrecho de carne de ternera muy fina con queso fundido, aunque hay variantes. Lo encontrarás por todos lados, desde en el propio Reading Terminal hasta en cada esquina de la ciudad. Pero hay que elegir bien, Pat’s King of Steaks es uno de los clásicos y el propio Rocky Balboa estuvo aquí.

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