Hace demasiado calor: no vayas a estos 3 destinos en verano

Aunque de primeras podamos no tener Nueva York como un destino caluroso, en verano sus calles pueden ser asfixiantes.

Roberto Ruiz

El año es muy largo y los días de vacaciones muy pocos como para pasarlo mal durante el corto tiempo que tenemos para el relax, la desconexión y el disfrute. Si vas huyendo del calor y las preocupaciones ¿te vas a ir acaso a un lugar donde las altas temperaturas te van a impedir pasarlo como es debido? El mundo está lleno de opciones y sólo hay que saber cómo y cuándo escogerlas.

Aquí tienes tres fantásticos destinos que disfrutarás a lo grande salvo cuando más suben las temperaturas, porque en cualquiera de ellos cuando el calor aprieta ahoga de lo lindo. Sevilla tiene la fama, pero otros destinos altamente populares entre los turistas como Nueva York o Tokio tampoco se quedan atrás. Si no quieres condicionar tus vacaciones a ir de sombra en sombra y de aire acondicionado en aire acondicionado te recomendamos que, en verano, los evites siempre que sea posible.

La asfixiante Nueva York

Nueva York está en la lista de todo buen viajero pero a veces pasa desapercibida cuando pensamos en destinos calurosos. Sus encantos merecen sudar la gota gorda si no nos queda más remedio, pero hasta su frío y nevado invierno puede ser incluso más agradable que los calores veraniegos.

Nueva York los meses de julio y agosto tiene temperaturas máximas medias de 29°C (¡medias!) y el promedio de las mínimas se queda en torno a los 20 según el NOAA. A “la Gran Manzana” no le da tiempo a enfriar su calentamiento durante la noche y tanto asfalto, hormigón y aparato de aire acondicionado enfriando los interiores recalientan el ambiente aún más.

Pero Nueva York no es sólo calor, también es humedad, y la combinación de ambos convierte la sensación térmica en una experiencia sofocante en la que al cuerpo no le queda otra que sudar a más no poder. Los valores en verano superan fácilmente el 75% de humedad, la sensación de “bochorno” puede ser constante y sólo queda elegir las más tempranas horas del día para aprovechar nuestras visitas. Cualquier época del año, excepto los peores momentos del verano, es buena para visitar Nueva York.

La buena noticia es que además de pasear sus calles, recorrer Central Park y cruzar hasta Liberty Island para contemplar de cerca la Estatua de la Libertad la ciudad de Nueva York ofrece una enorme variedad de actividades de interior donde el aire acondicionado está garantizado, donde el MoMA, el Metropolitan Museum of Art o alguno de los numerosos musicales de Broadway.

El calor húmedo de Tokio

Quizá en verano no se nos ocurriría ir a Marrakech porque nos lo imaginamos como un destino caluroso, pero Tokio sin embargo puede que no nos parezca mala opción para unas vacaciones estivales. Agosto es precisamente el mes más caluroso de Tokio pero el problema no son unas temperaturas extremas, sino la combinación de una altas temperaturas con un índice de humedad muy elevado.

En Tokio las temperaturas máximas medias alcanzan los 29°C y las mínimas medias sólo bajan hasta los 23 según la Japan Meteorological Agency. La humedad ambiente, eso sí, como sucede en Nueva York, alcanza en julio y agosto índices del 75%, por lo que los goterones de sudor están asegurados.

Recomendación al turista: no está de más llevar una pequeña toallita a mano con la que poder secarse un poco, visitar templos y jardines cuando más aprieta el calor se puede convertir en una actividad altamente sofocante. Primavera y otoño son las mejores épocas para visitar Japón, cuando más lo disfrutaremos y, a la hora de tener un recuerdo, los cerezos en flor del sakura o el rojo de los árboles durante el momiji siempre es mucho mejor que el picor de los ojos por culpa del sudor.

Tokio por suerte ofrece una gran variedad de actividades con las que podremos escapar un poco del calor. Hay multitud de museos de interés, como el Museo Nacional de Ciencias e Innovación (Miraikan), enormes centros comerciales donde pasar horas disfrutando del aire acondicionado con tiendas de todo tipo, karaokes donde dar rienda suelta a nuestra voz o ,simplemente, recurriendo a las últimas horas del día para disfrutar de la iluminación de sus calles.

Sevilla, en primavera, mucho mejor

No queríamos dejar de hacer un guiño a uno de los destinos más temidos de los veranos españoles: Sevilla. Aunque al pensar en calor destinos como Nueva York o Tokio no sean los que comúnmente nos vengan a la cabeza, la capital andaluza es sin duda la primera que todos ponemos de ejemplo cuando hablamos de calor en España.

En Sevilla las temperaturas máximas medias alcanzan los 36 y 35°C durante julio y agosto y fácilmente veremos los termómetros marcando más de 40, mientras que las mínimas medias descienden sólo hasta los 19 y 20°C según la AEMet. Por suerte, por buscar un consuelo, Sevilla no tiene la agobiante humedad relativa de Nueva York o Tokio, sino que durante los meses estivales los valores rondan el 50%.

Una tarde de un día caluroso de agosto no verás a ni un solo sevillano paseando por las calles por placer y sólo algún turista despistado andará de un lado a otro, bajo una gorra, un paraguas y en busca de alguna sombra con cara de sentirse en un secador gigante.

Los mejores meses para visitar Sevilla es durante su primavera, especialmente sin coincidir con la Semana Santa o la Feria si no somos amigos de las grandes multitudes, pero si no queda más remedio que luchar contra el verano siempre hay actividades con las que huir del calor, como visitando la Catedral de Sevilla, siempre fresca, el Museo de Artes y Costumbres, el Museo de Bellas Artes o asistir a alguno de los conciertos nocturnos de las Noches de los Jardines del Real Alcázar.

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