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Extremadura traslada su lucha contra la plaga del camalote a la Unión Europea

La plaga en Medellín

Cristina Sánchez

La consejera de Medio Ambiente, Begoña García, y miembros de la plataforma se reunirán los días 17 y 18 con la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea, además de con representantes del Parlamento.

El viaje se produce después de que el Ejecutivo extremeño haya instado al Gobierno central a actuar y a elevar esta problemática a instancias comunitarias.

El presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, ha exigido en varias ocasiones a la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG), titular de la cuenca y dependiente del Gobierno central, una “actuación contundente” contra esta plaga que lleva instalada en el río desde hace 10 años.

En las labores de extracción se han invertido 26 millones de euros, según la CHG.

A principios de noviembre, en una visita a Medellín, donde se encuentra el tramo más afectado, la vicepresidenta de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural del Parlamento Europeo, Clara Aguilera, se comprometió a defender que la planta sea declarada como invasora, para que se destinen más fondos económicos contra ella.

El catálogo se determinará en las próximas semanas y España, aseguró, cuenta con la oposición de Gran Bretaña y los países bálticos, que consideran el camalote o jacinto de agua como “ornamental” debido a que el clima de esos países es diferente al del sur de Europa, donde el calor favorece su crecimiento y expansión.

En Extremadura se trabaja todo el año y el equipo se refuerza en verano con maquinaria pesada. Se extraen 505 toneladas diarias.

Respecto al tramo afectado, mientras que la CHG sostiene que son 75 kilómetros lineales, fundamentalmente entre Medellín y Montijo, para SOS Guadiana la presencia de la planta se extiende por 150 kilómetros y llega ya a la frontera con Portugal.

Mejor en invierno

Tampoco comparten cuándo sería mejor intensificar las labores, puesto que para la plataforma y la Junta, de acuerdo a criterios científicos de la Universidad de Extremadura (UEx), el momento idóneo de intervenir sería en febrero o marzo, cuando el frío aminora el ciclo de la planta.

El colectivo ciudadano, que cree que no se está actuando con la diligencia oportuna, demanda “un plan de choque urgente y más coordinación entre las distintas administraciones.

A su vez, expertos que apoyan a la plataforma e investigadores del Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura alertan de que el ecosistema del Guadiana “se está transformando” debido al impacto de esta planta.

El camalote hace que baje el oxígeno disponible, se reduce “enormemente” la cantidad de luz que llega al agua y, sobre todo, rescata “muchísimos nutrientes” en detrimento de otras especies autóctonas de flora y fauna que “ven totalmente limitado su entorno”, por lo que “el río pierde vida”.

A ello se suma el paisajístico, los perjuicios al turismo y actividades como la pesca, y el riesgo que representa para cultivos de gran valor como el arroz, algo de lo que han advertido los agricultores.

La CHG ha negado algunas afirmaciones “totalmente alarmistas”. Según este organismo, no se han producido daños ambientales severos, no se ha dañado la infraestructura de riego y la planta “no segrega una sustancia que erosiona la piedra”, como han alertado agentes del patrimonio arquitectónico.

La entidad sí ha reconocido que la experiencia dice que países con gran potencial económico y tecnológico, como EEUU, “no están consiguiendo la erradicación”, pero confía en que se pueda lograr de la “la única manera: la insistencia en el control”.

La extracción ha de hacerse de forma mecánica puesto que informes científicos desaconsejan el uso de métodos biológicos (como la introducción de un insecto que se come el camalote) y químico (herbicidas).

La UEx también investigó el uso de la planta como abono natural, alimento para ovejas y biogás, pero se vio el problema de dispersar semillas y el riesgo de que con esa utilidad “alguien estuviera poco interesado en erradicarla”.

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