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Pá Orgullo Hetero, el de Charín

Hugo Alonso Aguilar

Ya lo decía de manera magistral uno de los guiones de nuestro paisano Julián Quintanilla: “es triste comprobar cómo cuando uno está implicado en algo, expresa lo que siente en el fondo de su corazón… ¡y se delata!”

En los últimos días hemos tenido que escuchar cuestionamientos del tipo ¿para cuándo se celebrará un “Orgullo Hetero”? La respuesta es sencilla… Por el momento, nunca. Y es que no existen agresiones por “heterofobia”, no las busquen, no las justifiquen, no hay. Sí atendemos a personas que son “vejadas” por ser lesbianas, gays, bisexuales o transexuales. También, por desgracia, se discrimina al “gordito/a”, al/la “Gafotas”, al tartamudo/a… ¿Pero al hetero? al hetero no le hacen falta efemérides para que tenga la suerte de vivir en una sociedad en la que todo se circunscribe a él… Nacemos heteros, debemos crecer como heteros, se nos presuponen relaciones heteros hasta que se manifiesta lo contrario… ¿De qué os quejáis? Nunca he escuchado en escuela alguna a un corro de chavales hacer burlas por la heterosexualidad de un compañero/a… Y sí he escuchado usar mi orientación sexual como un insulto, ¡maricón!

Pero lo de Charín Gómez, concejala de Servicios Sociales en Badajoz, es de traca. Tachar de “Repugnantes, desagradables, repulsivos, asquerosos…” la imagen de dos personas que viven su orientación afectivo-sexual de una manera libre, es delatarse… Es homofobia.

Probablemente pocas entiendan qué es lo que quiero llegar a decir con estas notas, no pretendo que sea comprendido por todxs, pero quien critica de una manera tan vulgar -y tan fácil- la libertad individual es porque no ha entendido ni la D de lo que significa la palabra diversidad.

Cuando apoyamos al colectivo LGBTi y salimos a la calle, por ejemplo el día de los Palomos, estamos reconociendo que existe una población con derechos, que tiene determinadas diferencias con la población heterosexual, que radica inicialmente en la orientación de su afecto y su deseo sexual, pero que bien pudiera manifestarse también a través de su expresión de género. Hay mujeres lesbianas tan femeninas como hombres gays masculinos, hombres con una clara “pluma” y mujeres con una clara expresión masculina… ¿Vamos a reprimir que cada unx se exprese como le apetezca? porque puestas a opinar, estoy dispuesto a hablar de mis gustos… ¿Empiezo? - creo que mejor lo dejo aquí-. Pero la pluma, la feminidad en los hombres gays, o la masculinidad en las mujeres lesbianas es solo una de las variables que pueden darse en nuestra expresión de género. Otras tienen que ver con nuestra vestimenta, con nuestros roles sociales, con los estilos y dinámicas de nuestras parejas, de las familias que formamos; sí señoras, esto es diversidad, para qué engañarles.

Sin embargo, amigas, somos capaces de cuestionar que alguien pueda manifestar sus expresiones de género de una manera libre porque eso les agrede, por lo visto. Me disculparán, pero ¿puedo hablarles yo de lo que me molesta dentro de las expresiones de género heteronormativizadas en las que ustedes se “manejan”? Pues no… no puedo, son suyas, y por lo tanto, he de respetarlas. Eso implica que me dé tremenda lástima ver a señoras de 50 que pasean los domingos tras acudir a misa a 40 grados, caminando por el sol con su traje de chaqueta… Qué le vamos a hacer, es su expresión de género.

De lo que me quejo, profundamente, es de que las personas LGBTi solo tengamos cabida en esta sociedad cuando encajamos en los patrones en los que ustedes quieren meternos: bien vestido, corte de pelo de moda, con novio formal y abogado, “este si cabe, es respetable…”. Pero si no cumple con lo que han pensado que tiene que cumplir, si no está entre sus parámetros, ese no merece el menor de los respetos.

Estimada Charín, lo que hacen los dos señores es mostrarse tal y como son, auténticos, y creen, como creemos muchxs, que la visibilidad es la única herramienta que hará cambiar la sociedad; efectivamente, se están reivindicando. No te valdrá salir en los Palomos del 2017 para demostrarnos que eres la concejala “tolerante” que se espera de una mujer al frente de los servicios sociales, porque la realidad es que únicamente toleras al modelo de homosexual que un día dibujaste en tu cabeza. “Es triste comprobar cómo cuando uno está implicado en algo, expresa lo que siente en el fondo de su corazón… ¡y se delata!”.

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