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“Podemos ha acelerado la negociación con IU porque teme que Ciudadanos le dé el sorpasso”

Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura

José L. Aroca

Guillermo Fernández Vara (Olivenza, Badajoz, 1958), presidente socialista de la Junta de Extremadura, se ha apresurado en estos primeros días tras la convocatoria de elecciones, a tratar de diferenciar las posiciones políticas de su partido, de las de Podemos, sobre todo en lo relativo a lo que llama “el proyecto de país”, en alusión a la política territorial y el derecho a decidir.

En una entrevista con eldiario.es Extremadura se refiere a ello, además de otras cuestiones como los dos sonoros tropezones que los socialistas han tenido en las elecciones generales, primero con Rubalcaba y recientemente con Pedro Sánchez, y la crisis crónica de liderazgo.

Además ahora, cara a junio, se cierne la posibilidad de ser superados por una coalición Podemos-IU.

-No temo al sorpasso. Es más, Podemos ha acelerado las negociaciones con IU para que Ciudadanos no le dé el sorpasso a ellos, temen quedarse como cuarta fuerza política y por eso han precipitado acontecimientos, no por adelantar al PSOE porque saben que no es posible. Además alguno nos vamos a encargar de hacerle saber a la ciudadanía alguna cosa que en las elecciones anteriores quedó en duda, y es que tienen un proyecto de país diferente al nuestro. Unos defendemos la unidad de España, otros que cada cual se vaya cuando quiera; oiga, usted puede tener un buen resultado en Galicia, País Vasco, Cataluña y Baleares contándole a cada uno lo que quiere oír, pero en toda España tiene que saberse que Podemos defiende la autodeterminación, un proyecto de país diferente al nuestro.

IU ha hecho una consulta interna y ha salido que sí en principio al acuerdo.

Si IU hace eso será su desaparición; si da el paso de disolverse dentro de la marca Podemos habrá dado un paso hacia su final, más si acepta esos planteamientos disgregadores, ya que IU, y el PCE, han sido siempre un proyecto internacionalista, todo lo contrario que se está haciendo ahora.

Pero ustedes llevan años sufriendo un problema de liderazgo.

El de Pedro Sánchez fue un cambio brusco en el partido. Tras gobernar ocho años con Zapatero y sufrir un mazazo electoral en 2011, en municipales, autonómicas y luego en generales, hubo una solución provisional con Rubalcaba que las europeas quebraron; tuvimos que hacer el congreso dos años antes de lo que correspondía, y en ese escenario no surgió un liderazgo tradicional sino que nos lanzamos a una cosa nueva, todos los militantes votaron. Por primera vez llegaba a la secretaría general de partido alguien que no había sido secretario de su agrupación o federación, casi un militante de base, todo un cambio, y él necesitó tiempo para adaptar el partido a ese tipo de liderazgo. Año y medio después, en las elecciones autonómicas recuperamos el gobierno de siete comunidades, algo se habrá hecho bien. Y la pérdida última de votos en diciembre no vale, el escenario con la entrada de Podemos y Ciudadanos es muy diferente.

En las generales ustedes no levantan cabeza desde 2008, dos derrotas consecutivas, con Rubalcaba y recientemente con Pedro Sánchez. ¿Siguen pagando el cambio brusco de política en mayo de 2010 con Zapatero, cuando hubo que plegarse a Bruselas y se reformó a toda prisa la Constitución?

Sin duda alguna. En aquel momento hubo una parte de españoles que entendieron que les habíamos fallado. Si hubiéramos explicado la situación y convocado elecciones, que decidieran los ciudadanos, habría sido mejor para el PSOE pero, ¿habría sido mejor para España? Nunca lo sabremos, pusimos los intereses del país por encima de los del partido.

Y además periódicamente salen nombres de barones, sobre todo el de Susana Díaz, rumores que tampoco ella desmiente.

No es que no lo desmienta, ella maneja sus tiempos, y lo que nunca aceptaría, lo ha dicho, sería ser líder del partido sin ser secretaria general, y tiene razón.

Pero tanta bicefalia oficiosa no ayuda.

Que haya varias voces y cabezas demuestra que el partido está vivo, e históricamente ha sido siempre así, no es nuevo; en el caso del PSOE se llama líos, pero es viveza, y además hacemos el debate en el escaparate público. Seguirá siendo siempre así.

Su voz es una de las que también se escucha, ¿aspiraciones?

Ninguna, ni estoy en la ejecutiva federal actual, ni estaré en la siguiente. Me dedico a lo que me tengo que dedicar, Extremadura, los extremeños, y al PSOE de aquí. Eso sí, no renuncio ni a opinar, ni a ayudar, si alguien me pide opinión se la daré, y si no la quiere también la daré. Lo que tengo claro es que Extremadura necesita una España y un PSOE fuertes, y a eso ayudo. Mi vida política empezó aquí y terminara aquí, no me planteo nada a ningún plazo.

Además de porque es secretario general como usted dice, ¿por qué Pedro Sánchez debe repetir como candidato?

Yo no lo voté, como es bien sabido y notorio, pero desde el minuto uno decidí apoyarle por lealtad al partido y en estos meses ha sido el único que ha peleado a calzón quitado porque haya un gobierno, y además se han podido convocar elecciones porque se presentó a la investidura; él ha puesto el reloj en marcha para que pasaran los dos meses, solo por eso hay que agradecérselo.

El resultado es imprevisible, hay una volatilidad enorme en el estado de ánimo de la gente, además de que en este escenario pluripartidista gana las elecciones no quien saque más votos, sino quien sea capaz de formar mayorías.

¿Qué ha de pasar para que líderes que no fueron capaces de formar gobierno puedan hacerlo a partir del 26-J?

Todo menos que España siga sin gobierno, pero hay que hablar del proyecto de país, el proyecto de igualdad, el crecimiento económico imprescindible, el modelo territorial… Sentémonos y en vez de rayas de colores acotemos asuntos sobre los que podemos hablar y los que no. Hay muchas cosas que hablar con todos, no decir ‘con este no hablo de nada’. Eso no ha llevado a nada.

Y estamos en una situación delicada. Hay que crecer para poder cumplir los objetivos de estabilidad, y a la vez tenemos que fortalecer lo común para no estar en inferioridad con los nacionalismos. No hay cosa que más ayude al nacionalismo catalán que la debilidad del Estado español, se frotan las manos y quieren que esto dure.

¿Gran coalición con un PP sin Rajoy y que ofrezca otras políticas?

No me pronuncio sobre volver a hacer lo mismo. Primero hay que delimitar qué estamos de acuerdo en ceder y qué no, y a partir de ahí hablamos. Lo otro tiene el truco de que eso ha fracasado ya, los pronunciamientos apriorísticos. Usted Podemos, qué piensa de la unidad de España, ¿está de acuerdo en que para regiones como Extremadura es imprescindible la solidaridad interterritorial? Pero eso es incompatible con que le diga a todo el mundo que se puede ir mañana.

¿De qué hay que hablar tras ese domingo de votaciones?

Del modelo territorial, de ingresos y gastos, porque el 30 de septiembre quien gane tendrá que presentar presupuestos. Sobre todo el modelo de país que quiere cada uno, ¿uno en que cada vecino se sienta de la comunidad cuando le parece, y cuando no se va a la de al lado? Sin una España fuerte nunca habrá una Extremadura fuerte, y yo quiero una Extremadura fuerte; lo contrario es imposible. La marca España fortalece a todo el mundo, y los que no quieren verlo desconocen la realidad, que la ves cuando viajas por ahí.

Reforma constitucional, ¿en qué? ¿Qué le reportaría por ejemplo a Cataluña?

Se puede reconocer la singularidad, su realidad tal como la sienten; se puede avanzar en el desarrollo de los Estatutos, que tienen recorrido, y porque algunas cosas que plantean son muy defendibles. Muchas de las cosas que ha llevado el presidente Puigdemont a Moncloa, o llevó Urkullu, son asumibles, entre otras cosas porque la Constitución está agotada al convertirse el Tribunal Constitucional en una tercera Cámara que gobierna y legisla. Grandes decisiones institucionales están en sus manos, y esa no era la idea original, no estaba llamado a tener ese protagonismo, y eso es porque la Constitución no es clara.

Gran parte de lo que está pasando en Cataluña es porque un pueblo que votó un referéndum luego se encontró con un pronunciamiento constitucional contrario a lo votado. Por eso se pasó del veintitantos al cuarenta y tantos de independentistas, la gente vio que se le cerraba la puerta y dijo ‘entonces me voy’.

Sin embargo en País Vasco y Cataluña han surgido dos movimientos políticos muy fuertes, En Comú Podem y Podemos, con más acento social que nacionalista ¿Eso no es bueno?

Pero al acento social unen el decirle a los nacionalistas que si no están de acuerdo se pueden ir. Ahí lo social queda un poco disminuido. Si le vas diciendo a todo el mundo lo que quiere oír… Y el derecho a decidir no tiene límites, puedes hoy decidir una cosa y dentro de cinco años quieres decidir otra vez, y ahí no se puede construir un futuro.

En 2011, con el candidato Rubalcaba, empezó a plantearse en su partido con cierta fuerza y como oferta a la ciudadanía la reforma del Concordato Estado-Iglesia. ¿Está de acuerdo en revisarlo?

El acuerdo es perfectamente revisable, y voces episcopales destacadas han dicho que no pasaría nada. Así se aclararían algunas cuestiones, por ejemplo el día que se pongan sobre la mesa prestaciones sociales que la Iglesia sostiene ¿Cuántas residencias de mayores gestiona y sostiene?  Pues igual la Iglesia pide que el Estado se haga cargo, que es su competencia. Por esa vía seguro que hay posibilidad de acercamiento, otra cosa es cuando hablemos de las clases de religión, que cada uno tiene su idea; yo lo tengo claro, la religión no puede contar como nota en el currículum porque desvirtúa la aconfesionalidad del Estado.

España es aconfesional, bien es cierto que la mayor parte de los españoles siguen declarándose cristianos, pero eso no tiene que influir en las estructuras organizativas, ni en las leyes. Siendo cristiano me considero defensor de la laicidad, de la independencia entre lo público y cualquier confesión religiosa. El Concordato es de 1979 puede revisarse sin traumas, pero también hablaríamos de muchos servicios que la Iglesia presta al conjunto de la sociedad. ¿Cáritas ha tenido un papel determinante estos años de crisis? Creo que los ciudadanos tienen un altísimo concepto del papel de Cáritas en parroquias y barrios, y eso también es Iglesia. A veces hacemos una reducción del discurso que lleva a inexactitudes.

¿La prensa es parte del problema de España?

Si no hay libertad de información, la democracia es cuando menos imperfecta. No es una buena democracia si el peso institucional es tan fuerte como el que hay en España. El debate que se produce cada cambio de gobierno, de quién va a gestionar los medios públicos es porque algo hay detrás; por eso cuando aquí sacamos a concurso la dirección de la radiotelevisión pública nadie se lo creía, decían que era un paripé. Nadie quiere renunciar al juguetito de controlar los medios de comunicación.

¿Y no es un síntoma de mal funcionamiento general del sistema de medios el episodio reciente, de un gran directivo de prensa vetando a otros periodistas porque han sacado tal información?

Es una pérdida de referencia sobre la realidad de nuestro país en estos momentos brutal. Como oyente de la SER desde hace muchísimos años me ha dolido mucho el que a una persona, porque en un momento dado publique en su medio una información, se le depure. No entra en mi cabeza en la España de 2016.

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