Tumbas para los 75 trabajadores extremeños muertos en accidentes laborales en tan solo cuatro años
La Plaza de España de Mérida se ha convertido este martes en un mausoleo de tumbas. Ha sido en recuerdo de las víctimas de la siniestralidad laboral en Extremadural: 75 trabajadores muertos en la región en accidentes laborales en tan solo cuatro años.
El sindicato CCOO pone de manifiesto que las estadísticas oficiales no recogen estas cifras porque las personas que no están dadas de alta en la Seguridad Social no contabilizan. Pero han muerto en el trabajo, y además reciben peores condiciones.
Personas que estaban jubiladas, y han muerto como consecuencia del trabajo. También extremeños de entre 35 y 45 años, en sectores agrarios, de la construcción y de los servicios. Fundamentalmente hombres, y en algunas circunstancias autónomos.
Estos datos los ha dado a conocer el secretario regional de CCOO, Julián Carretero, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Seguridad y la Salud. El líder sindical advierte que las estadísticas son claras, y demuestran que los recortes han traído consigo a la región más accidentes laborales.
A pesar de que hay menos personas ocupadas, no solo no han descendido los accidentes, sino que han aumentado. El motivo, según este sindicato, es consecuencia directa de los recortes en materia de prevención.
Algunos datos
De hecho en 2014 se produjeron en Extremadura 9.564 accidentes laborales con baja, lo que supone un 11,5 por ciento más que en 2013. También 15 fallecimientos, uno más que el año anterior.
El perfil del trabajador expuesto a los recortes y a la precariedad se materializa en el joven de 18 años que falleció en 2010 por una enfermedad profesional, por el uso de pesticidas. Una muerte que, por ejemplo, no se incluyó como siniestralidad laboral.
En este caso Carretero recuerda que es el prototipo: un chico que había empezado a trabajar siendo menor de edad, manipulando pesticidas, que había tenido 19 contratos en un año, y que ahora, lo único que le queda a la familia son 80.000 euros de indemnización.
“Estamos hablando de un perfil que hay que evitar. Una vida no tiene precio. Es necesario activar políticas de prevención, la salud en el trabajo no puede ser un elemento más de rebaja de coste”, ha dicho.
