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El gobierno de las luces

José Juan González Gómez

Nos encontramos en pleno proceso negociador para la previsible investidura de Pedro Sánchez, candidato del PSOE, como futuro Presidente del Gobierno de todos los españoles. Tras la decisión del Rey de encargar formar gobierno al líder del segundo partido más votado, toda vez diagnosticada la parálisis total de Mariano Rajoy, se han puesto las cartas sobre la mesa para iniciar la efectiva negociación por parte del PSOE: un programa de reformas y progreso para la mayoría de los españoles.

Se espera un Gobierno que recupere la esperanza a millones de españoles, que la dejaron en el camino inhóspito de la mayoría absoluta del PP; un Gobierno que reconquiste los derechos que ese partido ha recortado durante estos años de profunda crisis económica, social y política. Siempre bajo las premisas de un programa que busque generar empleo, luchando contra la pobreza y cuyo fin último sea garantizar la igualdad de oportunidades en todo nuestro país.

El principal problema de todos los españoles continúa siendo el paro, con 4.150.247 parados en el pasado mes de Enero, con una tasa de desempleo del 20,9%; la precariedad de los nuevos contratos queda patente, algo menos del 9% fueron indefinidos; y desgraciadamente está el inasumible paro juvenil, de los más elevados de Europa. Es evidente que la “medicina” del Partido Popular, que ha apostado por el empleo precario y los contratos basura, no puede ser la solución al problema. Se requieren puestos estables y de calidad, entre otras cosas por ser la única forma de que se creen nuevos proyectos de vida entre los jóvenes, se aumente la natalidad en nuestra envejecida población, y se mantenga y amplíe el gasto para que la demanda interna del país aumente nuestro producto interior. Todo ello debe conjugarse con una recuperación económica medioambientalmente sostenible, que permita luchar contra el cambio climático que tanto afecta y afectará a nuestro país, buscando una estabilidad presupuestaria y un sistema fiscal progresivo.

Para todo ello se hace preciso recuperar el consenso social con sindicatos y patronal, que permita establecer una nueva reforma laboral del mercado de trabajo y un nuevo marco estatutario para los trabajadores. Las políticas activas de empleo, modificando el marco formativo actual, profundamente inútil y mal aprovechado, deben traducirse en un plan de choque urgente por el empleo y por la reinserción laboral de los parados.

Un programa de progreso y reformista no estaría completo, ni tan siquiera entroncado, si no va acompañado de un nuevo marco educativo, científico y cultural. La sociedad española no perdonaría que de nuevo en esta ocasión no se alcanzase un pacto global en educación, que estuviese acompañado por las necesarias medidas de fomento de la investigación, la ciencia y el desarrollo.

La cultura, que integra a todo lo anterior, no debe ser algo aislado sino el eje que transversalice toda acción política y de gobierno. Este debe ser el “Gobierno de las luces” y no el de las sombras; el de la cultura, la educación y el socialismo en su máxima plenitud, entendido como la búsqueda de la igualdad política, social y económica de todas las personas.

Uno de los lastres que las políticas conservadoras del Partido Popular han dejado en nuestro país ha sido el aumento de las desigualdades sociales: más ricos y más pobres, aumentando la brecha existente. Este hecho es uno de los principales problemas para el despegue de la economía del país, que aunque está fase de crecimiento, se debe valorar aún como débil, frágil y no exento de un peligroso retorno.

La protección social para los más débiles debe ampliarse hasta donde sea necesaria. El “Estado del Bienestar”, que incluía hasta hace poco la que era la mejor sanidad de nuestro entorno y un sistema de pensiones sostenible, ha quedado herido de muerte, y si no se toman medidas urgentes para su regeneración corre el riesgo de terminar siendo un sueño perdido. Para reconstruir y modernizar nuestro Estado, es necesario establecer un plan de emergencia social, que impida desahucios, garantice el derecho a la vivienda y a vivir dignamente con el acceso a los servicios básicos.

Uno de los cánceres de nuestro país es la violencia de género, o violencia machista. Las medidas tomadas hasta el momento han resultado insuficientes, a todas luces, y por ello se requerirá un esfuerzo a nuestra clase política para adoptar medidas más drásticas ante el problema. Ni una mujer más debe perder la vida en un país civilizado que se precie de serlo, hay que alcanzar un pacto social, político e institucional contra la violencia de género; y comenzar a atajar el problema desde la educación.

Otro eje que debe tocarse es el del saneamiento de nuestras instituciones democráticas. Hay que concluir con las necesarias reformas del sistema, para terminar con la galopante corrupción política, reforzar los derechos y libertades y mejorar la calidad de las instituciones. Para ello habrá que reformar la ley de partidos políticos, el sistema electoral y en definitiva modificar el concepto de Gobierno y de Administración para el siglo XXI. La Justicia debe despolitizarse, debe lograrse que sea realmente independiente del poder político, por su credibilidad y efectividad en todas sus dimensiones; Montesquieu debe revivir. También a nivel autonómico y local quedan pendientes importantes reformas, que deberán acometerse en la siguiente legislatura: la negociación del sistema de financiación autonómica y la reforma de los ayuntamientos y otras instituciones locales como las diputaciones y mancomunidades.

España ha perdido, lamentablemente en estos cuatro años, su papel activo en el seno de la Unión Europea y de la Eurozona. Ha retrocedido en política exterior, cooperación al desarrollo y política de defensa. Además, uno de los mayores retos actuales es la lucha contra el terrorismo internacional, que deberá ser objetivo de máxima unión entre las formaciones políticas del país para garantizar la seguridad de todos los ciudadanos.

Pedro Sánchez presentará su candidatura con este programa reformista y de progreso, y parece que tanto Ciudadanos como Podemos, además de otros partidos, lo están valorando positivamente. A inicios de marzo tendrá lugar, previsiblemente, la sesión de investidura, si las negociaciones fructifican; pero hemos de recordarle que, como el vidente anunció a Julio César “ten cuidado con los idus de marzo”, muchos desean tu caída antes de tiempo. Yo auguro que será un buen mes para que eche a andar de su mano, y con ilusión, un nuevo gobierno, el “Gobierno de las luces”, y España respire por fin del intenso aire viciado que venimos soportando desde hace años.

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