Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Los grandes incendios han quemado 4.145 hectáreas en “uno de los mejores veranos” que ha habido

Incendio en Cáceres a finales de julio

José L. Aroca

El verano se ha cerrado con 4.145 hectáreas quemadas en los 14 principales incendios forestales transcurridos en Extremadura entre junio y septiembre, y a falta de balance final porque hasta el 15 de octubre sigue siendo época de peligro, el Gobierno regional cree que va a ser “uno de los mejores veranos” de los últimos años en este aspecto.

La Consejería de Medio Ambiente y Rural no ofrece datos de momento, va a esperar a mediados de octubre y después la consejera Begoña García comparecerá en la Asamblea de Extremadura para explicar la campaña del Infoex; pero sí cree ese departamento que la comparativa final con veranos anteriores va a ser positiva.

Así lo va siendo en España según el sistema europeo de datos sobre incendios forestales:

Pero todo lo contrario sucede en Europa según ese mismo recuento:

En este trimestre de verano se han registrado 14 fuegos principales, nueve de ellos en la provincia de Cáceres y cinco en Badajoz, que en el primer caso se han llevado por delante la vegetación de 3.788 hectáreas y en el segundo la décima parte, 357.

El de mayor superficie fue el de las cercanías de Cáceres capital, junto a la carretera a Badajoz, que discurrió del 23 al 26 de julio y quemó 1.671 hectáreas, pero el de mayor trascendencia, incluso nacional por lo conocido y valioso de la zona, fue el de la Reserva Natural Garganta de los Infiernos-Reserva de Caza La Sierra en el Valle del Jerte, que afectó a 1.094 hectáreas según la Consejería de Medio Ambiente.

Otros incendios de importancia este verano en Cáceres fueron el del 4 al 8 de septiembre en Aldeanueva de la Vera, 479 hectáreas; las 186 que ardieron en Navalmoral de la Mata el 18 de agosto (el mismo día que se declaró por la noche el del Jerte) o las 165 de Casillas de Coria en el más temprano de ellos, del 24 al 29 de junio.

En Badajoz la magnitud es inferior en todos debido a la menor presencia de superficie forestal, lo que facilita la extinción de los focos de llamas; el más importante fue el de Valdebótoa (Badajoz) del 19 al 20 de junio con 129 hectáreas, y las 78 de la Sierra de San Jorge junto a Fuente del Maestre el 31 de agosto y 1 de septiembre.

Este mapa indica todos los incendios registrados este verano en la región, los de color naranja y rojo son los más recientes, de los últimos días

Media España se estremeció con las llamas extendiéndose por la parte alta de la Garganta de los Infiernos a mediados de agosto. Ese jueves 18, a las nueve y veinticinco de la noche, el vigilante del Infoex que estaba en la caseta Cerro de las Cabezas alerta de que ve un resplandor sospechoso en el Jerte.

Un agente del medio natural y el retén de Navaconcejo se dirigen al lugar y confirman. Dos focos en el paraje de La Solisa, término municipal de Jerte, un lugar inaccesible por vehículo y a una hora de camino andando, por lo que no se puede intervenir a esas horas de la noche, pese a que informan de que hay ya unas 30 hectáreas afectadas.

Garganta de los Infiernos

Es al día siguiente, a las ocho, cuando se movilizan medios terrestres y aéreos y en la jornada posterior día 20 de agosto se declara el nivel máximo de peligrosidad, el 2, que permite la intervención de medios del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, y de otras comunidades.

Habiendo surgido el día 18 de agosto, es declarado extinguido 24 días después, el 10 de septiembre.

El balance es de 1.094 hectáreas afectadas (pero no quemadas en su totalidad según la Junta) en los términos de Tornavacas (687 hectáreas), Jerte (385), Guijo de Santa Bárbara (22) y Aldeanueva de la Vera (inapreciable sobre el total).

Según la información oficial que ha dado la Junta todo estaba en zona de uso restringido, fuera de las habituales rutas senderistas y turísticas, y en su mayor parte la vegetación sacrificada son piornos y brezos, aunque se contabilizan también 29 hectáreas de dos variedades de robles.

Las llamas, de hasta cuatro metros de altura, habrían afectado escasamente a algunos ejemplares valiosos de tejos y abedules, muy protegidos en el interior del sinfín de gargantas que alimentan la de los Infiernos, y a ninguna zona de turbera según Medio Ambiente ya que “acumulan gran cantidad de agua y no se queman en los incendios”.

No afectó el incendio a los hábitats de alta montaña, los que están por encima de los 1.800 metros excepto a los piornales, y las áreas de más valor para la fauna tampoco se han visto perjudicadas significativamente.

Entre otros se han salvado tres ejemplares adultos de tejo con una antigüedad de entre 350 y 400 años.

El 26 de agosto, alarmado por las noticias que se producían, el director de la oficina de medio ambiente de la Universidad de Extremadura, José María Corrales, pidió visitar la zona y ha concluido que los daños son menores de los que se esperaba, y se producirá “una posible recuperación en corto espacio de tiempo”.

Informe forestal

El servicio de ordenación y gestión forestal de la Consejería de Medio Ambiente advierte en su informe sobre el siniestro que las actuaciones posteriores a un incendio acarrean costes cuya efectividad debe ser valorada según los beneficios forestales y ecológicos que se persigan.

 “Dado que la regeneración tras incendio de las zonas pobladas únicamente con estrato arbustivo y herbáceo es relativamente rápida, y además estas coinciden con las zonas de menor pendiente y menor riesgo de erosión así como que estas superficie se corresponde con las cotas más altas del área donde es frecuente la ausencia de perfiles edáficos y la abundancia de afloramientos rocosos; entendemos que el daño a medio plazo será leve, dado que es previsible la recuperación del riesgo de erosión anterior al incendio en el plazo de entre uno y dos años”.

 En las zonas donde existía estrato arbóreo cuya recuperación es más lenta, estaba conformado fundamentalmente por dos variedades de robles, robur y pyrenaica, especies adaptadas al fuego mediante el rebrote de cepa o del propio pie si la intensidad del fuego no ha sido excesiva.

Estas zonas, precisa el informe, “coinciden con las pendientes medias y máximas más elevadas de todo el área, por lo que los daños serán recuperables a medio plazo y una  intervención en las mismas probablemente puede acarrear más daños que beneficios de cara a evitar el arrastre de sedimentos a los cursos fluviales, y no implicarían  previsiblemente un significativo aumento de la regeneración al menos en los primeros años, siendo recomendable más adelante tratamientos como podas de saneamiento, apostados y podas de formación”.

 La queja de AEEFOR

Frente a esos informes oficiales el presidente de una de las dos asociaciones regionales de empresas forestales, AEEFOR, Francisco Castañares, y ex director general de Medio Ambiente, sostiene que el incendio no está extinguido y que están ardiendo bajo tierra algunas turberas, por lo que pide una acción urgente de la Junta inundándolas con agua.

Castañares discrepa de las conclusiones sobre daños ambientales y períodos de recuperación de la zona, que cree más importantes y largos de lo que se indica desde la Junta.

Etiquetas
stats