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Extremadura, ante el horizonte de una histórica ruptura del bipartidismo

Un total de 5.510.713 catalanes, casi 97.000 más que en 2012, llamados a las urnas

Pablo Caro (Efe)

Extremadura afronta el 20D con la incertidumbre de si el PSOE mantendrá la tendencia ganadora de los comicios autonómicos de mayo, si el PP se repondrá de las derrotas en las europeas y autonómicas y, si como apuntan algunas encuestas, se romperá el histórico bipartidismo en la representación extremeña en el Congreso de los Diputados.

Partido Popular y PSOE se han repartido históricamente los diez diputados que corresponden a Extremadura en comicios generales, de los que en 2011 seis fueron para los populares (4 en Badajoz y dos en Cáceres) y cuatro para el PSOE (dos en cada provincia).

El PP extremeño afrontó entonces su primera cita electoral en el gobierno de la comunidad, que pocos meses antes había arrebatado al PSOE tras 28 años, consiguiendo entonces doblar en número a los diputados socialistas en la provincia pacense.

Ese resultado, calificado de “espectacular” será difícilmente repetible en las elecciones del próximo 20 de diciembre, según han confesado algunos dirigentes del PP extremeño, que, no obstante, esperan el respaldo mayoritario de los ciudadanos de la comunidad “porque el PP y Rajoy han hecho lo que España necesitaba”.

Por su parte, los socialistas afrontan el 20D de nuevo en el gobierno de Extremadura, con un Guillermo Fernández Vara al frente, pero en minoría, que ha visto como la Asamblea de Extremadura “le ha tumbado” el proyecto de presupuestos regionales para 2016 merced a los votos de PP, Podemos y Ciudadanos.

Precisamente estas dos fuerzas emergentes son las que podrían romper ese bipartidismo histórico, que, según las diferentes encuestas, entre ellas la del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), sería con un diputado de la formación liderada por Albert Rivera en la provincia de Badajoz.

Este hecho supondría un importante cambio respecto a lo ocurrido en las elecciones autonómicas, en las que Ciudadanos, pese a las expectativas, solo logró un diputado regional, mientras que Podemos cuenta con seis escaños en la Cámara extremeña.

El PP extremeño, liderado por José Antonio Monago, centra su discurso en que la continuidad de un gobierno del PP es el único que garantiza estabilidad y continuidad en la senda del crecimiento, al contrario de lo que ha ocurrido en Extremadura, donde acusan al PSOE de “demoler” en unos meses la herencia y los buenos datos económicos y de creación de empleo conseguidos en los últimos cuatro años.

Por su parte, los socialistas argumentan que una victoria iniciaría el camino para devolver a los ciudadanos “derechos perdidos”, algo que, defienden, ya está ocurriendo en Extremadura, con la recuperación de servicios educativos y sanitarios, como la reapertura de Puntos de Atención Sanitaria Continuada cerrados por Monago.

Lo que sí tienen claro los extremeños es que, sea el partido que sea el que gobierne, deberá tener una especial consideración con Extremadura, que necesita de su apoyo para superar aspectos como la alta tasa de desempleo, cercana al 30 por ciento, o el déficit en materia de infraestructuras y transporte.

Un sistema de financiación autonómica que tenga en cuenta las peculiaridades de Extremadura o el pago de la deuda histórica, no cuantificada, según el PSOE, y de la que ya se han recibido entregas a cuenta, según el PP, son algunas de las cuestiones que se espera queden solucionadas por el próximo gobierno que salga de las urnas.

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