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Feministas abren el debate en la región sobre las repercusiones del ‘vientre de alquiler’ en madres y niños

El matrimonio que lucha porque sus hijos nacidos de vientre de alquiler sean reconocidos en España.

Jesús Conde

Entienden que el lenguaje es un arma poderosa, y el uso de las palabras no es fruto de la casualidad. Apuestan por emplear el concepto de 'vientre de alquiler' frente al de gestación subrogada.

El colectivo extremeño Malvaluna evita la palabra gestación subrogada porque cree “esconde un comercio en menores y las mujeres, un tráfico que pone límites a los derechos humanos de las personas”.

Detractores y defensores mantienen un acalorado debate. Malvaluna piensa que es una opción que somete a la mujer, y así lo expresó esta semana en una mesa redonda en Mérida donde las feministas profundizaron sobre sus repercusiones en las mujeres y los menores.

Se trata de una práctica prohibida en España , aunque se permite la inscripción de los bebés gestados en otros países donde sí es legal. Es un método al que suelen recurrir parejas homosexuales, o personas que no pueden tener hijos de manera natural.

“Es un tráfico de personas”

Marisa Tena, abogada y miembro de la asociación feminiesta

Piensan que no puede entenderse como un acto altruista porque hay un contrato de compra-venta que llega aparejados gastos de entre 150.000 ó 200.000 euros. Hay precios fijados de antemano, que varían en función de la nacionalidad de la madre gestante, de modo que hay unos países más caros que otros. Y entra en juego el aspecto racial.

Para Malvaluna si fuera un acto voluntario y altruista, como dicen sus defensores, lo lógico es que se conformara un registro público de madres voluntarias. Así la administración sanitaria y los servicios sociales serían el garante de los derechos de las madres y de los hijos, y serían --explica-- los encargados de aportar a las familias la criatura tras el parto, sin  el componente de compra-venta.

“Es un modo más de explotación”

El feminismo sostiene que existen diferentes formas de explotar el cuerpo de la mujer, “siempre al servicio del hombre”, y la primera de ellas la prostitución y la trata con fines de explotación sexual.

En este contexto los colectivos que trabajan con mujeres prostitutas en Extremadura inciden en que solo entre el 5 y el 8 por ciento de las mujeres prostitutas lo hacen con total libertad de elección, movidas por su propio deseo, cuando y donde quieren. Esto indica que un gran porcentaje se ven obligadas, en primer lugar por una necesidad económica, según trasladó a este diario la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituta (APRAMP). 

En esta línea Malvaluna piensa que el vientre de alquiler es otro modo de explotación. Denuncia además que supone un acto machista, en cuanto que siempre es el cuerpo de la mujer el que se pone en venta o alquiler. 

Incide en que normalmente es una práctica permitida en países donde las mujeres están sometidas a situaciones socioeconómicas bastante negativas. “Mujeres que recurren a esta vía por una situación de desigualdad, por ejemplo en India o en países del este. Son personas con situaciones personales y familiares muy complejas”.

Desmiente que la gestación subrogada sea gratuita, porque “incluso la propuesta de ley por la que apuestan sus defensores en España habla de una compensación económica” para la gestante, lo que a su parecer lo convierte en un negocio. 

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