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Opinión - El pueblo es quien más ordena todavía. Por Rosa María Artal

Mérida y sus olores

Mérida malos olores

Socialistas Independientes de Extremadura, Mérida

Muchos son los estudios que dicen que podemos olvidar rostros, imágenes y situaciones, pero lo que no olvidamos son los olores y los recuerdos que nos retrotraen al pasado, a esto los científicos lo llaman “Impronta Privilegiada”

Y es que un olor no se olvida, los agradables y los desagradables. Siempre que volvemos a olerlos, automáticamente recordamos cuándo, dónde y cómo lo hicimos por primera vez.

En Mérida tenemos un olor muy peculiar, y que muchos de nosotros no olvidaremos por más que pase el tiempo. Aquellos olores de la fábrica de grasas que con especial énfasis se producían en verano, cuando se abrían las ventanas al oscurecer el día para intentar pasar los rigores del calor que sufrimos en nuestra ciudad.

Un olor, penetrante, nauseabundo, que como mínimo te impedía tomar un bocado de una comida y que en muchos casos las molestias eran mucho mayores.

Creíamos los emeritenses que habíamos puesto fin a esos olores, con el cierre de actividad de la fábrica y durante unos años hemos podido disfrutar de una ciudad limpia de atmosfera corrompida.

Vivimos en un lugar privilegiado, rodeados de campo y que, por el tamaño de nuestra ciudad, nos permite que no exista excesiva contaminación.

Curiosamente la OMS cita a la ciudad de Cáceres y de Badajoz entre las diez ciudades de España con el aire más limpio. Y no lo hace con Mérida

Bueno, pues se acabó.

Desde hace pocas fechas los ciudadanos volvemos a sufrir los olores más desagradables, incómodos y nauseabundos, volvemos a tener eso que llaman una “impronta privilegiada” un olor que no vamos a olvidar y que cada día que pasa se hace más habitual en Mérida y se nos queda más grabado en nuestra mente.

Parece ser que el olor procede de la almazara que se sitúa en Expaciomérida y que según sople el viento, sus humos llegan a la ciudad inundando cada calle y rincones.

En abril del 2016 se aseguraba que los olores se habían solucionado, es obvio que no es así, y cada vez son más frecuentes, cada vez más intensos y cada vez más desagradables. Aun más, creemos que con la construcción de una balsa de evaporación de alpechín que se está construyendo cerca de la fábrica, se van a intensificar.

No queremos que esto, al igual que con la fábrica de grasas, se alargue durante años y volvamos a sufrir otra vez esos aromas tan desagradables impropios de una ciudad Patrimonio de la Humanidad. Por ello, instamos al Ayuntamiento y a la Junta tomar medidas para solucionar lo antes posible y de forma definitiva este problema tan molesto para la ciudad, sus vecinos y visitantes.

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