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Portugal obliga a España a mejorar el estudio del ATI de Almaraz, ya que hasta el CSN encontró “lagunas”

La Central de Almaraz

José L. Aroca

La queja de Portugal por no haberles tenido en cuenta en la tramitación y primera autorización previa del almacén de residuos nucleares (ATI) de Almaraz, ha obligado a España a incluir a representantes de ese país en todos los pasos del proceso, incluido el proyecto de desmantelamiento en su día del almacén, y todo ello tras intervenir como mediadora la Comisión Europea.

Hace una decena de días un grupo de expertos nombrado por la Agencia Ambiental de Portugal, presentó en Lisboa unas conclusiones que algunas informaciones periodísticas ‘vendieron’ como un aval para el almacén, bajo los titulares de que la instalación era “segura” y “adecuada”, palabras que en efecto figuran en el informe pero referidas solo a algunos aspectos teóricos como es el tipo de solución escogida por los propietarios de la central (CNA), y junto a las cuales aparecen también dudas y advertencias sobre los riesgos de peligro en otros, y la necesidad de evaluarlos más a fondo.

Las quejas lusas han sido tenidas en cuenta porque les avala la normativa europea en cuanto a riesgos que afectan a otro país, y a su derecho de estar informado y participar en el proceso de evaluación ambiental.

La tramitación seguida por la central, y por el Gobierno español del Partido Popular, ha violado una directiva europea al no consultar al vecino país como potencial afectado, la queja se tramitó con base en dos tratados de la Unión Europea, y fue aceptada para resolverla con un acuerdo de seguimiento y coparticipación de las tres partes; la base de la que se parte es que es un almacén provisional, hasta que España sea capaz de crear un almacén temporal centralizado (ATC) donde vayan todos los residuos de los almacenes individuales (ATI) nucleares.

Que no se haga

En la fase de información pública dentro de Portugal el ATI recibió nueve alegaciones, todas contrarias a su construcción, que subrayaban entre otros aspectos la posibilidad de rotura del embalse de Valdecañas, la evaluación sobre la estabilidad geotécnica de la instalación, y la capacidad de respuesta ante emergencias.

Los expertos lusos en sus conclusiones –basadas en la documentación que le ha hecho llegar el Gobierno español, que se ha visto obligado a ello- dicen que la elección del lugar para el almacén, y el proyecto, están justificados, y los estudios hechos son rigurosos y profundos aunque en algunos aspectos deben ser más profundos.

Por ejemplo los ensayos de permeabilidad del terreno, además de pocos, no fueron de forma continua y en consecuencia algunas zonas más arenosas y permeables pueden no haber sido analizadas adecuadamente.

No se considera probable la contaminación del Tajo, y la opción de un ATI es una solución “adecuada y segura” para este tipo de residuos, agregan las conclusiones.

Lagunas detectadas por el CSN

Sin embargo la documentación oficial permite deducir que no fue analizada o concretada la ausencia de impactos en Portugal, incluso el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) español identificó “lagunas” en materias que pueden ser importantes para la aparición de impactos potenciales, también en el vecino país.

Las recomendaciones del grupo de expertos son un acompañamiento de las autoridades portuguesas en la fase de autorización pero también de funcionamiento del almacén, así como en la evaluación y visto bueno a su desmantelamiento; que se hagan nuevos ensayos del terreno; identificación más detallada de los acuíferos subterráneos e instalación de controles sobre sus niveles de caudal y calidad del agua.

También demostrar que las medidas proyectadas por la CNA son suficientes para evitar la llegada de material contaminado a la cuenta del Tajo; análisis de cómo afectaría al ATI una rotura del pantano de Valdecañas, y propuesta de soluciones adecuadas, y cálculo de impactos radiológicos en caso de accidente severo, identificando a qué areas geográficas afectaría, y con qué importancia.

Además, acompañamiento luso en la aplicación de medidas específicas para hechos extremos considerados en estos procedimientos tras el accidente nuclear de Fukushima; revisión del plan de vigilancia radiológica de Almaraz; demostración del análisis de seguridad física del ATI en relación a los sistemas que aplica la central, y revisión de los planes de emergencia interno y externo de la CNA.

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