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Sobre jóvenes más allá del discurso electoral

Enrique Hernández, presidente del Consejo de la Juventud de Extremadura

Dice el CIS, según ha compartido Jorge Galindo (Politikon) en redes sociales estos días, que la brecha generacional sobre lo que votan jóvenes y mayores en España va en aumento.

En concreto, según datos para Madrid, la diferencia de votantes que apoyan a los partidos tradicionales y a los partidos nuevos sería de más del doble entre menores de 35 años y mayores de 65. Está por ver qué ha pasado en detalle con el voto joven en Extremadura, aunque podemos intuir tendencias parecidas a raíz de las encuestas previas.

Lo más probable es que el voto joven haya sido de los más heterogéneos de todos los arcos generacionales: los más dispuestos a cambiar el voto, en muchos casos hacia alternativas que se quedan fuera del parlamento. Si la tendencia se mantiene, Extremadura tendrá una actividad legislativa más parecida al centro y norte de Europa: la disponibilidad de muchas opciones entre lo local y lo autonómico puede hacer que más gente se sienta identificada con alguna de ellas, y posiblemente aumente el interés por los asuntos públicos y obligaría a dialogar entre opciones diversas. La división del poder es positiva para limitar abusos. Esto es evidentemente algo bueno para el interés general, aunque está por ver si sucede así. Reconocido esto, ¿hacia dónde vamos? Y sobre todo… ¿qué significa el nuevo escenario para la gente joven de Extremadura?.

Al Consejo de la Juventud de Extremadura se nos exige una posición de absoluta prudencia. Primero porque cualquier joven tiene las puertas del Consejo abiertas con independencia del partido al que vote. En segundo lugar porque los discursos electorales han hablado mucho de jóvenes, pero no lo suficiente con ellos.

No basta hablar justo antes de ser votado… ¿habrá diálogo estructurado en estos años? En tercer lugar, porque el sistema electoral ha dejado fuera a (como mínimo) cientos de jóvenes de Extremadura que no han “rogado” lo suficiente el voto desde el exterior (una tomadura de pelo aprobada en 2011 por PP, PSOE y CiU).

En cuarto lugar, esta misma normativa electoral ha impedido al Consejo de la Juventud poder promover la participación de la gente joven en las elecciones… ni decir que votar es importante, y si nos descuidamos ni que hay elecciones o para qué sirven (eso nos aconsejó la Junta Electoral). Es de chiste: nuestra Ley nos manda promover la “participación libre y eficaz” en “la vida social, económica, política y cultural” de Extremadura, pero de decirle a los y las jóvenes que hay elecciones… ni hablar, no sea que se enteren.

El resultado de esta prudencia es que, por una parte, hay que abrir un debate sincero y serio sobre la reforma del sistema electoral en España y Extremadura. Miles de jóvenes no han votado, y habrá que saber por qué. Casi 50.000 votos se quedan sin representación en cuatro años, y eso es mucha gente. Además, ¿serían iguales los resultados si votara la ciudadanía de 16 y 17 años? Esto es algo que pedimos las plataformas de millones de jóvenes en toda Europa, aunque ahora no nos detengamos en ello.

Aparte de la prudencia, se nos exigirá valentía. Hay que seguir demostrando la neutralidad partidista (que no política) del Consejo de la Juventud. Y por tanto, habrá que ser implacables, como hemos intentado ser hasta ahora, con el cumplimiento de la responsabilidad pública hacia jóvenes. Es verdad que la mayoría absoluta de la cámara que ha salido apoya los 12 Compromisos para la Juventud que les plantamos delante a todos los grupos. Si cumplen, podríamos cambiar la vida de miles de jóvenes de esta región: habría una Ley nueva que enfoque las políticas de empleo basadas en derechos, y que impida en pocos años el paro de larga duración. Habría una planificación real de las políticas de juventud y no meros catálogos de actividades. Cambiarían muchos enfoques… si cumplen lo que han firmado. Les vamos a perseguir en su cumplimiento día a día, mes a mes de los próximos cuatro años. La sociedad civil organizada, joven y adulta, es hoy en Extremadura más fuerte que hace cuatro o diez años. Y eso lo van a notar todos los grupos… lo mismo no les gusta o no tienen costumbre, pero que se vayan preparando.

En conclusión, me imagino a cualquier joven que no esté en uno de los partidos en liza mirar el resultado de anoche levantando una ceja, con curiosidad, valorando con desconfianza las opciones que se abren para tomar más y mejor protagonismo: que nos dejen hablar, que nos den respuestas, que nos permitan tomar parte (participar) de manera eficaz en la gestión pública de lo que nos interesa.

Y sobre todo, lo más importante: que se tomen en serio los nuevos grupos parlamentarios la Educación para la Participación. Porque nadie nace sabiendo, y participar es mucho más que ir a votar. Es mucho más que ser consultados de vez en cuando. No se puede dejar este aprendizaje al azar, no es un botón del cerebro que se activa con la mayoría de edad. Participar es lo que nos queda ahora, y sólo se aprende viviéndolo. Porque la juventud es necesaria, porque el presente y el futuro serán de la juventud… o no serán.

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