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“El sistema debe proteger a las mujeres de los barrios periféricos, las verdaderas víctimas de la pobreza”

La pobreza empuja cada vez a más personas a buscar restos útiles entre la basura.

Jesús Conde

Hay estudios que constatan que las mujeres de los barrios periféricos toman más ansiolíticos que la media. También es frecuente que entre ellas florezcan enfermedades psico-físicas como la fibromialgia. Al mismo tiempo que soportan perores salarios y empleos, e incluso sufren en el silencio de sus casas las violencias machistas.

Es la radiografía que hace Manuel Bayona Sáez, activista del colectivo Coordinación contra la precariedad, el empobrecimiento y la exclusión (Baladre). Este jueves interviene en Badajoz, en el IES Zurbarán, en una charla bajo el título ‘La pobreza tiene rostro de mujer’.

El colectivo lleva más de tres décadas abordando la vida de los barrios marginales del país y mirando hacia ellas, las mujeres. En busca de soluciones frente al paro y la desigualdad.

El sustento de la familia

Comenta el representante de Baladre que las mujeres tiran de la casa aún estando enfermas, deprimidas, angustiadas o maltratadas. “Son las campeonas, reproductoras de la vida, las encargadas de aportar los cuidados y los afectos en casa”.

Las que se encargan de alimentar a la familia y reproducen la vida del hogar. A diario desarrollan la higiene y los cuidados, “y sin embargo viven sometidas”.

Se refiere a casos en los que la madre y abuela, tras haber tirado del ‘carro’ de la casa 4 ó 5 décadas, no han cotizado y se quedan sin derecho a una prestación digna. “Permanecen en una situación de verdadera dependencia, y aún así siguen siendo ellas las que buscan la disponibilidad de alimentos, todos los recursos para que el hogar siga funcionando”.

Son situaciones que se repiten, dentro y fuera de Extremadura. Ante ellas el colectivo Baladre propone este jueves en Badajoz un cambio de paradigma que reconozca los derechos de las mujeres y de la sociedad en su conjunto. Cree que el sistema debe protegerlas, porque las mujeres son “las grandes víctimas dentro del contexto de exclusión social. Porque la pobreza tiene nombre de mujer”.

Una renta básica de las iguales

Defiende en primer lugar que las administraciones reconozcan el derecho de las mujeres a una alimentación digna, sin tener que acudir a los bancos de alimentos. Considera primordial el derecho de toda persona a tener acceso a una vivienda, tal como reconoce la Constitución.

A ello suma una ‘Renta Básica de las Iguales’, término bajo el que engloba el derecho a la vida que tienen todas las personas, y por ende a disfrutar de unos recursos suficientes los que sostener su vida.

Supone un cambio de pensamiento. Este concepto entiende que toda persona, por el hecho de vivir, tiene derecho a tener cubiertas sus necesidades vitales. Y esto se logra según comenta con un reparto más equitativo de los recursos monetarios y financieros.

Hace una diferencia entre trabajar, que supone desempeñar con cariño una labor de crianza o por ejemplo estar al frente del hogar; a tener un empleo asalariado. La renta básica de las iguales equipara los derechos, el de las personas trabajadoras al de las asalariadas. Entiende que la labor de la persona trabajadora es imprescindible para que se desarrolle la vida.

Pone de manifiesto que no hay un empleo para todo el mundo. Pero sí es necesario el trabajo para que las sociedades puedan seguir avanzando con una renta que cubra el valor de su trabajo, basada en el apoyo mutuo de todas las personas.

“No se trata de pagarles por ser amas de casa”

Aclara que no se trata en absoluto de dar una paga a las mujeres por ser amas de casa y soportar el trabajo doméstico. Manuel Bayona piensa que hay que hacer un ejercicio pedagógico en toda la sociedad, para entender que los cuidados son una obligación de todos y todas, y que tienen que redistribuirse entre toda la familia.

También hay otro discurso muy repetido, que entiende que no se puede aportar una renta universal a todo el mundo “porque hay gente muy vaga”. Frente a esto cree que hay un problema cuando los de abajo, las clases más humildes, “se creen a pies juntillas los valores de los de arriba. Un fenómeno que define como la colonización de los de abajo”.

Incide en que es posible un reparto más equitativo, si se tiene en cuenta que hay casas sin gente y gente sin casas. También que en los años más duros de la crisis ha habido un rescate a las entidades privadas por el que se ha solventado la deuda privada de los bancos, con los recursos de todos y todas.

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