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Un vertedero que genera biogás, no consume de la red eléctrica y evita la emisión de 8.000 toneladas de CO2

Instalaciones de la planta de biogás, en el ecoparque

Jesús Conde

Atrás quedaron los tiempos en que los desechos del vertedero eran incinerados al aire libre. La nueva gestión de los residuos sólidos urbanos ha avanzado y en el caso del ecoparque de Badajoz permite generar biogás, usado como fuente para generar electricidad.

Es un modelo sostenible, en el que los desechos tirados a la basura terminan por tener un poder energético, a modo de ciclo. En consonancia con el nuevo modelo de economía circular  y verde por el que apuesta Extremadura.

El reto del sector energético es exportar este modelo al mundo rural, y que los residuos que genera la ganadería sean convertidos en fuente de calor y electricidad. También para desechos de industrias, e incluso con residuos de las depuradoras.

Ecoparque de Badajoz

Genera desde 2009 biogás a partir de los gases procedentes de la fermentación de los residuos que llegan al vertedero, explica Cándido Lobato, de la empresa pública Gespesa, perteneciente al Grupo GPEX, que se encarga de gestionar los ecoparques.

El ecoparque pacense produce una media de 580.000 kilovatios la hora al año de electricidad usando como combustible el biogás de los residuos, acumulados en contenedores. Con esta energía se puede alimentar las necesidades energéticas de 1.200 viviendas tipo, con cuatro miembros, durante un año entero.

Antes los desechos sobrantes eran quemados, emitiendo 8.000 toneladas de CO2 a la atmósfera. El equivalente a los gases que emiten 250.000 coches en un recorrido de 50 kilómetros diarios, durante un año.

¿Cómo funciona?

En el proceso de descomposición de la materia orgánica de los Residuos Sólidos Urbanos generan un gas compuesto de manera mayoritaria por metano, pero también por CO2 y una pequeña cantidad de nitrógeno. En el proceso se capta el gas, que es usado como combustible para poner marcha dos turbinas. Éstas, a su vez, son las que generan la energía eléctrica.

La planta es autosuficiente y se alimenta de la propia energía que produce. Hasta el 95 por ciento de la energía se exporta a la red eléctrica. Hay que tener en cuenta que el proceso de descomposición de los residuos se realiza a partir de los desechos que no pueden ser reciclados, y que son enterrados en vasos. En la actualidad hay 58 pozos de residuos, desde los que se capta el biogás gracias a unas tuberías. El objetivo es ampliar la planta, y obtener más biogás.

Ha habido más intentos de montar plantas de biogás en el ecoparque de Villanueva de la Serena, pero no ha salido adelante debido porque el enganche a la red eléctrica que les ofrecen se encuentra a 60 kilómetros de la planta.

En el caso de Badajoz, el único ecopaque de Extremadura que produce biogás, puede verter la electricidad gracias a que el enganche al sistema eléctrico se encuentra a 700 metros de la  planta, aunque inicialmente estaba situado a 3 kilómetros.

Exportar el modelo al mundo rural

Ya existen proyectos piloto que intentan exportar este modelo al mundo rural, con el objetivo de usar los desechos de la ganadería y de industrias afines. Pero también es un modelo que podría funcionar en las depuradoras.

Es cierto que en otros países de la UE existen modelos en los que granjas enteras producen biogás y son autosuficientes. En España en el momento en el que se publicó el RD Ley 1/2012 por el que se suprimieron las primas a las renovables había en tramitación más de 500 proyectos de energía verde en la región (entre ellos termosolares y  fotovoltaicas, pero también  biogás).

El efecto de este decreto fue el ‘frenazo’ en seco para todo el sector de las renovables, según denunció meses atrás en este diario el Clúster de la Energía de Extremadura.

Cosme Segador, de la Agencia Extremeña de la Energía, explica además que otro de los problemas actuales son las trabas que tiene el pequeño productor para verter la electricidad generada a la red y venderla.

También hay que tener en cuenta que se trata de una reacción química compleja que debe permanecer en constante regulación, de modo que es un residuo que tiene su complejidad. En todo caso el pequeño productor necesitaría la presencia de una agrupación o cooperativa para llevar a cabo este proceso.

Además, otra dificultad, la dispersión de las explotaciones, que obligaría a almacenar todos los residuos en un mismo punto de acopio para alimentar la planta de biogás.

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