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Extremadura ondea en el Perito Moreno

Fabián Sánchez frente a Los Andes

Pilar Armero / Pilar Armero

El de Fabián Sánchez está siendo un viaje de renuncias en el que nada se presenta como esperaba. Una noche le toca dormir en una gasolinera, la siguiente no tiene más remedio que refugiarse de una lluvia torrencial en un peaje, otras jornadas ha tenido la suerte de que habido desconocidos que le han hecho sitio en alguna casa o en un jardín, para que eche una cabezada… No son los únicos contratiempos con los que se está topando el primer extremeño que recorre América en moto. Por ejemplo, las ruedas de su BMW 800 GS dijeron basta a los 7.000 kilómetros de aventura en lugar de aguardar hasta los 14.000, que es lo que había calculado que le vendrían a durar del primer tirón; además, la máquina empezó a perder aceite y tuvo que dar decenas de vueltas por talleres de distinto percal en busca de una solución.

A lomos de ella tiene que sortear cada dos por tres los guanacos y perros que se le cruzan en las carreteras sudamericanas y, por si fuera poco, nada más inaugurar su viaje, el sol le achicharró literalmente las manos por desprenderse de unos guantes que le asfixiaban. A pesar de todo ello, asegura que se siente absolutamente feliz.

“Estoy disfrutando muchísimo. En momentos de soledad echo de menos a mi familia, que está preocupada por mi seguridad, pero tanto lo bueno como lo malo forman parte de este viaje con mi moto, que es lo que más me gusta, además de poder ir eligiendo cada día mi destino”.

Es el balance que hace cuando se cumple un mes desde que inició la aventura de su vida: salvar los 40.000 kilómetros que separan Usuhaia (Argentina) de Anchorage (Alaska) a lomos de Ivoty, su moto,a la que puso el nombre de‘flor’ en guaraní. En esta primera etapa de periplo ha recorrido 10.000, manteniendo viva su ilusión de cumplir un sueño personalpero, también, de encontrar la huella que a lo largo de los siglos otros paisanos han ido dejando en todo ese camino y dar a conocer Extremadura. Por el momento ha desplegado la bandera de la comunidad autónoma en Usuhaia y el Perito Moreno, el glaciar argentino al que llegó hace un par de semanas.

“Un privilegio poder haber visto esta maravilla de la naturaleza que ningún ser humano debería perderse. Unas horas en el mirador, con el glaciar ahí y los cóndores sobre él, hicieron que la vida fuese para mí en esos momentos una experiencia existencial inolvidable que espero sentir por muchas veces a lo largo de mi camino hacia Alaska”.

Sánchez ha estado también en Bolson, una ciudad que le recordó al Cáceres de Womad “porque la música fluye por todas partes, está llena de hippies y huele como nuestra ciudad durante el festival”; en el Calafate, sentado frente a Los Andes y,esta semana, anda camino de la provincia argentina de Santa Fe.

“Lo que más miedo me da es tener un accidente. Las carreteras y los ripios son muy peligrosos y constantemente se están cruzando animales”, confiesa. En la autopista hacia Santiago de Chile, de hecho, tuvo que ayudar a salir del camión a un conductor que volcó justo delante de su moto.

Lo peor está por llegar

Si uno no está metido en harina aventurera seguramente pensará que lo de Fabián Sánchez son ganas de pasarlo mal. Sin embargo, para él todo lo que le está sucediendo no son más que “algunos problemillas propios del viaje que suponen más gastos de lo previsto”. En ningún caso son excusas para tomar el camino de vuelta a casa y eso que, de hecho, sabe que lo peor está aún por llegar.

Por ejemplo en Bolivia, cuando pase por el Salar de Uyuni, el desierto de sal más grande y alto del mundo y por la región de Los Uyungas, constantemente llena de niebla y abundantes precipitaciones, cuyas carreteras están calificadas entre las más peligrosas del mundo. Le espera también Atacama, al norte de Chile, la zona desértica más árida del planeta. Destinos trazados en su hoja de ruta por los que tendrá que atravesar antes de alcanzar Anchorage, su destino final, en septiembre.

“No es casualidad que el viaje comenzara el 2 de febrero y que termine en septiembre, dos fechas elegidas porque es verano tanto en Argentina como en Alaska. Si no ocurre nada que me obligue a adelantar o demorar la vuelta esos son los plazos con los que cuento”.

Hay jornadas eternas en esta aventura en las que no se cruza con un alma y en las que es imposible conectarse con este mundo que le aguarda impaciente acá porque no hay red, como le ocurrió durante los cuatro días que pasó en la Pampa “haciendo kilómetros y kilómetros de carreteras sin curvas que dan para que la mente vuele a ninguna parte”.

Otros, sin embargo, se topa sin buscarlo con eventos como el Festival del Lago del Calafate, “donde había miles de personas”. O comparte pedazos de su camino con otros moteros en busca de aventura, como dos americanos de Oregón y un italiano con los que alcanzó el Perito Moreno o, de repente, se da cuenta de que tiene enfrente al explorador estadounidense Phil Buck.

El reto del extremeño está despertando el interés de los medios de comunicación sudamericanos. Le han entrevistado para una televisión chilena, para dos revistas especializadas en motos y quads y el número de seguidores en redes sociales no deja de crecer. Emociones que le hacen sentirse feliz y arropado y recomendar a todo el que pueda,“que viva alguna vez la suerte de ser dueño de su propio destino, de elegir dónde ir cada día”.

Esa ilusión es su principal equipaje, las ganas de cumplir un sueño que está seguro que marcará un antes y un después en sus 40 años de vida.

 

 

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