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Espai Valencià es la avanzadilla de Som, un nuevo medio de noticias y opinión hecho en el País Valencià. Som será, además, la redacción y la voz de eldiario.es en este territorio, cuyo lanzamiento se producirá próximamente. Hasta entonces, este blog albergará contenidos informativos de los redactores de Som y piezas de opinión de algunos de los columnistas que colaborarán con el medio. 

Zaplana y Bono, listos para la acción

Julià Álvaro

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Espai Valencià es la avanzadilla de Som, un nuevo medio de noticias y opinión hecho en el País Valencià. Som será, además, la redacción y la voz de eldiario.es en este territorio, cuyo lanzamiento se producirá próximamente. Hasta entonces, este blog albergará contenidos informativos de los redactores de Som y piezas de opinión de algunos de los columnistas que colaborarán con el medio. 

Pongamos que sí, que los catalanes se quieren ir de España porque no les salen las cuentas; sería muy “catalán”. Tópico por tópico, también es muy español que se les niegue toda posibilidad —incluso de debatir sobre su marcha— “por las buenas o por las malas”. Es más, lo español español es tener ya decidido que será por las malas y, encima, sacar pecho. Mala cosa esto de usar la Constitución como única trinchera y peor todavía si la trinchera en cuestión se deja en manos de personas como José Bono o Eduardo Zaplana que, con todos mis respetos, parecen más secuestradores que amigos de la Carta Magna.

Bono y Zaplana acaban de presentar en sociedad su Fundación “España Constitucional”. Es complicado defender España contra un trozo de si misma, aunque que sea un trozo que, precisamente, lo que no quiere es ser España. Que los catalanes —algunos, pocos, muchos, los que sean— no quieran ser españoles pone las cosas difíciles. Desde un punto de vista españolista y democrático, ser español sin querer serlo es una forma como otra de ser español y, por tanto, debe ser defendida por el españolismo democrático. Lo dicho: no es fácil. Teniendo en cuenta pues que estamos ante una cuestión complicada, una Fundación como la que nos ocupa, con dos políticos profesionales del tipo Bono y Zaplana, solo puede servir para complicar las cosas. Supongo que es de lo que se trata, de tensar allá donde lo que se necesita es flexibilidad.

La trayectoria de Bono y Zaplana se ha caracterizado siempre por su apuesta por lo simple, por el camino más corto, por el atajo más oportuno. Una curiosa coincidencia les une: jamás han sido ni concejales, ni diputados rasos. Bono empezó como secretario cuarto de la Mesa del Congreso allá por 1979, luego fue presidente autonómico, luego ministro y acabó de presidente de la Cámara Baja; Zaplana arrancó como alcalde de Benidorm en 1991, siguió de presidente autonómico, pasó a ministro y remató siendo portavoz del grupo parlamenario popular cuando el PP se fue a la oposición.