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La irrupción de nuevos partidos preocupa más al PP que al PSOE

Arranca el último fin de semana de campaña con actos en Valencia o Galicia

Gonzalo Cortizo

La abstención es el fracaso político con menores efectos secundarios. Sus causas son múltiples y es complejo leerlo políticamente. Sin embargo, las elecciones del 25M están a punto de rubricar una circunstancia inédita en el mapa político español: un ridículo nivel de participación, combinado con la irrupción de nuevas formaciones nacidas del desencanto hacia el bipartidismo. En PP y PSOE inician la recta final de campaña alertados ante la situación en la que insisten todas las encuestas: las nuevas formaciones han venido para quedarse y a los dos grandes les va a resultar difícil mirar para otro lado el día después de las votaciones.

La noche de apertura de campaña, el PP, en boca de Ana Botella, se conjuraba contra la fuga de votos por su derecha. La alcaldesa madrileña recordó en ese acto que los de Rajoy cuentan en su lista con Teresa Jiménez Becerril, por si el entorno de las víctimas de ETA dudaba si dejarse llevar por los cantos de sirena de Vox. Fue tan solo una referencia de pasada, como quien teme, pero poco, lo que ahora se está confirmando como uno de los mayores problemas electorales que atenaza a los equipos de los principales partidos.

Lo que en principio era tan solo el temor de un puñado de votos perdidos se configura a estas alturas de la contienda en la evidencia de que, tras el 25M, se certificará la llegada de nuevas formaciones que no solo le quitan votos a los partidos principales, sino que también se hacen con escaños. El primer asiento en Europa costará algo menos de 300.000 papeletas en urna. La nota de corte se antojaba imposible para tantos hace tan solo unas semanas. Sin embargo, las encuestas anuncian la llegada a Europa de Ciudadanos, Podemos y, probablemente, Primavera Europea y Vox.

En el caso del PP, los votos le huyen por el descontento en el mundo de las víctimas, pero también en su desastrosa estrategia política en Cataluña, donde Ciudadanos cobra cada día más fuerza con un Javier Nart a quien las últimas encuestas conceden un 2,3% de los sufragios. La gestión del tema catalán también tiene lecturas en el notable ascenso que todas las mediciones dan a ERC, que podría situarse por encima de los resultados de CiU.

Paralelamente, en el PP observan cómo UPyD de Rosa Díez sigue creciendo en apoyos y se configura cada vez más como un potencial inquilino para el mismo inmueble político que los de Rajoy llevan tantos años disfrutando en solitario. La formación magenta, aunque reduce su ascenso, se situaría con un 4,5% de los votos con dos eurodiputados.

En el ámbito de la izquierda llama la atención el dato de la encuesta realizada por Metroscopia para El País. Según ese sondeo, el político mejor valorado es uno de los pequeños: Pablo Iglesias, al frente de Podemos, se queda como primero de la clase política con una nota de 5,2.

Toda esta revolución política se está produciendo en el contexto menos propicio. Las europeas son tradicionalmente las elecciones que menos motivan a la ciudadanía española y, a efectos prácticos, un mero trámite de medición mutua para los dos principales partidos; algo así como una gran encuesta sin demasiadas consecuencias.

En Génova y en Ferraz calculan ya la translación que esta deriva podría tener en las generales de 2015. El temor es más severo en la casa de Rajoy, donde llevan ya tiempo observando el nacimiento de satélites políticos que lejos de apagarse se están consolidando. En Ferraz, más acostumbrados a su tradicional trasvase de votos con IU, creen que la irrupción de formaciones como Podemos “es más un problema para los de Cayo Lara”, según señala un veterano diputado. “Nadie es capaz de aventurar la participación que va a haber -señala esta fuente-. En la medida que participen menos, entrarán más de los nuevos porque les costará menos”.

¿Se extenderá la nueva tendencia política a las elecciones generales? En Génova creen que no. Antes de votar la permanencia de Rajoy en Moncloa, los aparatos de los partidos se enfrascarán en una campaña municipal y autonómica, donde el músculo de los pequeños se hace insuficiente para continuar con la escalada. A ese argumento se agarran los de Rajoy para pensar que el ascenso de los nuevos se diluirá en esas elecciones, con la excepción de Ciudadanos en Cataluña.

En el PSOE observan el proceso con más calma y la convicción de que “Podemos está frenando a IU, no a nosotros”, según señala uno de los primeros nombres de la lista socialista. En Ferraz están estos días más pendientes de los efectos que, a nivel internacional, empieza a tener el destape machista de Cañete en Antena 3. Según un portavoz de la candidatura de Valenciano, “que el diario The Guardian y el Financial Times se hayan detenido en la asonada machista de Cañete le invalida para ser comisario, como pretendía”.

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