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La AP-9 reduce su personal a niveles de hace 20 años pese a recaudar un 170% más

Audasa sigue ganando dinero y reduciendo personal entre protestas por múltiples atascos

David Lombao

Los atascos provocados por Autopistas del Atlántico en algunos de sus puestos de peaje suelen ir acompañados de una imagen recurrente: personal de la compañía echa mano del chaleco reflectante para ejercer de algo semejante a un guardia de tráfico e intentar poner orden en el caos, dirigiendo de la manera menos mala posible las interminables colas de vehículos conducidos por personas que, paradójicamente, esperan para pagar por un servicio que no han recibido. Esa plantilla es la que Audasa viene reduciendo sistemáticamente desde que hace una década pasó a manos privadas, situándolo en niveles próximos a los de hace veinte años a pesar de recaudar casi un 170% más en peajes que por aquel entonces.

Según las cuentas que la concesionaria de la AP-9 deposita anualmente en la Comisión Nacional del Mercado de Valores, la empresa cerró 2013 con 231 personas a su servicio, 13 menos que un año antes y un 26% menos que en el 2004, primer año completo de la privatización, en el que tocó techo con 315 trabajadores y trabajadoras. En 2008, cuando Sacyr se deshizo de la autopista en una operación superior a los 7.000 millones de euros -se la había comprado al Gobierno de Aznar por algo menos de 1.600- ya había recortado el plantel hasta las 290 personas.

El nuevo propietario de la empresa, el grupo financiero estadounidense Citigroup -nacionalizado parcialmente por el gabinete de Obama en 2009-, siguió la línea de recorte iniciada por el que había sido gigante del ladrillo español. Así, en 2010 las personas al servicio de Audasa eran ya 264, en 2011 eran 256 y en 2012, 244, exactamente las mismas que en 1995. Para encontrar una cifra de personal semejante a los 231 trabajadores y trabajadoras del año 2013 hay que remontarse a 1996, año que Audasa cerró con una plantilla de 240 personas y unos ingresos por peajes de 46,9 millones de euros, montante económico un 60% menor a los 125,2 millones de 2013 y también inferior a los casi 60 millones que ya ha ingresado en la primera mitad de 2014, siempre según los datos depositados en la CNMV.

Más peajes automáticos

En este contexto y a pesar de la proliferación de las retenciones por, entre otras causas, la escasez de personal para cobrar, la compañía prevé seguir sustituyendo los peajes atendidos por personas por máquinas de cobro automático, las mismas de las que se ve obligada a prescindir cuando los atascos ya están formados. Aun así, Audasa le explica a la CNMV que es “reseñable la buena acogida por parte de los usuarios de las nuevas vías de cobro automático, denominadas 'pago fácil”. A finales de junio la AP-9 contaba ya con 34 de estas máquinas, que son utilizadas por menos de 2 de cada 10 vehículos y cuya instalación, no obstante, va a continuar en los próximos meses, según prevé la empresa.

La extensión de los peajes automáticos es uno de los planes inmediatos de una compañía que no prevé grandes sobresaltos en el futuro. Aunque admite que las expectativas de crecimiento económico de Galicia son “pesimistas en el corto plazo”, Audasa espera “seguir manteniendo niveles de tráfico suficientes para que los niveles de ingresos no se vean significativamente afectados”. La concesionaria de la autopista reconoce que el volumen de vehículos que acoge, el cual se viene reduciendo anualmente desde 2007, está en “situación de atonía” que atribuye no a su mal servicio, sino a la “situación de crisis” y a la “adversa meteorología”. No obstante, la pérdida de tráfico “se compensa con la revisión de tarifas”, esto es, con la subida de precios vigente desde el pasado 1 de enero.

Esto sucede en un escenario en el que, en la primera mitad del año, Audasa reconoce que gana un 0,7% más que en el mismo período de 2013 “debido fundamentalmente al incremento de los ingresos por peaje” y en el que no augura que el Gobierno de España le dé ningún susto. Así, señala que aún en caso de que haya cambios legales u otras decisiones gubernamentales “a base de cualquier modificación tiene que ser el respeto al equilibrio económico-financiero de la concesión, por lo que los efectos de los posibles cambios legales o normativos deberán ser neutros”. Entre los eventuales riesgos no contempla ni menciona la posibilidad de perder la concesión por ofrecer un servicio deficiente.

Personal de Autopistas del Atlántico

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