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Denuncian falta de atención a un niño con autismo en un colegio de A Coruña

Colegio Salgado Torres, en A Coruña

Marcos Pérez Pena

“Si toca un buen colegio, genial, pero como toque uno malo, tu hijo sufrirá las consecuencias. Y si toca un mal profesional, estés escolarizado donde estés: colegio preferente, aula estable, específico, común con apoyos..., si toca, te jodes”. Así resume su situación curso tras curso Esther Cuadrado, miembro de la Plataforma Gallega por la Educación Inclusiva y madre de Arturo, un niño con autismo. Y de igual manera, cuenta en su blog La Sonrisa de Arturo, “un colegio puede tener un equipo docente de primera calidad hasta que, por motivos complejos de explicar, estos profesionales son trasladados a otros colegios, y nuevamente al bombo, a rogar que los nuevos docentes sean competentes”.

Algo así debió suceder en los últimos meses, según relata. Su hijo Arturo está matriculado desde hace años en el CEIP Salgado Torres de A Coruña, un centro de escolarización preferente para niños con TGD y que, por lo tanto, debería estar perfectamente dotado para atender adecuadamente a estos niños. A pesar de que hace dos años la CIG y la Plataforma Gallega por la Educación Inclusiva habían denunciado que los recortes presupuestarios de la Consellaría de Educación habían obligado al centro a contar con un docente menos de pedagogía terapéutica, la situación de Arturo en el curso pasado era buena, tanto en lo que respecta a su comportamiento y desarrollo en las clases como en la relación con sus compañeros.

Sin embargo, en este nuevo curso los maestros cambiaron y Arturo comenzó a mostrar “conductas de nerviosismo, ansiedad, desorientación, miedo y agresividad justo con el inicio del curso escolar”, como destaca Autismo Diario. Cuando la familia de Arturo preguntó en el centro por el motivo de esta situación, descubrieron que al niño se le habían retirado los apoyos visuales del aula, donde también se había alterado la disposición espacial de sus elementos, la localización de los materiales de trabajo y todo el entorno del niño. También supieron, a través de otros alumnos y de sus padres y madres, que la tutora solía chillarle a Arturo, y en general creaba una situación de miedo y tensión. Cuando la familia de Arturo le afeó esta actitud, la tutora alegó “libertad de cátedra”.

La situación de Arturo se agravó y llegó a ser atendido de urgencia en el Hospital Materno Infantil de A Coruña, donde la psiquiatra decidió aplicar un tratamiento farmacológico. Y a partir del 24 de octubre, relata Autismo Diario, “las conductas son ya totalmente explosivas, con ataques de pánico, agresiones a terceros, al entorno y autoagresiones, continuos berrinches, no llevar a cabo las actividades que le encantaban, tolerancia cero a la frustración”. La familia le pidió al centro, relata la madre, un registro de conductas y ante la negativa de la dirección, llegó a solicitárselo vía judicial, después de ponerse en contacto con Inspección Educativa, con el Jefe Territorial de Educación y con el Equipo de Orientación. A primeros de noviembre el colegio entregó el primer registro de conductas, pero el registro no concordaba con los modelos estándar de registros de conducta, ni parece recoger fielmente las conductas del niño. Después de una nueva protesta, la madre recibió la respuesta verbal de que “en realidad no tienen formación para hacer esos registros de conducta”.

Finalmente, el 20 de noviembre, en una revisión en el servicio de psiquiatría a la que el niño acudió para su seguimiento, la psiquiatra decidió su desescolarización. Posteriormente, la madre descubrió que el niño había sufrido una crisis, “agrediendo a otros niños, escapando de aula en aula, abriendo puertas o intentando morder a su tutora”, según relata ella misma. Sin embargo, el centro no la informó de lo sucedido. Tras este desagradable episodio, los padres se reunieron con el Director General de Educación, que les propuso trasladar a Arturo al colegio donde se encuentra actualmente la antigua Pedagoga Terapéutica que había trabajado con el niño consiguiendo grandes avances. Pero la familia rechazó la idea, pues entiende “que el niño no puede ir de colegio en colegio siguiendo los cambios de centro de la profesional”.

Arturo ha vuelto recientemente al colegio, bajo una estricta supervisión médica y con sus padres en alerta, pues sigue presentando cierto grado de ansiedad y miedo y sigue requiriendo el uso de medicación. La madre denuncia que ni desde el centro ni desde la Consellaría se ha tomado ninguna medida para mejorar la situación de Arturo.

Boletín de notas de Arturo del año pasado

Los recortes afectan más a quienes más necesitan los servicios

No es la primera vez que se denuncian casos semejantes en Galicia. Autismo Diario afirma haber recibido “diversas denuncias de familias gallegas que se quejaban sobre aspectos relacionados con la atención en colegios públicos de sus hijos con autismo, incluyendo algún caso que podríamos considerar grave”. Ya hace año y medio los responsables de la asociación Anhida de A Coruña, colectivo de niños con trastorno por déficit de atención y/o hiperactividad (TDAH), señalaban que “claro está que si se reduce personal educativo, sea cual sea, especialistas en pedagogía terapéutica, maestros o cualquiera, las clases estarán más masificadas, lo que impide el trato individualizado, tenga el alumnado necesidad específica de atención educativa o no; el alumnado con algún trastorno, dificultad o necesidad, obviamente que lo va a sufrir más que el resto”.

De igual manera, María José Muñiz, presidenta de Asperga, Asociación Gallega de Familias de Personas Afectadas por el Síndrome de Asperger, destacaba que “los niños necesitan una metodología diferente de enseñanza y más tiempo de dedicación; además, también necesitan una persona de referencia, un profesor de apoyo que esté pendiente de ellos cuando se ponen nerviosos”, y que “la masificación de las clases los perjudica mucho ya por el hecho de su sensibilidad auditiva; a más ruido, más problemas para ellos, y con un profesorado que no les va a poder dedicar todo el tiempo necesario”.

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