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Endeudados e hipotecados por las multas de Hacienda a su tío fallecido

Movilización de emigrantes retornados en Santiago

Miguel Pardo

Unos 250.000 pensionistas gallegos están afectados por la campaña sancionadora de Hacienda. Multas que se unen a los intereses de demora y declaraciones desde el ejercicio 2008 que se les exigen por las pensiones que perciben de los diferentes países en los que trabajaron, a pesar de que nunca habían sido advertidos de la obligatoriedad de declarar esas pensiones o cuando incluso fueron informados de que no era obligatorio. En medio de la movilización para conseguir detener las sanciones y conseguir una regularización flexible de su situación, los pensionistas comprueban la falta de esperanzas que transmite la Agencia Tributaria, que sigue considerándolos defraudadores y mantiene e intensifica el envío de cartas mientras se aplica una amnistía fiscal para los grandes evasores.

La campaña afecta a pensionistas emigrados de todo tipo y clase social. Retornados de Francia, Suiza o Alemania, entre otros países, a los que se les reclaman cantidades que van desde unos pocos miles de euros a cifras inalcanzables para muchos. Pero no son los únicos afectados. Hijos o descendientes de jubilados sancionados también están recibiendo cartas por ser herederos de los requeridos. Y los hay que se han visto obligados a pedir préstamos y a endeudarse aún más para hacer frente a las declaraciones e intereses de demora que ahora les reclaman.

El de Nati, una mujer de A Illa de Arousa, es uno de los muchos casos de este tipo. Hacienda le reclama en total 8.000 euros por la pensión del extranjero cobrada por su tío y los intereses de demora acumulados entre 2008 y 2012. Cuidó de él en los últimos tiempos de su vida, hasta que falleció hace un año. “Se hereda lo bueno y lo malo”, dice la afectada que le dijeron en la gestoría donde se enteró de los pagos que ahora tenía que enfrentar. En su casa tan solo entra el sueldo de su marido y se ha visto obligada a pedir un préstamo para ir pagando los diferentes plazos exigidos por la Administración Tributaria.

“De no pagar, ya me han advirtido que podrían embargar cualquier cosa”, cuenta esta ciudadana que recuerda que ya tiene “una hipoteca a la que hacer frente” y que considera “una injusticia” tener que abonar unas cantidades de las que nunca fue advertida, ni ella ni su tío, mientras este vivía. “Nosotros nos preocupamos de preguntar y él siempre nos dijo que no tenía que pagar, que esas pensiones no tenían que ser declaradas”, cuenta y coincide con las explicaciones de millares de emigrantes que recuerdan que no solo no fueron informados, sino que incluso fueron advertidos de que no tendrían problema ninguno. Incluso alguna sentencia judicial les dio la razón a los pensionistas que trabajaron en Alemania, en virtud del acuerdo bilateral que mantiene el Estado.

“¿Por qué no llegaron esas cartas mientras mi tío estaba vivo? Entonces, sería tan fácil como irle descontando de su paga lo que reclamaran, pero nunca supimos que hubiera que pagar hasta ahora”, se queja Nati, que ahora tiene que abonar las declaraciones y los elevados intereses de demoras, pero no las sanciones al estar fallecido el afectado. Aún así, la modesta herencia de la que disfruta se ha convertido ahora en un problema en tiempos de crisis y necesidad. Al mismo tiempo, el Gobierno central aplica una amnistía fiscal a los grandes defraudadores y los técnicos de Hacienda denuncian en un estudio que las grandes fortunas y las grandes empresas concentran más del 71% del fraude fiscal del Estado. Pero pagar, pagan los de siempre.

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