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Feijóo necesita una docena para no fracasar el 20-D

Feijóo y otros cargos del PP, este viernes en Ferrol

David Lombao / David Reinero

El 22 de mayo era, como este 18 de diciembre, día de cierre de campaña y Alberto Núñez Feijóo recorrió las siete ciudades gallegas pidiendo el voto para sus respectivos candidatos. Previamente había advertido de que lo que se elegía eran alcaldes y alcaldesas y, en ningún caso, las elecciones municipales debían ser leídas como un referéndum sobre su liderazgo o con respecto al Gobierno de la Xunta. Siete meses después, este viernes, se cierra la campaña de las generales y Feijóo realiza una maratón final muy semejante: desayuno informativo en Ferrol, paseos en A Coruña y Lugo y mítines en Ourense y Vigo. Un acelerón final a la búsqueda de una docena, la de diputados, sin la que el balance del PPdeG sería leído como un fracaso en la noche del 20-D.

Cuando, el pasado día 3, el CIS hizo pública su encuesta preelectoral, pronosticando una caída del PP gallego de sus actuales 15 escaños en el Congreso a 10, el jefe del Gobierno gallego ratificó su apuesta para la campaña: a pesar de perder algo, el objetivo es conseguir la mayoría absoluta de escaños, esto es, al menos 12 de los 23 que se eligen. La expectativa de Feijóo se basa en que el PP sólo pierda tres escaños, en A Coruña, Pontevedra y Ourense. La del CIS contempla que pierda dos en A Coruña y uno en las otras tres provincias, pero ha habido encuestas peores, como la de Sigma De los para El Mundo, que rebajaban el horizonte a 9 asientos, con una pérdida de dos en Pontevedra.

Así las cosas, si el PP consigue 12 escaños Feijóo podrá cantar victoria en la noche electoral con independencia de que, porcentualmente, pueda tener ante sí uno de los peores -o incluso el peor- resultados del partido en Galicia en unas elecciones generales. Si oscila en los 10-11, probablemente podrá decir que el partido ha conseguido en Galicia mejores resultados que en el resto de España. Si baja hasta 9 el fracaso sería incuestionable y tendría, sobre todo, un nombre: Pontevedra, la provincia de Rajoy y de sus amigas y candidatas al Congreso, Ana Pastor y también Pilar Rojo, presidenta del Parlamento gallego que, en caso de no conseguir el PP el tercero escaño pontevedrés, tendría que quedarse, al menos de inicio, sin viajar a Madrid.

Los populares gallegos se han esforzado en Pontevedra con sus efectivos locales pero también con el propio Rajoy, que en el antepenúltimo día de campaña visitó Vigo y la capital de la provincia, donde vivió en primera persona un episodio de violencia inédito contra un presidente en campaña y cuya repercusión electoral está por ver, por más que el propio agredido haya reclamado no extraer conclusiones políticas de lo sucedido. Anuncios de obras diversas en la provincia por parte de la Xunta y de la propia Pastor, candidata pero también ministra de Fomento, e incluso varios actos en Vigo del ministro Luis de Guindos han completado un despliegue que culmina con el cierre de campaña gallega, con Feijóo en la propia ciudad viguesa. Todo para la provincia de Pontevedra pero sin el presidente provincial, Rafael Louzán, doblemente imputado pero ostentando un ambiguo puesto de suplente al Senado tras Marta Lucio, mujer de su plena confianza.

PSdeG, NÓS y En Marea

El resultado del 20-D será uno de los elementos que precisa Feijóo para decidir si, en menos de un año, vuelve a optar a la Presidencia de la Xunta, y también para comprobar la eficacia de la estrategia diseñada por su director de campaña, el ahora mediático conselleiro de Política Social y exalcalde de Ferrol, José Manuel Rey. Este análisis depende, en gran medida, del cumplimiento o no de las expectativas generadas por otra de las fuerzas sobre las que se posarán muchas miradas en la noche electoral: En Marea. Si, como ha augurado el CIS, la coalición de Anova, Podemos y Esquerda Unida es capaz de obtener representación en las provincias del interior, monocultivos del bipartidismo desde hace tres décadas, implicaría que lo hace gracias a una notabilísima bajada en el apoyo porcentual del PP y también del PSdeG.

Un resultado de esas características, más todavía si logra conformar grupo propio, impulsaría el perfil de la plataforma como posible líder de una virtual alternativa de gobierno por la izquierda en los comicios gallegos. Esto sucedería, sobre todo, si su apoyo ciudadano es mayor que el obtenido por un PSdeG que, en el tramo final de la campaña, ha advertido de que solo hay un camino“ para ”el cambio“, tanto en España como en Galicia, y ese pasa por Pedro Sánchez. ”Queremos ganar y la gente tiene que votar el domingo para no arrepentirse el lunes“, dice José Ramón Gómez Besteiro, a quien un resultado aceptable -manteniendo los 6 diputados que tiene el PSdeG, como augura el CIS- le daría cierto aliento para seguir al frente del partido mientras espera por el desenlace de su situación judicial.

La foto del 20-D gallego se completará con dos elementos más: la evaluación de si la representación parlamentaria de Ciudadanos existe o no más allá de las encuestas y la observación de se NÓS-Candidatura Gallega puede o no invertir los pronósticos de los propios sondeos, que mayoritariamente han venido dejando a la candidatura en la que participa el BNG fuera del Congreso. En el caso de obtener un escaño -a priori, el más fácil sería el de A Coruña- la trabajada y creativa campaña de la formación soberanista sería leída como un éxito en la actual coyuntura, de inédita pugna por la tercera plaza política en Galicia, y como un triunfo todavía mayor si la candidatura lograra mantener los 2 puestos logrados por el Bloque en 2011.

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