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Homenaje a las lavanderas: “Los espacios de trabajo de las mujeres eran espacios de libertad”

El acto quiere ayudar a la "dignificación" y reconocimiento del trabajo de las lavanderas

Marcos Pérez Pena

El barrio compostelano de Galeras acogerá este viernes un acto de reconocimiento a las lavanderas, un homenaje enmarcado en las actividades programadas por el Concello de Santiago para la celebración del Día Internacional de las Mujeres, en respuesta a una petición del colectivo vecinal Plataforma de Galeras. A las 12.30 horas se colocará un panel informativo en uno de los lugares que eran tradicionalmente empleados para lavar y clarear la ropa. Justo antes del acto, la historiadora y vecina del barrio Encarna Otero ofrecerá una charla en el CEIP Reina Fabiola sobre el significado de los lavaderos como espacios de trabajo y relación social de las mujeres.

“Los espacios de trabajo de las mujeres eran espacios de libertad”, destaca Otero. “Sobre todo porque allí no había hombres. Ellas cantaban, se divertían, contaban cuentos, hacían una especie de terapia colectiva en la que criticaban el mundo para lo cual ellas lavaban: la Iglesia, los señores...”, explica. “Con este acto queremos promover una dignificación y un reconocimiento de este trabajo. Era un trabajo muy duro: estaban durante horas expuestas a la humedad y al frío, tenían que lavar metidas en el río, de rodillas, sufrían sabañones... Era, además, un trabajo muy mal pagado”, cuenta.

El río Sarela, en la zona de Galeras, pero también en Santa Isabel o Carme de Abaixo, era un lugar en el que se juntaban muchísimas mujeres, aprovechando la mansedumbre del río en este tramo y la cercanía de muchos prados para clarear y secar la ropa. “En Santiago había mucha ropa que lavar, sobre todo en la zona de Galeras. Además del mundo privado de las casas señoriales, estaban los hospitales -el Hospital Real-, el Cuartel de Santa Isabel, y toda la prostitución de Pombal y Hortas”, dice Otero. A finales del XIX el Ayuntamiento construyó allí el lavadero de Espiño, un hermoso edificio hoy desaparecido, que servía también para tender la ropa. “Toda Compostela estaba llena de lavaderos: en Cornes, por ejemplo, y también en las Brañas del Sar, en una zona conocida como O Pozo en la que también se juntaban muchísimas lavanderas”, destaca.

En su charla, la historiadora explicará todo el proceso de lavado, que era largo y laborioso. También contará cómo fabricaban su propio jabón, a partir del aceite y la grasa sobrantes de la cocina. E, igualmente, el proceso de clareado y de secado, y la utilización de la ceniza para blanquear la ropa, en lo que se conocía como “hacer la colada” (al colar la ceniza con agua muy caliente). Explica, además, que “cuando las lavanderas entregaban la ropa en las casas, recibían la lavadura, que eran las sobras de la comida de los señores, que a veces servía también para alimentar a los animales”. “Todo un proceso de reciclado y de recuperación de materiales que conectaba la zona urbana con la zona rural”, dice.

Barrio de Galeras, barrio de trabajo

“Esta es una de las acciones con las que desde la Plataforma de Galeras queremos recuperar la memoria del barrio, sobre todo destacando su condición de barrio de trabajo”, señala. “En Santiago se trabajaba mucho, el mundo del trabajo era muy importante. No era todo Iglesia y universidad”, dice. En Galeras estaba, por ejemplo, una fundición (Fundiciones Franco, creada por un ex-empleado de Sargadelos) o múltiples fábricas de cuero en el río Sarela, donde se concentraban la mayoría de las 26 curtidoras de Compostela. También la conocida como Fábrica de la Luz (en el edificio empleado después por Fenosa y hoy en proceso de rehabilitación), una cooperativa montada por un grupo de industriales de Santiago en los años 10 y 20 del pasado siglo para escapar del monopolio del Banco Simeón, que les cobraba muy cara la electricidad. “Compraron una turbina y comenzaron a producir ellos la energía”, destaca Encarna Otero. Un ejemplo de lucha por el autoconsumo eléctrico de hace cien años.

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