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“El Monte Pindo es el paradigma del fuego iniciado por un mechero pero alimentado por años de desidia política”

Sigue activo el fuego de O Pindo y se declara otro próximo al Monte Galiñeiro

Marcos Pérez Pena

Del negro al verde. Ese es el objetivo ahora. Después del incendio que durante casi cuatro días arrasó por completo el espacio natural del Monte Pindo en Carnota, la asociación que llevaba años reivindicando que se declarara parque natural hace balance del destrozo y comienza a trabajar en la recuperación. También critica la gestión realizada por el gobierno gallego, del que denuncia su desidia a la hora de proteger el monte y de prevenir los incendios forestales.

El sábado 28 de septiembre, tres marchas verdes partirán simultáneamente a las 11 horas para encontrarse finalmente en la Laxe da Moa, en lo más alto del Monte Pindo. De igual manera el 6 de octubre, a las 12 horas, está convocada una manifestación en Compostela para exigir un cambio radical en la política forestal de la Xunta de Galicia y en el tratamiento de las problemáticas de los espacios naturales protegidos. Dos citas para que no olvidemos lo que se perdió en el Pindo y para dejar claro que este tipo de desastres no son inevitables. Hablamos con Mario Maceiras, secretario de la Asociación Monte Pindo Parque Natural.

La primera pregunta es obligada. Ahora que ya han pasado unas horas sin fuego, ¿han podido hacer un balance detallado? ¿El destrozo fue tan grande como pensabais?

El miércoles a eso de las diez de la noche, pocos minutos después de declararse el incendio, recibí una llamada del alcalde de Carnota. Recuerdo que sus palabras fueron: “No hay nada que hacer, Mario, está todo perdido”. Este pronóstico se hizo realidad y no por sus dotes clarividentes, sino porque en Carnota todos sabemos que la orografía del Monte Pindo es extremadamente complicada, siendo sólo efectivos los medios de extinción aéreos que ya no podían despegar a esa hora. Con el fuego avanzando por sitios inaccesibles para efectivos humanos o mecánicos, empujado por un auténtico huracán del noreste, sabíamos perfectamente que salvo milagro mediante, el Olimpo Celta se enfrentaba sus últimas horas y así lo indicamos en nuestro primer comunicado, a las once de la noche, con el título “Adiós, Monte Pindo”. Sólo lograron controlar el fuego cuando tres días después, no habiendo nada que quemar, comenzó a lloviznar.

El carácter intencionado está claro. ¿También los motivos?

No conocemos qué puede llevar a alguien a destruir un espacio natural protegido, pero sí queremos destacar que en el caso del Monte Pindo hace décadas que no se desarrollan actividades económicas (forestales y madereras, agroganaderas, edificativas...) que hayan podido verse beneficiadas por el incendio. Por lo tanto los motivos tienen que ser otros. Lo que tenemos muy claro es que quien prendió el fuego sabía perfectamente lo que había que hacer para arrasar por completo el macizo.

¿Qué hubiera sido diferente si el Pindo fuera ya desde hace un par de años un parque natural?

Nada ni nadie puede evitar la primera chispa, pero cuando las condiciones meteorológicas son adversas la única forma de apagar un fuego en el Monte Pindo es meses o años antes de que prenda. Eso es lo que llevamos tres años pidiéndole a la Xunta, la dotación de los recursos necesarios para que el Monte Pindo se cuidara, protegiera y desarrollara. No nos han hecho ningún caso. ¿Por qué entendemos que el Parque Natural es la figura apropiada? Porque es la única que obliga a una inversión anual (2,2 millones anuales en plena crisis), a crear un organismo rector con la participación de los colectivos interesados y a crear un cuerpo permanente de vigilancia y guardia. Para figuras de papel ya teníamos la Rede Natura. La Xunta se negó desde el principio a atender esta gran demanda social con todo tipo de excusas de mal pagador: que si era muy pequeño, que si ya estaba protegido de sobra, luego que si era muy caro... La realidad es que ahora hubo que gastar en extinción más de lo que supondría habernos escuchado, y tanto dinero no ha servido para salvar siquiera un trozo del espacio natural.

¿Van a poner en marcha trabajos de repoblación? ¿Tienen ya plazos?

Entendemos que una catástrofe de estas características hace brotar el sentimiento solidario y generoso de la sociedad gallega, pero tenemos que hacer las cosas bien para que no sea peor el remedio que el mal. Vamos a trabajar con especialistas e investigadores para ver por dónde tendría que empezar el proyecto de voluntariado, toda vez que estamos ante más de 2.300 hectáreas arrasadas y que de nada sirve ir clavando cepellones en la ceniza. Lo urgente ahora es conseguir que el suelo resista la llegada de las lluvias y no acabe llegando chapapote de monte a los lugares de Pindo, Caldebarcos, Quilmas..., al Xallas ni a la ría.

¿Cómo será la marcha del día 28? ¿Creen que la participación será importante?

Muchísima gente está interesándose tanto en la comunidad local como de fuera, sea por expresar su dolor ante esta tremenda tragedia, reivindicar el parque natural y un cambio radical de políticas en lo que respecta a nuestra naturaleza, o por simple curiosidad de conocer el estado en que quedó el Olimpo Celta después de las llamas. Creemos que será masivo y por eso establecemos tres lugares de salida distintos. La gente vestirá de verde para simbolizar que devolveremos la vida a lo que hoy es muerte, y una vez arriba propinaremos un inmenso grito de “Monte Pindo Parque Natural!” que retumbará en San Caetano, para que quien nos ignoró hasta hoy ahora lo escuche.

¿Y en la manifestación del 6 de octubre? ¿Qué tiene que pasar en este país para que la política forestal saque a decenas de miles de personas a la calle?

Primeramente la gente debe conocer la convocatoria, y por eso estamos inmersos en contactos con todo tipo de entidades para que sea lo más horizontal y plural posible. Somos conscientes de que el tiempo para armar una gran movilización es escaso pero también que muchos miles de gallegas y gallegos lloran en este momento por el Monte Pindo, las Fragas do Eume, la Ría del Burgo, Lourizán, Corcoesto, el Courel, y tantos otros espacios naturales gallegos sometidos a años de abandono, contaminación, monocultivo de especies de ciclo corto, expolio industrial y por supuesto la amenaza constante de los incendiarios que sin esa dejadez de la administración no podrían actuar con tal impunidad. Queremos que la cita del 6 de octubre sea el grito de dignidad de la gente que no se queda indiferente ante la destrucción de su medio natural.

¿Cómo valoran las declaraciones de Feijoo y otros cargos del PP después del incendio? ¿Cómo se puede sostener el argumento de que los incendios no tienen nada que ver con la política forestal?

Simplemente estamos ante el cazador cazado. Recordemos que en el 2006, después de arder 550 hectáreas en el Monte Pindo y de ver arrasar a media Galicia, Alberto Núñez Feijóo se preguntaba “¿cuánto de lo quemado se debe a los pirómanos y cuánto a la imprevisión, indolencia e irresponsabilidad del gobierno?”. Ahora que se ve en el poder intentó convencernos primero de que la campaña era formidable y ahora tras la pérdida del Monte Pindo, la culpa es de los hombres malos que nos quieren hacer daño y del Código Penal, que podía ser más duro. Sin embargo, el Monte Pindo es el paradigma perfecto del fuego iniciado por un mechero pero alimentado por años de desidia política sin precedentes; nunca antes se había pedido con tanta insistencia y durante tanto tiempo a la Xunta que actuara sobre un espacio natural en concreto, y no se hizo absolutamente nada, lo único que nos dieron fue la espalda. Por eso exigimos la dimisión de Agustín Hernández y Rosa Quintana, por ser los responsables de la declaración y la gestión, respectivamente, de los espacios naturales gallegos protegidos. En realidad tiene que ser el propio Feijóo quien los cese de inmediato, en aplicación estricta del discurso que ensayaba en el 2006. Pero sabemos que eso no va a pasar si no llenamos la plaza de A Quintana el 6 de octubre.

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