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¿Puede ser éste un verano de incendios en Galicia?

Brigadistas trabajando en la extinción de un incendio

Virginia Uzal

En los últimos treinta años se produjeron en Galicia más de 250.000 incendios que arrasaron una superficie equivalente a casi dos tercios del territorio. Sebastián Hernández, secretario de Apropiga, Asociación Profesional de los Trabajadores del Servizo Público de Prevención e Defensa Contra Incendios Forestal de Galicia, afirma que hasta ahora está siendo “un verano normal con respecto a los incendios, con varios focos que lamentar pero lo normal para esta época del año”. A pesar de esto, Hernández afirmó que “lo peor se puede producir en agosto, como en el año 2006, que empezaron los focos más fuertes en la primera quincena del mes”.

Serafín González, investigador del CSIC experto en recuperación de suelos y presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural, afirma que las condiciones climatológicas de lluvia y humedad en Galicia durante la primavera han facilitado el crecimiento natural de la naturaleza. “Ahora nos encontramos con altas temperaturas y con vientos del noreste, que ayudan la resecar. Hay mucha biomasa que ha crecido con la humedad y ahora está muy seca por lo que se dan dos de las tres condiciones de riesgo precisas para el fuego. El tercer factor es el humano, ya que las fuentes de fuego en Galicia son casi todas de este origen”. González, al igual que Sebastián, también afirma que puede haber un verano complicado para los montes: “de darse las condiciones siempre se puede producir otro 2006. El riesgo de incendio en Galicia ya existe cuando se lleva una semana sin lluvia, con dos aumenta y con tres ya se produce la ola de incendios” y recalca el factor humano: “en la mayoría de los casos son provocados por el hombre, ya sea directa o indirectamente, las condiciones provocan la difícil extinción y su propagación”.

El investigador afirma que uno de los principales problemas es la falta de medidas de prevención: “llevamos años con medidas de extinción pero apenas nada de prevención. Una de las formas de reducir la ola de incendios que se produce año tras año es con una potente campaña de prevención durante todo el año, erradicando el problema de raíz”. Además, incide en la restauración de zonas quemadas: “no siempre es necesario pero hay sitios en los que es imprescindible y apenas se invierte en restauración”.

Por su parte, el colectivo ecologista Adega resalta la importancia de algunas de las causas estructurales que están detrás de los fuegos. “La Ley de Montes de Galicia aprobada en solitario por el PP sin consenso y contra el criterio del Consejo Económico y Social, pone las bases para que los incendios sean más frecuentes, extensos, intensos y peligrosos en Galicia”. Con la modificación de la ley de prevención contra los fuegos de 2007, “a Feijóo ya sólo le queda el populismo de las medidas penitenciarias y confiar en la meteorología y en la providencia”, afirma la asociación. “El pasotismo de la Xunta con nuestro medio rural provocarán incendios de récord: más rápidos, altos y fuertes”. Se hicieron 43 modificaciones en la ley y sin base técnica que las justificasen, como indica el informe del Consejo Económico y Social“. Entre las modificaciones se encuentra la disminución de las distancias de salvaguarda de la vegetación a las viviendas, de 50 a 30 metros, la reducción de los años en los que se limita el aprovechamiento de los terrenos quemados, de 3 a 2 años, la eliminación de parcelas, la prohibición de establecer masas monoespecíficas de más de 25 hectáreas continuas y la desviación hacia los ayuntamientos de parte de las responsabilidades de control. Esto junto a los recortes en personal de extinción y la ausencia de presupuestos para prevención ”deja a los montes gallegos y a la población en una situación de riesgo de la que sin duda pueden derivar lamentables consecuencias“, afirma Adega.

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