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El edil coruñés imputado por un cartel de Carnaval invoca la libertad de expresión ante el juez

José Manuel Sande, con Xulio Ferreiro, antes de entrar a los juzgados de A Coruña

Marcos Pérez Pena

Este año A Coruña ha celebrado dos veces el Carnaval. Lo hizo en febrero, cuando tocaba, y ha repetido este lunes. La comparecencia en los juzgados del edil de Culturas, José Manuel Sande, para responder por la denuncia presentada por la Asociación de Viudas de Lugo por un supuesto delito de ofensa a los sentimientos religiosos se ha convertido en una auténtica fiesta, con comparsas, disfraces (de cardenales, monjas y Papas) y canciones. Y en una cerrada defensa del Carnaval, de la libertad de expresión y del derecho a la irreverencia, en línea con la moción aprobada la pasada semana por el pleno municipal coruñés con los votos a favor de todos los grupos, excepto del PP.

El pasado 24 de marzo se conoció la imputación de Sande por los carteles del Carnaval en los que el ilustrador Alberto Guitián había dibujado un clásico choqueiro coruñés disfrazado de Papa (incluso con un papamóvil de cartón). La imagen fue criticada por colectivos católicos (incluso por el Arzobispado de Compostela) y motivó dos denuncias judiciales.

Una fue desestimada por el Juzgado de Instrucción número 8 de A Coruña. El magistrado señaló que los hechos no constituían en ningún caso un delito, incluso aunque la imagen pudiera ser considerada “irreverente” por algunas personas. Pero el Juzgado de Instrucción número 3 de la ciudad sí llamó a declarar el edil de Culturas en calidad de investigado (antigua imputación).

Sande fue recibido a las puertas de los Juzgados por unas 200 personas, muchas de ellas disfrazadas, y con gritos de “Carnaval sí, tristes no” y “Libertad de expresión”. Entre los asistentes, estaban buena parte de los concejales del Gobierno municipal coruñés, y un gran número de diputados y diputadas de En Marea, tanto en el Congreso como en el Parlamento gallego. El alcalde de la ciudad, Xulio Ferreiro, acompañó a José Manuel Sande al interior de los Juzgados.

Antes de entrar, el edil de Culturas destacó que en el cartel “no hubo ningún ánimo de ofensa” y explicó que la ilustración se inserta “dentro de la irreverencia que tiene, tradicionalmente, la fiesta del Carnaval”. “Esta citación no cambia nuestra actitud. Este Gobierno va a seguir haciendo contrataciones artísticas, nuestra ciudad va a seguir siendo un lugar referente de excelencia en el mundo gráfico y los carteles seguirán siendo de autor”, añadió.

El concejal, que se mostró “satisfecho” a la salida de su comparecencia ante el juez, concluyó que “este Gobierno local no tiene ninguna clase de espíritu anticlerical o de ofensa, y lo único que defiende es la necesaria separación de las instituciones públicas y los estamentos de la Iglesia, como recoge la Constitución. Algo que, por cierto, no siempre se ha respetado en A Coruña.

Sin embargo, Sande hizo hincapié en la necesidad de defender “la libertad de expresión” y la “libertad artística”. En este sentido, calificó este proceso judicial de “anecdótico” pero afirmó que “podemos aprovechar su simbolismo para defender las libertades, para defender que no se amenace algo tan hermoso y tan sencillo como es el Carnaval”. “Viendo la amenaza y los elementos inquietantes que, a escala estatal, está habiendo sobre ciertas libertades, cuestiones que creíamos superadas por extemporáneas, se hace necesario involucrarnos y comprometernos. Es necesario movilizarse por las libertades, y el compromiso e implicación de todas las personas lo tenemos aquí”, subrayó, dirigiéndose a los muchos y muchas asistentes. “Estamos viviendo un clima que permite la intromisión a determinadas libertades que son sagradas; si se necesitan batallas culturales las vamos a librar con la fuerza de la razón”. añadió.

La declaración del concejal ante el juez tuvo una duración de unos 20 minutos. La espera fue amenizada con canciones, desde el tradicional Miudiño hasta una copla compuesta especialmente para la ocasión por las comparsas del Carnaval coruñés y que relataba el conflicto vivido en torno al denunciado cartel. Terrazas llenas, sol primaveral y un ambiente de fiesta contribuyeron a la sensación de estar, de nuevo, en pleno carnaval. Un carnaval que la pasada semana fue declarado por el Ministerio de Cultura como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial, destacando el decreto del Gobierno que la fiesta “se manifiesta tanto en los valores relacionados con la diversión, la catarsis, el ocio e incluso la religión, como en su capacidad de expresión identitaria para muchos colectivos”.

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