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Nueve de cada diez hogares gallegos no pueden afrontar gastos imprevistos

Las rebajas no mejoran las expectativas económicas de las familias

David Lombao

La diferencia entre la macroeconomía y la economía real suele ser uno de los principales elementos a tener en cuenta al analizar el impacto de la crisis. En los últimos tiempos desde los gobiernos español y gallego se insiste en instar a la ciudadanía a observar una supuesta “luz al final del túnel”, sustituta dialéctica de los ahora impopulares brotes verdes. En este contexto, la misma Xunta que aseguraba que el impacto de la crisis sería menor en territorio gallego se afana en pronosticar que nuestro país será el primero en salir, aunque las previsiones de su plan económico estrella estén lejos de ser una realidad. Previsiones económicas es, precisamente, lo que es imposible realizar en más de nueve de cada diez hogares gallegos.

La encuesta coyuntural a hogares que realiza el Instituto Galego de Estatística (IGE) ofrece cada trimestre una radiografía de esa economía real sobre la que la crisis sigue impactando. Con el año 2013 recién terminado, los datos dicen que solo el 3,53% de los hogares gallegos prevén poder “hacer frente a imprevistos o a grandes compras” durante los próximos tres meses, un dato que es relevante en sí mismo, pero que lo es más observado con perspectiva, toda vez que es el tercero peor de los últimos tres años.

Un vistazo retrospectivo a las bases de datos del IGE permite observar que, habitualmente, este indicador sufre notables variaciones en función de los trimestres, siendo más las familias que se ven capaces de afrontar imprevistos a comienzos del año y muchas menos las que lo hacen al final. Así, por ejemplo, desde 2010 hasta la actualidad el valor mínimo se produjo en el cuarto trimestre de 2011, cuando solo el 2% de los hogares consideraban viable afrontar un imprevisto económico inmediato. No obstante, el máximo llegaba tan solo dos trimestres después, en el segundo de 2012. En ese momento, el 18,39% de las familias se veían en condiciones de afrontar un episodio de este tipo. Pero la tendencia cambió el año pasado.

El 2012 finalizaba con este índice en el 5,12% y en el primer trimestre de 2013 alcanzó el 7,47%. Lejos de una subida espectacular, en el segundo trimestre el valor incrementó en poco más de tres décimas, hasta el 7,81%, y desde ahí inició la caída al 4,15% y, posteriormente, hasta el escenario en el que más del 96% de los hogares consideran que no pueden hacer frente a estos imprevistos.

Estas cifras se producen en un contexto en el que, no obstante, sí son más que hace un año los hogares en los que se contempla la posibilidad de “ahorrar algo de dinero”, algo que ocurre en el 33,7% de los casos frente al 29,5% de finales de 2012. En el extremo contrario se sitúa la tendencia de las familias que, a las puertas de las rebajas de enero, pensaban que iban a poder “hacer alguna compra extraordinaria en ropa o calzado”. A finales de 2012 eran el 18,03% y ahora son el 17,57%. También son menos los hogares en los que se hará “algún extra en productos de alimentación”: hace un año eran casi el 50%, pero ahora el 60% cree que eso no va a ser posible, por lo menos en los próximos tres meses.

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