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La investigación de la Pokémon sitúa a la portavoz del PP gallego en el centro de una espiral de enchufes

Prado (izquierda) en un comité de dirección del PPdeG

David Lombao

El 7 de octubre de 2011, la entonces portavoz del gobierno local de Santiago, Paula Prado, convocaba a la prensa para hacer balance de los primeros cien días de gestión del PP en el Ayuntamiento. La “austeridad y el control del gasto” marcaban los primeros compases del gabinete dirigido por Gerardo Conde Roa, explicaba. Los gastos “innecesarios” se habían rebajado en un 50% y se iban a ahorrar unos dos millones en cuatro años“ y buena parte de los esfuerzos se habían centrado en ”dinamizar la creación de empleo“. Todo ello, decía, ocurría con un Gobierno que había adoptado ”algo tan simple como el principio de coordinación administrativa“ y el ”respeto al principio de legalidad“. Quiere la casualidad que apenas un mes después, en noviembre, comience el relato de los investigadores de la operación Pokémon sobre la actual portavoz del PP en Galicia.

En la parte del sumario judicial sobre la presunta trama corrupta que ya no es secreta figura un informe de casi 120 páginas dedicado a Prado, quien por el momento solo ha tenido que comparecer en el caso en calidad de testigo. En ese informe, Vigilancia Aduanera desgrana un marasmo de supuestos enchufes, enfrentamientos internos, medias verdades y mentiras enteras que componen un elocuente retrato sobre lo que acontecía en la sede municipal del Pazo de Raxoi, sensiblemente diferente al mostrado por la conservadora en aquella comparecencia ante la prensa.

De 'Maldita Nerea' al intercambio de currículos

Los hechos en los que se fija la investigación comienzan con un asunto menor: “la solicitud de Paula Prado de unas entradas para un concierto, se supone que gratuitas” en conversación con quien en aquel entonces era jefe de gabinete de Conde Roa, *Ángel Espadas, quien “tuvo que decirle” a la emisora de radio que organizaba el evento con el grupo Maldita Nerea “que el Ayuntamiento les daba dinero y que no se podían negar” a entregar los pases. Sucesivas conversaciones telefónicas entre Prado y Espadas muestran, por ejemplo, cómo “se intercambian el nombre de personas recomendadas para contratarlas” y para esto “buscan en el ordenador los currículos y cómo adaptar los requisitos que van a pedir para cubrirlos a lo que ofrece cada uno en su currículo”.

En la misma línea, a comienzos de 2012 Espadas insta a Prado, que también se ocupaba del área municipal de Bienestar y de la Agencia Local de Colocación, a “contactar” con una empresa gestora de centros de mayores porque se “habían olvidado” de contratar a las hijas de un hombre identificado como Daniel. A ella “le da palo pedirle cosas a alguien a quien se le deben 800.000 euros” por parte del Ayuntamiento pero afirma que, no obstante, “va a llamar de todas formas”. Con todo, a Prado “le parece” que “lo tienen más fácil con los otros”, en referencia a la empresa Sermasa, del grupo Véndex, dado que “va a abrir unas guarderías”. “Le dice que le pase otra vez los currículos”.

Factura 'hinchada' con Currás en la Alcaldía

Las conversaciones entre ambos dirigentes son reiteradas mientras ambos forman parte del gobierno local, pero también después, cuando la llegada de Ángel Currás a la Alcaldía implica la destitución de Espadas. En ese momento, a mediados de abril del mismo año, Vigilancia Aduanera recoge que Prado le dice a Espadas “que siempre le cubría las mierdas de Gerardo” y le recomienda “que no deje nada en el ordenador, que lo formatee” antes de abandonar definitivamente el puesto de jefe de gabinete.

Los supuestos enchufes promovidos por Prado continuaron en el inicio del mandato de Currás, a quien la actual parlamentaria califica de “acojonado”. Así, los investigadores detectan que en mayo “Paula Prado le pasa los datos a Albino Vázquez [entonces edil de Seguridad, también detenido en la operación] de la madre de una afiliada [del PP] para ser contratada”. En esos días es en los que se jacta de “meterle un gol a Currás, porque le pasó” una “factura de la Abeja Maya”, un espectáculo musical promovido por su Concejalía, “que valía 8.500 más IVA y Paula Prado le pasó once mil y pico más IVA”. Los 3.000 euros de diferencia serían “para Susito”, un promotor de espectáculos presuntamente implicado en el caso. “Que los disfrute”, dijo Prado, que un mes antes hablaba con Espadas de la necesidad de relevar al interventor municipal. “Si no es afín [al PP], no vale”, explicaba el jefe de gabinete.

El publicitado plan de ahorro del ayuntamiento no existía

Conde Roa y Prado, en una Feria de Empleo organizada por el ayuntamiento

Además de las presuntas corruptelas, las escuchas de la Pokémon revelan también cómo algunas de las medidas más publicitadas por el PP al llegar al Ayuntamiento de Santiago sencillamente no existían. Es el caso, por ejemplo, del plan de austeridad y ahorro publicitado por la propia Paula Prado en el referido balance de los primeros 100 días de gestión. Así queda reflejado en una conversación telefónica de Prado con Ángel Espadas en enero de 2012, que comienza abordando “lo preocupado que está Gerardo [Conde Roa] con la prensa”.

Prado, luego número dos del gobierno local, valora que “Gerardo no está haciendo las cosas bien” y Espadas, apodado Puñales por los presuntos líderes de la trama, abunda en ello argumentando que “realmente no están haciendo nada”. Prado concuerda con esta afirmación y, más aun, agrega que “lo poco que se hace huele a pelotazo urbanístico”. El conjunto de la gestión municipal “es aun peor de lo que había”, en referencia al gobierno anterior, y “menos mal que no hay oposición, que si no, nos comían”.

En este sentido, la propia Prado admite que lo que había contado en noviembre ante la prensa era mentira. “Comentan que el Ayuntamiento no tiene ningún plan de ahorro ni de austeridad” y simplemente “no se gasta porque no hay dinero”, pero que “no hay ningún plan de ahorro en marcha”.

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