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La Xunta, denunciada por negarse a medir la presencia del cancerígeno radón en sus edificios

Una de las sedes de la Xunta en el casco histórico de Santiago de Compostela, señalada por la posible concentración de radón

Marcos Pérez Pena

El radón es un elemento radiactivo natural que procede de la corteza terrestre, producto de la descomposición del uranio. Es un gas, que en ese proceso de descomposición, emerge hacia la superficie. Debido a las características geológicas de su suelo (por ejemplo la elevada presencia de granito), Galicia es una das zonas de España con mayor concentración de radón, junto con el occidente de Asturias y Castilla-León, el norte de Extremadura y algunas zonas de Andalucía. Cuando encuentra una construcción, tiende a acumularse en su interior, porque no puede salir hacia fuera, por un efecto de campana. Por eso en las viviendas o en los lugares de trabajo suele haber más radon que al aire libre.

El sindicato CIG acaba de presentar una denuncia contra la Xunta ante Inspección de Trabajo, tras la negativa del Gobierno gallego a realizar mediciones del nivel de radón en sus edificios administrativos en Santiago de Compostela. La central sindical lleva cinco años solicitando que se realicen estas mediciones, sobre todo en los sótanos de los inmuebles, los espacios en los que se pueden producir concentraciones más importantes de este gas cancerígeno.

La exposición al gas radón es, después del consumo de tabaco, el segundo factor de riesgo del cáncer de pulmón y el primero en personas que nunca han fumaron. ¿A partir de que nivel es peligroso? Depende de la administración: la Agencia de Protección Ambiental norteamericana considera 148 Bq/m3 (becquerelios por metro cúbico) como el nivel máximo de referencia; en el Reino Unido o Canadá el límite es 200; en la UE existe una directiva -que entrará en vigor en febrero de este año- que sitúa este límite en los 300 Bq/m3. En cualquier caso, los estudios realizados por el Laboratorio del Radón de Galicia, dependiente de la Universidad de Santiago (USC), han detectado concentraciones por encima de los 300 en una parte importante de la comunidad autónoma. Y también en la propia ciudad de Santiago de Compostela.

En las zonas de elevada concentración de radón es obligatorio que se realicen mediciones en los centros de trabajo. En enero de 2012 el BOE publicó la instrucción IS-33 del Consejo de Seguridad Nuclear sobre criterios para la protección frente a la exposición a la radiación natural. Esta instrucción obliga a la realización de mediciones en los “lugares de trabajo, subterráneos o no subterráneos, en áreas identificadas por sus valores elevados de radon”.

A la instrucción IS-33 se unirá este año la aplicación en España de la directiva europea 2013/59/EURATOM, en vigor desde 2014 y cuya transposición aún no ha llevado a cabo el Gobierno. Sin embargo, la propia norma establece el 6 de febrero de 2018 (dentro de menos de un mes) como fecha límite para su incorporación a la legislación de los estados miembros. Esta normativa obligará de forma más específica a realizar mediciones en aquellos espacios de trabajo situados en sótanos y plantas bajas localizados en zonas de elevadas concentraciones de este gas (y que deben ser delimitadas por un Plan estatal de acción para el radón que España aun tiene que aprobar).

“Yo trabajo en un sótano, quiero saber si hay peligro o no”

“Empecé a solicitar las mediciones hace 5 años y siempre he encontrado negativas”, denuncia Fulgencio Fernández (CIG). “La Xunta debería llevar la iniciativa en este asunto, pues tiene las competencias en salud laboral, no lo hace”, señala. Recuerda, además, que el Consello Galego de Relacións Laborais -situado en el casco histórico de Compostela- sí ha realizado recientemente mediciones que mostraron “altísimos niveles de concentración” que obligaron a realizar “obras de mejora y de evacuación del gas”.

“Las mediciones en ese edificio arrojaron niveles que superaban en mucho las concentraciones permitidas. Es cierto que es un edificio de una piedra y asentado directamente en la roca y que hay salas que no tienen ventilación. El problema es que no sabemos la situación de otros edificios. Y no lo sabemos porque nunca se ha hecho una medición”, comenta Fernández.

El responsable de la CIG recuerda que las mediciones tienen un coste mínimo (entre 80 y 230 euros en función del tamaño del edificio). “Esa es la cantidad por la que la Xunta está poniendo en riesgo la salud de su personal”, denuncia. Sin embargo, considera que “si el Gobierno gallego rechaza hacer las mediciones no es por el coste de esta actuación, sino por lo que pueda venir después so las mediciones dan una cantidad encima del límite: por el coste de reforma de los espacios afectados”.

Se muestra confiado, en cualquier caso, en que la Xunta tendrá que ceder: “Están alargando la agonía, porque van a tener que asumirlo, pues lo obligan directivas de la UE. Inspección le va a obligar”. “Lo que queremos es quedarnos tranquilos. Yo trabajo en un sótano, quiero saber si hay peligro o no, si tengo que ventilarlo todos los días, cada dos días o si no tengo que ventilarlo. Y como yo, el resto de los trabajadores”, concluye.

Los expertos piden “evitar alarmismos” pero recuerda que hay que realizar mediciones

“Indudablemente hay que hacer mediciones, y así lo dice la ley”, señala Alberto Ruano, uno de los integrantes del Laboratorio de Radón de Galicia y profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la USC. Ruano comenta que “hay un gran desconocimiento sobre este tema, tanto en las empresas como en administraciones públicas” y pide actuar “con responsabilidad y firmeza” pues “los empleadores tienen el deber de proteger la salud de sus empleados”.

Añade que “lo peor que puede haber en este caso es la incertidumbre” y señala que las mediciones deben ser continuadas por reformas en los espacios de trabajo, si los resultados superan un cierto nivel: “Si tú quieres medir los niveles de radon porque te interesa la salud de tus trabajadores, tienes que estar dispuesto a tomar ciertas medidas para solucionar el problema”. “En todo caso, las reformas de los espacios no son demasiado caras”, aclara.

Sin embargo, recomienda igualmente “evitar alarmismos y la adopción de medidas desproporcionadas”. “¿El radón produce cáncer de pulmón? Sí. Pero tiene que haber una exposición durante un tiempo muy prolongado”, dice. “Por eso nos causa mucha sorpresa cuando vemos que en algún lugar donde se han detectado niveles elevados se lleva a cabo o se pide un desalojo inmediato del edificio”, señala. “Lo que hay que hacer, sin perder la calma, es actuar para remediar el problema en un plazo de unas semanas. No hay que desalojar edificios, ni acudir allí con una escafandra, ni nada parecido”, concluye.

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