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“No podemos volver a las recetas de toda la vida: el crecimiento económico, el capitalismo keynesiano”

Xoán Doldán, presidente de Véspera de Nada

Marcos Pérez Pena

“Atención: La ventana de oportunidad está cerrándose. Como máximo tenemos un lustro para asentar un debate amplio y transversal sobre los límites del crecimiento, y para construir democráticamente alternativas ecológicas y energéticas que sean a la vez rigurosas y viables. Deberíamos ser capaces de ganar grandes mayorías para un cambio de modelo económico, energético, social y cultural”. La pasada semana se hizo público el manifiesto Última Llamada, un exitoso llamamiento decrecentista que pide que la política se ajuste “a los límites ecológicos del planeta” y que contó entre sus primeros 250 firmantes (investigadores, activistas, líderes políticos) con un buen número de gallegos y gallegas.

Entre ellos estaba Xoán Doldán, profesor titular de Economía Aplicada de la USC y presidente de Véspera de nada, una entidad que lleva años alertando sobre el inminente final de la civilización industrial basada en el petróleo, y reclamando la aplicación de medidas para evitar su colapso e iniciar una transición gradual y controlada hacia otro modelo de sociedad. El objetivo de este manifiesto era llevar el debate a espacios en el que estos conceptos no son tan habituales o en los que, al menos, no son prioritarios. “Llevábamos un tiempo hablando de la necesidad de hacer algo así, pero en ningún caso pensábamos que iba a tener la repercusión que está teniendo. Queríamos, en todo caso, que llegara a todo el mundo, y por eso quisimos hacer un texto de consenso, unos mínimos comunes en los que todos nos reconociéramos y en los que todos estuviéramos cómodos”, destaca Doldán.

Se buscaba abrir el debate público, introducir en la discusión sobre las vías para salir de la actual crisis económica la propuesta decrecentista, huyendo de las habituales soluciones keynesianas para reactivar la economía: “no basta con políticas que vuelvan a las recetas del capitalismo keynesiano. Estas políticas nos llevaron, en los decenios que siguieron a la segunda guerra mundial, a un ciclo de expansión que nos colocó en el umbral de los límites del planeta. Un nuevo ciclo de expansión es inviable: no hay base material, ni espacio ecológico y recursos naturales que lo pudieran sustentar”, se afirma en el manifiesto.

Doldán subraya que “aunque la idea del crecimiento y la idea del progreso puedan ser muy atractivas, tenemos una situación demasiado complicada. Esas ideas pueden incluso ser sedantes: si confiamos en que esto se va a solucionar de una forma o de otra, en que ese progreso basado en el crecimiento es posible de una forma continuada, al final, por no tomar medidas a tiempo, los problemas serán mayores”. “Tenemos que ser conscientes de la realidad, y buscar soluciones que tengan en cuenta las actuales limitaciones. Y eso obliga a tomar decisiones que son radicales. Además habrá que tomarlas lo más rápidamente posible, porque si no, cada vez las soluciones tendrán que ser más drásticas y dolorosas. Y de ahí saldrá un mundo que no tiene por que ser necesariamente peor”, dice: “Tendrá que ser un mundo diferente”.

El éxito del manifiesto ha sido innegable: situó la propuesta en el debate público y el texto recibió el apoyo, por ejemplo, de líderes políticos como Cayo Lara, Pablo Iglesias, Xosé Manuel Beiras o David Fernández, una adhesión casi unánime en el espectro político izquierdista. Una izquierda no exenta de contradicciones en este campo. Xoán Doldán destaca a este respecto que “seguramente hay personas que están firmando, mientras en los colectivos políticos o sociales a los que pertenecen se siguen haciendo propuestas que entran en contradicción con lo que se dice en el texto. A nosotros eso no nos parece mal: precisamente hay que hablar de esas contradicciones, deben formar parte del debate y esas personas que incurran o incurramos en contradicciones tendremos que pensar sobre ellas”.

El manifiesto señalaba también los orígenes del problema, un modelo económico capitalista basado en el crecimiento y en el consumo crecientes. “Para evitar el caos y la barbarie hacia donde hoy estamos dirigiéndonos, necesitamos una ruptura política profunda con la hegemonía vigente, y una economía que tenga como fin la satisfacción de necesidades sociales dentro de los límites que impone la biosfera, y no el incremento del beneficio personal”, se destacaba. “A la hora de proponer salidas a la crisis no podemos volver a las recetas de toda la vida: el crecimiento económico, el capitalismo keynesiano o algunas propuestas de tipo medioambiental pero que no tienen su base en los límites físicos, sino que sólo buscan reducir algunos indicadores ambientales”, subraya Doldán.

El texto es una diagnosis de la situación, pero no incorpora propuestas de acciones concretas. Doldán explica que se pensó en incorporar al manifiesto una propuesta de medidas, “pero al final se decidió que lo mejor era quedarse algo más en la superficie, en la diagnosis, de forma más abierta. Desde Véspera de nada, por ejemplo, y desde otros colectivos que participamos en este manifiesto, hemos hecho propuestas de solución, pero creemos que estas deben salir de un debate más abierto”. “Las personas no deben ser pasivas, y deben participar en el diseño y en el debate de estas medidas”, concluye.

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