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La revista de una asociación de empresarios gallega equipara la homosexualidad al incesto

El artículo titulado 'La homosexualidad es pecado' fue publicado en el número de mayo

Marcos Pérez Pena

“Una cosa es el homosexual discreto y respetable y otra muy distinta el maricón ostentoso”. De esta forma cierra el secretario y tesorero de la asociación de empresarios de Sada (A Coruña), Eduardo Lorenzo, el artículo publicado en el número de mayo de la revista de la entidad, Xornal Mariñán. Un texto, titulado La homosexualidad es pecado, en el que Lorenzo equipara la homosexualidad con el incesto.

Ante la polémica generada por el artículo, Bernardo Valiño -presidente de la asociación empresarial- ha salido en su defensa, calificándolo de “valiente y correcto” y negando que el uso del término maricón puidese ser considerado ofensivo:  “Maricón aparece en el diccionario”, respondió al ser preguntado por La Opinión de A Coruña.

En el texto, el abogado Eduardo Lorenzo se queja de que “el fenómeno de la homosexualidad ha pasado de estar perseguido (…) a ser un fenómeno poco menos que intocable y equiparable en derechos a un modelo de familia tradicional”. Y muestra su frustración por el hecho de que la llegada al poder del PP en 2011 no supusiese “un cambio de tendencia legislativa en el trato hacia este fenómeno”. “Probablemente, las presiones del lobby gay, así como el miedo a la pérdida de apoyos electorales (...) explican esta posición que algunos calificarían de cobardía y traición”, escribe.

Lorenzo acepta que dado que en la homosexualidad “existen consentimientos otorgados con plena validez por quienes participan de tales actos”, lo que “la situaría éticamente en un plano más elevado que el bestialismo o la pedofilia”, pero “a la par del incesto o la poligamia”, añade.

El secretario de la entidad empresarial termina el artículo reclamando su derecho a “hablar de estas cuestiones” ya que “tenemos que aceptar un desfile anual por un conocido barrio madrileño, pululando lo grotesco, lo carnavalesco, con engendros andróginos y estrógenos con patas -las locas de toda la vida-”, concluyendo que “una cosa es el homosexual discreto y respetable y otra muy distinta el maricón ostentoso”.

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