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La selección gallega de fútbol regresa con presidente del PP en un partido contra Venezuela

Entrenamiento de la selección gallega en Riazor, este jueves

David Lombao

Venezuela es una invitada habitual en los argumentarios del PP gallego desde la aparición en el panorama político de Podemos y, más concretamente, de las mareas municipales. Así, en apenas un año, Alberto Núñez Feijóo ha alertado de la conversión de villas de Galicia en “pueblos de Venezuela” si el PP no ganaba, ha garantizado tratamientos de hepatitis “porque esto no es Venezuela” -según la Justicia, la Xunta retrasó esos tratamientos- o ha proclamado en el Parlamento que los gallegos no son “tan tontos como para ir a Venezuela”. Este viernes Venezuela vuelve a ser protagonista en Galicia, pero por un motivo diferente. La selección de fútbol del país sudamericano se enfrenta a Galicia en un partido amistoso por iniciativa de la Federación Gallega de Fútbol, presidida precisamente por un destacado miembro del PP gallego.

La supresión de los encuentros de la selección gallega fue una de las primeras decisiones de Feijóo tras su llegada al poder en 2009. La consabida “austeridad” fue el motivo esgrimido -los partidos se financiaban con patrocinios privados- para darle carpetazo a un combinado que había sido recuperado en 2005 por el gobierno bipartito de PSdeG y BNG, si bien su historia se remonta a los años 20 del siglo pasado, cuando la conocida popularmente como Irmandiña comenzó su actividad hasta que fue vetada por el franquismo. Los cuatro partidos disputados por el combinado que entonces dirigían Arsenio Iglesias y Fernando Vázquez habían sido definidos por los populares como un “circo identitario”, un “espectáculo lamentable” celebrado a mayor gloria del “nacionalismo radical”.

Durante los años de gobierno del PP en la Xunta fueron varias las tentativas de recuperar los encuentros de la selección, cuya reivindicación se ha mantenido anualmente en encuentros organizados por colectivos de aficionados. No obstante, el anuncio definitivo se producía el pasado diciembre en boca de Rafael Louzán, elegido presidente de la Federación Gallega de Fútbol apenas seis meses después de perder la presidencia de la Diputación de Pontevedra, que como poderoso barón del PP provincial había controlado durante más de una década y de la que sigue cobrando un sueldo en calidad de asesor de su partido, ahora dirigido en la provincia por el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda.

Con este telón de fondo, el pasado abril el propio Louzán confirmaba que Galicia volvería a los terrenos de juego y que lo haría contra Venezuela, selección que ha incluido el encuentro contra el combinado gallego en su calendario de preparación para la Copa América. Según Louzán, la elección de rival ha llegado después de mantener contactos con varias federaciones internacionales y en ella ha pesado la amplia colectividad gallega que reside en territorio venezolano. El encuentro, afirma, será “histórico”.

Así las cosas, mientras Venezuela se convierte en capital de la precampaña española y el PP agita el miedo a lo bolivariano, el himno de Venezuela sonará en el estadio coruñés de Riazor en la voz de la cantante Rosa Cedrón, que también interpretará el himno de Galicia para recibir al combinado ahora dirigido por Míchel Salgado y Fran, antiguos emblemas de Celta y Deportivo. En el palco no se espera, al menos según la agenda oficial, la presencia del presidente de la Xunta, evitando así una foto de difícil encuadre en la carrera electoral del PP hacia el 26-J.

Sí estará, obviamente, el que fue su hombre fuerte en Pontevedra hasta hace escasos meses, su actual asesor, y también han confirmado su presencia los alcaldes de las mareas de A Coruña y Ferrol, los mismos que, según el PP gallego, inspiran su gestión en Venezuela. “¿Qué pasaría si el partido contra Venezuela se celebrase con un presidente de las mareas?”, se preguntó retóricamente un diputado de la oposición en el último pleno del Parlamento de Galicia.

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