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De escalar paredes a la omnipresencia: así son los superhéroes con nanopoderes

Teknaria es capaz de modificar las fuerzas que unen las moléculas de su cuerpo y de los objetos

José Manuel Blanco

El Kameleont es un superhéroe que lucha contra los ladrones de bancos. Una vez que estos cometen el robo y, con la mercancía en su coche, creen estar a salvo, se les aparece Kameleont, que estaba mimetizado con los asientos traseros, y les arrebata el botín. Mientras tanto, Super Armi tiene la virtud de escalar por las paredes con mucha facilidad para rescatar un globo y hacer feliz al niño que lo había perdido.

Kameleont y Super Armi son superhéroes de cómic. El primero toma su poder del efecto de mimetización de los camaleones, mientras que la segunda reproduce una habilidad que ya tienen los lagartos geco, capaces de ascender por superficies verticales sujetándose con la fuerza de su propio cuerpo, como si fueran ventosas. A día de hoy estos superhéroes son solo creaciones de un concurso, pero quizá algún día sus habilidades sean reales.

Kameleont, Super Armi y otros muchos personajes con capa y poderes son los protagonistas del NanoKOMIK, un certamen que busca visibilizar los avances en nanociencia y nanotecnología de una forma muy particular. En concreto, la organización sugiere doce habilidades que podrían ser usadas como nanopoderes de personajes ficticios. Organizado por el CIC nanoGUNE y el Donostia International Phyisics Center (DIPC), dos centros de investigación científica situados en San Sebastián, el siguiente objetivo es que los participantes creen un cómic colectivo en el que lo nano vuelva a ser protagonista.

Gracias a NanoKOMIK podemos descubrir cómo los científicos están investigando para aplicar a la vida humana lo que hoy parece un superpoder de personaje de cómic. “Lo nano es algo que no se puede ver”, explica a HojaDeRouter.com Amaia Arregi, técnica de comunicación del DIPC; y el cómic y los superhéroes, que nunca pasan de moda, parecían el formato ideal para divulgarlo. Itziar Otegui, del CIC nanoGUNE, nos cuenta que también buscaban mostrar cómo la naturaleza sirve de inspiración a la ciencia y la tecnología para crear nuevas herramientas. Hay un premio del público, en el que los internautas pueden votar por su cómic favorito hasta el próximo 30 de junio, en dos categorías, adulto y joven.

De arañas y murciélagos a camaleones y lagartos

La capacidad para mimetizarse de Kameleont tiene su origen en el efecto camaleón, una reagrupación de nanocristales que se encuentran en las células de la piel del animal y que los investigadores llevan tiempo intentando imitar. Si los experimentos llegan a buen puerto, los superhéroes de la vida real podrían replicar las virtudes de Kameleont en trajes de camuflaje o sensores térmicos (los camaleones también alteran el color de su piel con los cambios de temperatura).

Son muchos los que han optado por el efecto camaleón para sus obras. Kameleont es obra de Javier Romero, un dibujante de cómics aficionado. “Lo vi como una opción bastante buena”, alejada de los poderes tradicionales que tiene un superhéroe, como la velocidad o la agilidad mental, explica a HojaDeRouter.com. La mariposa Morpho también tiene la misma capacidad de usar la luz a su antojo, algo que sorprendió a Romero, por lo que decidió dibujar también una heroína con las alas características del animal y que acompañara a Kameleont.

Igual que los científicos están investigando los camaleones, también están observando a los lagartos para obtener sus particulares nanopoderes. En concreto, a los gecos, unas salamanquesas con unos pies capaces de trepar paredes o de colgarse en los techos. Dichas extremidades poseen unos pelos muy finos entre los que se desarrollan unos campos electrostáticos: cuando se juntan miles de estos pelos, los gecos pueden escalar sin caerse y sin perder propiedades adhesivas con el paso del tiempo. La NASA se ha inspirado en estos animales para crear pelos aún más grandes que, implantados en robots, puedan ayudarles a desplazarse por superficies inusuales, como el exterior de una nave espacial en órbita.

De momento, la que puede hacerlo en la ficción es Super Armi, obra de la joven Miren Bereziartua. Miren participó porque su profesora de Plástica en el instituto Hernani BHI, Nerea Zapirain, quiso que sus alumnos se involucraran en este concurso. Ya había trabajado con los superhéroes para una actividad del Día de la Mujer y pidió a sus alumnos que las protagonistas de sus historias fueran superheroínas, pero “que buscaran otro tipo de estereotipo”, cuenta a HojaDeRouter.com, alejado de la típica mujer de cómic.

Otro de los alumnos de Zapirain que participó en el proyecto fue Andoni Rey. Su superheroína se llama Psicotropiks y no tiene nada que envidiar a Superman o Batman. Gracias a su potente olfato, se encarga de buscar y destruir drogas. Eso sí, “para cumplir la misión, en vez de eliminar las drogas de una manera habitual, las consume”, cuenta Rey, que acaba de terminar la ESO, a HojaDeRouter.com. Para localizarlas se sirve de su nanoolfato, que le ayuda a encontrar la heroína, el LSD o el ‘speed’ a una gran distancia y precisión.

Igual que entrenamos a perros para detectar explosivos o drogas, ahora los científicos quieren fabricar máquinas como la superheroína Psicotropiks, capaces de detectar enfermedades en nuestro alientonanosensores para practicar controles de alcoholemia que se puedan acoplar a un 'smartphone' o nanonarices que, colocadas ante un alimento, nos informen de su fecha de caducidad. Un equipo de la Universidad de Zaragoza ha desarrollado un sensor que puede detectar cocaína en una persona y determinar si aún se encuentra bajo sus efectos.

Partículas omnipresentes

Entre otros conceptos científicos que todavía son más bien superpoderes de ficción, el certamen también se ha hecho eco de los avances en materia de ubicuidad, es decir, que dos partículas pueden estar a la vez en un mismo sitio.

Esto se puede explicar con la historia de la doble rendija: si hacemos pasar partículas por dos agujeros, algunas de estas podrían pasan por ambos a la vez, como si estuvieran en el mismo sitio al mismo tiempo. “No tienen una posición fija, como ocurre en el mundo macroscópico, y tienen más bien una probabilidad de estar en varios sitios a la vez”, explica a HojaDeRouter.com Enrique Sahagún, un doctor en Física que decidió cambiar de aires y probar con el diseño gráfico.

Sahagún ha trasladado al cómic este don de la omnipresencia. En 'Splitting Miss Young', una superheroína llamada Miss Young tiene la capacidad de “ocupar todo el espacio”. Encerrada en la cárcel, una vez que sus guardianes se despistan, consigue robar una caja fuerte y golpear a su vigilante sin siquiera salir de su celda. Mientras, los científicos investigan cómo trasladar este concepto de la física cuántica.

Algunas de estas superheroínas son capaces de modificar su propia materia. Es el caso de Teknaria. Su principal virtud es que aprendió a alterar la densidad molecular de su cuerpo y de los objetos que la rodean. Así, puede atravesar espacios pequeños derritiéndose o hacer que su cuerpo sea más duro, como si se convirtiera en un chaleco antibalas. Teknaria es obra de José Sénder, un dibujante que tiene otro cómic en la calle, 'Working for Canis'.

Con Teknaria se explican las fuerzas de luz, otra de las áreas de la nanociencia que los investigadores están analizando para obtener propiedades. Se trata de las denominadas fuerzas de Van der Waals, que unen entre sí dos o varias moléculas y no son perceptibles para el ojo humano. Estas son también las que explican la adhesión de los gecos a algunas superficies.

¿Qué pasaría si pudiéramos modificarlas? Probablemente lo que consigue Teknaria: cambiar cómo se relacionan las moléculas que nos permiten tener todas las partes de nuestro cuerpo unidas de una determinada forma y convertirnos en una especie de Boomer. Precisamente en 2016, el DIPC usó nubes de láser para intentar controlar esas fuerzas.

La lista continúa. Los científicos están intentando diseñar materiales que frenen el fuego, con nanopartículas de compuestos como boro, silicio o aluminio. El objetivo es construir espumas ignífugas que revistan edificios para que no ocurran desgracias como la de la Torre Grenfell de Londres.

El equipo también proponía personajes que llevaran la supervelocidad por bandera, imitando las nanoestructuras de la piel del tiburón, que a permiten a este animal nadar más rápido. También, la posibilidad de cruzar paredes como Casper gracias al efecto túnel cuántico, aquel por el que algunas partículas pueden comportarse como ondas en ocasiones y, por tanto, tener alguna opción de cruzar al otro lado como si lo hicieran por un túnel.

Mientras que los científicos siguen con sus estudios y descubrimientos, los seres humanos que ya han probado estos poderes a pequeña escala pertenecen al mundo de la ficción. Más de 60 cómics compiten ahora y hasta el 30 de junio por el aplauso del público. Porque, aunque las grandes telas de araña o los martillos de fuerza casi infinita impresionen, a nanoescala también hay superpoderes increíbles.

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Las imágenes son propiedad, por orden de aparición, de José Sénder Quintana (1,6), Javier Romero Collado, Miren Bereziartua Ionbide, Andoni Rey Ortiz y Enrique Sahagún

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