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Doctor, y para mi enfermedad...¿Qué ‘app’ me receta?

El doctor en el bolsillo | Foto: Flick, juhansonin

Laura Albor

Rebeca tiene 32 años y está embarazada de seis meses, reconoce que al ser primeriza está continuamente con miedo a si el ritmo de vida que lleva, su alimentación, el trabajo… son los adecuados. Sin embargo, desde hace dos meses, su matrona le ‘recetó’ una solución a ese problema: una ‘app’ llamada 'Mi embarazo día a día’. “Ahora estoy mucho más tranquila”, afirma la futura madre, “descubro que todos los cambios que atraviesa mi cuerpo son los normales. Tengo vídeos, información y hasta dietas sanas para controlar mi peso”.

La joven es sólo un ejemplo del gran número de españoles que llevan al ‘médico en su bolsillo’. Así, según el informe 'Socialogue' de Ipsos, nuestro país es el mayor consumidor de ‘apps’ de salud de Europa, con un 26% de la población que tiene alguna de ellas instalada en su móvil.

“La Salud Móvil o 'Mobile Health' o la que algunos ya llaman la 'Salud Ubicua' está comenzando a transformar la atención sanitaria tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo”, asegura el doctor Miguel Ángel Mayer, director del Programa de Calidad Web Médica Acreditada del Colegio de Médicos de Barcelona e investigador en el grupo de Informática Biomédica de la Universitat Pompeu Fabra.

“Se ha visto en estudios que cuando el médico recomienda una ‘app’ a un paciente para que siga su tratamiento, se involucre en él, lo conozca mejor… Siempre es positivo ya que refuerza la relación entre ambos”, apunta Carlos Mateos, director de la agencia de comunicación especializada en Salud, COM Salud. “Son buenas además, porque ayudan al empoderamiento del paciente, a que tome el control de su propia enfermedad, de su estado de salud”.

Las aplicaciones proliferan en todos los ámbitos de la medicina, y las hay para todos los gustos: con información sobre las fases del embarazo, consejos pediátricos, consejos sobre distintas enfermedades, actividades formativas, guías clínicas, actualización bibliográfica, acceso a revistas especializadas...

Hacia una vida saludable

Sin embargo, las ‘apps’ más numerosas entre las más de 40.000 que inundan la tienda de Apple y las 30.000 que se encuentran en Google Play, son las destinadas a inculcar hábitos saludables, dietas y ejercicio físico. “Por lo que más están apostando las grandes compañías es por el desarrollo de aplicaciones relacionadas con estilo de vida y deporte”, asegura Mateos. “También tienen muy buena acogida aquellas que proporcionan apoyo a pacientes en el control de su enfermedad o que ofrecen consejos de salud en situaciones concretas”, remacha Mayer.

No obstante, tal y como apunta el doctor en farmacia Luis Carlos Fernández Lisón, “los profesionales se enfrenta al gran reto de saber discernir el trigo de la paja. Cada vez más difícil debido al 'boom' que se ha producido en aparición de ‘apps’”. En este sentido, Mateos subraya que muchas de las aplicaciones que se encuentran actualmente en las tiendas virtuales son zombis, es decir, herramientas que se crearon hace tiempo y nunca más se han vuelto a actualizar. “No tienen ninguna utilidad e incluso algunas podrían ser contraproducentes”, subraya.

De hecho, un reciente estudio elaborado por expertos del IMS Institute for Health Care Informatics ha revisado las 43.000 aplicaciones de salud que disponibles en las AppStore. Entre las conclusiones que ha extraído es que casi la mitad de ellas son “irrelevantes” ya que cuentan con menos de 500 descargas cada una.

“Uno de los principales retos que se derivan de la amplia variedad de aplicaciones de salud móvil disponibles es la confusión que pueden generar entre los consumidores para saber cuál es la más adecuada para satisfacer sus necesidades”, aseguran en sus conclusiones y subrayan: “los médicos se enfrentan al mismo desafío cuando tratan y recomiendan una aplicación a un paciente”.

A este respecto, Mateos es crítico con las instituciones: “Hay poca ayuda desde el punto de vista oficial”, afirma, “Sanidad ya ha dicho que no tiene ninguna intención de validar las aplicaciones, a diferencia de lo que ocurre con otros países, como EEUU o Reino Unido”.

Sin embargo, a nivel autonómico sí hay programas que están trabajando en este sentido, como el puesto en marcha por Junta de Andalucía para ‘calificar apps, o el sistema de certificación que está promoviendo el Colegio de Médicos de Barcelona.

“Es fundamental promover sistemas que garanticen la calidad de las 'apps'”, asegura Mayer. “Las mejoras en la atención que pueden aportar las aplicaciones móviles sumado a los avances científicos de la genómica, contribuirán a la Medicina del futuro, la Medicina de las 4Ps (Personalizada, Participativa, Preventiva y de Predicción)”.

¿Y qué ‘app’ me recomienda doctor?

“Un número de descargas elevado no nos garantiza siempre que la aplicación sea de calidad”, subraya Mayer. “Debemos insistir en la importancia de dedicar un cierto tiempo a seleccionar la 'app' que más se adecue a nuestra necesidad de salud y de consultar, siempre que sea posible, con nuestro profesional de la salud de referencia para solicitar su orientación”.

Con el fin de ayudar a los usuarios a discernir entre la gran oferta que hay, la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía ha elaborado una serie de recomendaciones entre las que se encuentran el hecho de que la ‘app’ debería incluir el grado de evidencia científica y el tipo de fuentes utilizadas para su desarrollo, es decir, si dicha aplicación se basa en una o más fuentes de información fiable y, si toma en consideración las evidencias científicas disponibles.

Otra de sus recomendaciones se centra en la transparencia, ya que el organismo subraya que en la aplicación debería haber información “sobre quiénes son sus propietarios” además de proporcionar mecanismos para comunicarse con ellos. En este aspecto, el organismo señala también que, antes de su descarga e instalación, “la aplicación debe informar sobre qué datos del usuario se recogerán y para qué fin”, además de ofrecer información “sobre las políticas de acceso y tratamiento de datos y acerca de posibles acuerdos comerciales con terceros”.

Así, antes de lanzarte a seguir a rajatabla los consejos que te da tu 'smartphone', es conveniente que consultes con tu médico ya que “de lo contrario” podrías encontrarte con problemas que podrían ser “especialmente relevantes en aquellas 'apps' que, por ejemplo, indican dosis específicas de medicamentos para controlar una enfermedad o consejos personalizados, si no son los adecuados”, apunta Mayer.

“No sin mi smartphone”

Si la imagen típica del médico era la de un profesional con bata blanca portando un fonendoscopio, ahora la tendremos que sustituir por uno que no se separa de su ‘smartphone’. [pullquote]Las ‘apps’ se han hecho ya un hueco en el día a día de los profesionales de la salud[/pullquote]. De hecho, según un estudio reciente de Accenture los médicos españoles tienen una actitud favorable hacia la innovación tecnológica y un 71% de los médicos anticipan un impacto positivo de la aplicación de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones en la Sanidad.

“Cada vez disponemos de más dispositivos móviles (smartphone, tablets…) que nos acompañan en nuestro quehacer diario y por supuesto en nuestro trabajo. Disponer de herramientas útiles a nivel informativo sobre patologías o medicamentos es muy útil para los profesionales sanitarios”, apunta Fernández Lisón.

Por su parte, Mayer, matiza que de momento esa utilización es “sobre todo personal y no tanto en su actividad asistencial. Estoy convencido de que este escenario cambiará en los próximos meses. La prescripción de ‘apps’ será tan habitual como la prescripción de medicamentos”.

Hoy mi pulso es más alto de lo normal, ¿me estoy muriendo?

Además del problema que acarrea el hecho de no haber instalado en el teléfono ‘apps’ fiables, otra de las consecuencias que puede suponer la utilización de ‘apps’ es el caer en la llamada “cibercondria”. “Hay un terreno que es un poco pantanoso, ya que hay algunas ‘apps’ que están destinadas a médicos, pero a las que los pacientes pueden acceder con el peligro que supone automedicarse o creer que tienen un diagnóstico”, apunta Mateos.

De hecho, según el director, son muchos los médicos que han acudido a él con anécdotas de pacientes que han visto que en un momento dado se ha acelerado su pulso o ha subido su nivel de glucosa. “El hecho de que tú puedas estar monitorizado constantemente con dispositivos que puedes llevar en la ropa, como medidores continuos de glucosa o del latido cardíaco tiene la ventaja de que estás más controlado, pero también de que la gente hipocondriaca se puede volver cada vez más”, señala. “Parece que ahora nos gusta medirlo todo y el estar demasiado pendientes puede llegar a obsesionar”.

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