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El mercado de lo ya que no se necesita

Una de las ediciones del mercado de segunda mano de Alcalá de Henares. / Mugus Market

María Muñoz

Deshacerse de muebles que ya no caben en la nueva casa o de ropa, calzado y complementos que ya no nos ponemos pero que aún tienen un buen uso. Este es el objetivo de Mugus Market, un mercado de segunda mano al aire libre que se celebra cada segundo domingo de mes en la localidad madrileña de Alcalá de Henares. Lo que empezó casi como un juego para que otros dieran un nuevo uso a objetos que estaban aparcados se ha convertido también en un espacio para impulsar a los diseñares locales.

“Al principio lo monté casi como un juego para tratar de dar salida a muebles antiguos de la casa de mi madre y a ropa que yo tenía y que hacía tiempo que no usaba”, explica Montse Soria, impulsora del proyecto y al que después se unió su pareja Alberto Rodríguez. El lugar elegido para ese primero mercado fue el patio de una de las pocas casas de dos pisos construidas en los año 40 que aún permanecen en el centro de la ciudad complutense. Llamó a algunos amigos para que se unieran y esa primera experiencia, hace ya un año, funcionó bastante bien.

Por aquel entonces, Soria, ingeniera ambiental de formación, trabajaba en un proyecto temporal fuera de Madrid y no volvió a retomar la idea hasta su regreso seis meses después. Este año han celebrado ya tres ediciones, y la cuarta será el 14 de junio. “En Madrid había algunas experiencias de este tipo pero nada en Alcalá y nos interesaba la idea de formar parte de ese movimiento que fomenta un consumo más responsable” explica la impulsora del mercado, quien añade que la idea es “deshacerse de algo que era mío pero que ya no necesito y otros pueden volver a usar”.

Pensado para la reutilización

Cada puesto paga a la organización 10 euros y en ellos se puede vender, a precios asequibles, todos esos objetos que ocupan espacio, que hace tiempo que no nos ponemos o que para uno han dejado de tener utilidad. Lo que más se puede encontrar es ropa, calzado y complementos, pero también hay libros, objetos decorativos o muebles. “Lo único que no aceptamos es stock o liquidaciones de otras tiendas porque esto es un proyecto pensado para la reutilización de los artículos”, subraya Soria.

En abril, además de los puestos de segunda mano, abrieron el mercado a proyectos de artesanos locales. “La crisis ha llevado a mucha gente a trabajar a sus casas y muchas veces faltan espacios donde puedan vender y mostrar lo que hacen”, señala la responsable del mercado. En la última edición ampliaron también el espacio con la cesión de un patio adyacente al de la casa de su madre de una tienda de cristales. “Los domingos ellos no abren, tienen un patio bastante más amplio que el nuestro y nos ofrecieron el lugar para poder poner más puestos”, indica Soria. De momento, no tienen lista de espera y todos los puestos logran su lugar entre los dos jardines.

Mugus, explica su impulsora, llegó mucho antes que el mercado: “Hace años empecé a darle vueltas a la idea de poner en marcha una tienda de jardinería, a la que primero llamé Musgus y luego se quedó en Mugus”. La tienda nunca salió adelante pero en cuanto tuvo que nombrar a esta suerte de mercado de lo que ya no se necesita, pero que otros sí podrán dar un uso, no lo dudó: Mugus Market.

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