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La segunda vida como lámpara

Algunas de las lámparas que fabrica Fiumine. / Fiumine

María Muñoz

Lo que comenzó siendo una afición en los ratos libres que les dejaba su profesión como piloto y diseñadora industrial ha acabado por convertirse en Fiumine, una marca bajo la que nacen lámparas elaboradas a mano a partir de maderas reutilizadas y recuperadas de muebles que ya nadie quiere, de palés que acabarán en un fuego o bobinas de cables que pueden tener un nuevo uso.

Francisco Silva y Mercedes Massot comenzaron hace dos años a elaborar las lámparas en su Buenos Aires natal según los amigos les iban haciendo pequeños encargos. Poco a poco fue creciendo y hace apenas unos meses decidieron empezar a distribuir también en España de la mano de Matías Dumont, también argentino pero que desde hace tiempo residía en Madrid. Las tres patas de Fiumine quedaron entonces conectadas a ambos lados del Atlántico.

“Tenemos un taller en Argentina y otro en España y de momento traemos las piezas de madera ya tratadas desde allí y las ensamblamos aquí con piezas europeas”, explica Vicky Ferraiuelo, responsable de la empresa en España, quien señala que pronto comenzarán también a trabajar con maderas españolas. Las lámparas tienen como material principal la madera que Massot y Silva rescatan de lo que ya nadie quiere.

Su intención era crear objetos que aunaran diseño y respeto por el medio ambiente y de ahí usar la madera como material noble pero a la vez reutilizable”, señala Ferraiuelo. Seleccionan cada material, ya sea una partida de palés, de vigas, de bobinas de cable o de muebles que ya nadie usa. “Miramos que la madera no esté podrida y que se pueda trabajar con ella ”, indica Ferraiuelo, quien explica que procuran no aplicar barnices y de ahí que cada una de las lámparas “sea única y diferente a las demás”.

Cada uno de los modelos tiene un nombre propio de mujer: Carlota, Filomena, Martha o Enriqueta. “Las lámparas son femeninas, tienen nombre de mujer y por ello quisieron darles nombre propio en homenaje a alguna tía, prima o abuela de quienes forman Fiumine, un nombre que hace a su vez homenaje a la abuela de Dumont y Silva”, explica la responsable en España de la empresa. Los creadores comenzaron a trabajar en la casa que la nona -como cariñosamente se llama a las abuelas en Argentina- Fiumina tenía en Buenos Aires y de ahí, cuando la afición fue convirtiéndose en un producto que a la gente le gustaba, decidieron recordar a su abuela en la marca.

Hay lámparas, como Martha y Filomena, señala Ferraiuelo, que están elaboradas a partir de madera de pino de Oregón que fueron rescatando de otros tantos objetos en desuso. “Es una madera muy antigua, con más de 200 años”, afirma. Enriqueta, formada por una pieza maciza de madera, está elaborada a partir de madera de Guayabira, que solo se encuentra en el continente americano. “Es muy maciza y densa y tiene muchos tonos de color por lo que hace que cada una de las lámparas de esta línea sea muy diferente una de otra. Como señalan sus creadores, con la luz como punto de partida crean ”objetos que iluminan, resalta o enriquecen cualquier espacio en el que se se encuentran bajo criterios comprometidos con el medio ambiente“.

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