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El Papa: “No se dejen llevar de las narices por los zurdos”

Natalia Chientaroli

Buenos Aires —

“El Papa no es de izquierda”, asegura categóricamente una persona muy cercana a Jorge Bergoglio. Lo dice con un gesto casi pícaro, parecido al que muchas veces se le ve al propio Francisco, como quien se debate entre la sorpresa y la risa por la confusión que ha generado el pontífice desde su llegada al Vaticano. Muchos de quienes lo conocieron en su carrera eclesiástica o en su papel –políticamente muy activo– como arzobispo de Buenos Aires, coinciden con la descripción: es un “peronista conservador”. Pero por la propia naturaleza del movimiento peronista –imposible de encasillar en los criterios izquierda-derecha europeos–, estar en el ala derecha del peronismo no aleja al Papa de la idea de justicia social y de las críticas al capitalismo que, entre otras cosas, han seducido a la izquierda mundial (incluso a la no católica). Pero la polémica que ha generado un vídeo en el que se le oye hablar con dureza de “los zurdos” amenaza con minar esa simpatía cosechada a golpe de encíclicas.

Las imágenes fueron grabadas en una audiencia en mayo pero fueron emitidas la semana pasada en un programa de televisión chileno, y desde entonces no han dejado de generar debate. Porque además el tema que trata con tanto énfasis el Papa es muy delicado: el nombramiento de un obispo acusado de encubrir a un sacerdote condenado por pederastia. En marzo el Vaticano nombró a Juan Barros como obispo de la diócesis de Osorno, una ciudad del sur de Chile donde viven unas 145.000 personas. La decisión generó polémica porque Barros fue un cercano colaborador de Fernando Karadima, un sacerdote condenado por cometer abusos sexuales a menores. 

En las imágenes, el Papa le responde en duros términos al diácono chileno y secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile Jaime Coiro, que le dice que Osorno “está rezando y sufriendo por usted”. “Osorno sufre, sí, pero por tonta”, le espeta Francisco, y le recomienda que “no se deje arrastrar por las narices de esos zurdos...”. Bergoglio se refiere a los grupos que han organizado protestas contra Barros exigiendo su dimisión utilizando una palabra con la que en Argentina se llama –habitualmente en tono despectivo– a los militantes de izquierda.

“Yo soy el primero en juzgar y castigar a alguien que tiene acusaciones de ese tipo. Pero, ¿en este caso? Ni una prueba. Al contrario” dice, con el índice en alto. Barros no ha sido juzgado por encubrimiento. Sin embargo una de las víctimas declaró que Barros era parte de círculo íntimo del sacerdote pederasta “que lo protegía y le facilitaba el control sobre sus víctimas”. En los próximos días, Barros deberá declarar en el juicio por la demanda civil que presentaron tres de las víctimas de Karadima contra el Arzobispado de Santiago por no haber detenido los abusos. El vídeo fue grabado por un argentino que le envió una copia a Coiro, que dijo no saber cómo se filtró a la prensa.

La respuesta de las víctimas

“Yo no soy de izquierda ni de derecha, yo soy alguien que denunció porque nos abusaron. No sé por qué el Papa se empecinó en llevar esto a una zona política. Yo no sé qué le pasó, esto no es de zurdos ni de derecha”, aseguró hace unos días a BBC Mundo Juan Carlos Cruz, uno de los tres principales denunciantes de Karadima. Otro de los abusados, James Hamilton, aseguró en Twitter. “Zurdos y tontos, obvio desprecio sectario incompatible con el representante de Cristo”. En las redes también se ha manifestado el grupo que pide que aparten a Barros de su cargo.

“Son gente esforzadísima, que vive en torno a su parroquia, la mayoría son catequistas, agentes pastorales, comprometidos con su iglesia, y los tratan así”, lamentó Cruz en sus declaraciones a la prensa. Ciro Benedittini, el vicedirector de prensa del Vaticano, consideró los dichos del Papa como un “exabrupto” y pidió que se consideraran las circunstancias en que fueron dichas sus polémicas palabras. “Fue una audiencia de tres horas y después saludó a unos cientos de personas”, aseguró.

En Chile se sigue discutiendo si Barros tiene responsabilidad o no y si Francisco tiene toda la información del caso. El primer gran desliz político de Francisco parece que va a saldarse sin consecuencias graves. Pero quienes le conocen bien explican que puede no ser el último. “Él habla mucho. Y dice lo que quiere, no se contiene. Esto ya le ha traído varios dolores de cabeza a su gente en el Vaticano. Porque además hace y dice cosas sin avisarles”. Parece que mientras se enfrenta a la 'rebelión' de los obispos más conservadores, el Papa debe lidiar con su propia imagen. 

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