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Paz Zamora y la hoja de coca en su solapa precedieron a la diplomacia de Morales

EFE

La Paz —

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El expresidente boliviano Jaime Paz Zamora recordó hoy la defensa de la hoja de coca que hizo ante el mundo al llevarla en su solapa a varias cumbres y regalar al papa Juan Pablo II un “coquero” de plata, iniciativas que precedieron a las del Gobierno de Evo Morales para defender la planta “sagrada”.

Paz Zamora, que vive en su hacienda en el sur de Bolivia, dijo en una entrevista con Efe, que su Gobierno (1989-1993) desarrolló una política activa de defensa de la “identidad de la hoja” para diferenciarla de la cocaína.

“Hicimos de la hoja de coca en la solapa un símbolo nacional, fue una diplomacia directa”, afirmó Paz Zamora.

De esa forma, la hoja andina estuvo en el Vaticano, Alemania, Bélgica, la sede de la UE, China y Japón, países que visitó por primera vez un mandatario boliviano.

El exgobernante recordó que causó sorpresa al llegar a tres cumbres presidenciales con la coca en el traje.

También se arriesgó a transportar ocultas en su maleta hojas de esta planta para que fueran presentadas en el pabellón de Bolivia en la Exposición Universal de Sevilla de 1992.

Paz Zamora decidió trasladar en persona la planta en su maleta después de que la policía española confiscara a la delegación boliviana que iba a Sevilla ocho kilos de la hoja de coca porque las convenciones de las Naciones Unidas la consideran un estupefaciente.

En Sevilla y en la Cumbre Iberoamericana previa de Madrid, Paz Zamora promovió la consigna: “la coca es buena y originaria, la cocaína es mala, extraña, ajena y nos vino de fuera”.

El exmandatario recuerda que mucha gente quería conocer la hoja, que en Sevilla fue colocada en una hornacina e iluminada por reflectores.

En el marco de esa política, rememora, también aprovechó su visita al papa Juan Pablo II en 1990 para regalarle un “coquero” de plata, que es un recipiente de lujo para hojas seleccionadas.

Los “coqueros” se usaban durante la época colonial española y al comienzo de la república para ofrecer las hojas a invitados, que podían prepararse una infusión o mascarlas, práctica llamada “acullicu” o “pijcheo”.

Al papa, Paz Zamora le explicó el conflicto entre la utilización tradicional de la coca y su uso como materia prima para la cocaína.

Esas iniciativas fueron parte de una batalla ideológica para la valorización de “la dimensión cultural, histórica, litúrgica, medicinal” de la hoja de coca, sostuvo Paz Zamora.

Pero de forma paralela, agregó, también se pidió a la Organización Mundial de la Salud (OMS) un estudio científico sobre la hoja de coca y se plantearon a Estados Unidos y a la UE convenios comerciales favorables para facilitar las exportaciones bolivianas como premio a los esfuerzos en la lucha contra las drogas.

La política sobre la coca fue usada como un “instrumento” para explicar a Estados Unidos y la Unión Europea la necesidad que tenía Bolivia de reducir su deuda externa, recibir inversiones y mercados con preferencias como apoyo a su esfuerzo contra el narcotráfico.

En ese sentido, Paz Zamora sostiene que planteó a su entonces colega estadounidense, George Bush (padre), la “tesis boliviana” que después en parte se tradujo en el programa de ese país conocido Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de Drogas (ATPDEA).

“La coca nos sirvió para armar nuestra estrategia de exportación de productos no tradicionales, que generan empleo”, agregó.

Paradójicamente, dijo, Bolivia no se beneficia ahora del ATPDEA debido a los conflictos de Morales con la administración de Barack Obama, a diferencia de otras naciones de la zona andina.

El exgobernante eludió profundizar en el triunfo proclamado por Morales tras la decisión de la ONU de aceptar el retorno de Bolivia a la convención antidroga de 1961, con una salvedad sobre el mascado de la hoja de coca que se aplica en territorio boliviano.

Morales, aún líder de los productores de coca, encabezó estos días a multitudes para celebrar esa victoria internacional que la interpretó como un triunfo sobre el imperialismo y anunció nuevas “batallas” para vender la hoja de coca en el mundo entero.

Según Paz Zamora, hay un “alboroto” alrededor del “acullicu” y la estrategia boliviana en Naciones Unidas, si se compara, según dijo, con una gestión hecha hace años por Argentina que consistió en anotar un “asterisco en la convención” para decir que no estaba de acuerdo con el veto a esa práctica en el norte de su territorio.

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