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Tsipras logra su tercera victoria en las urnas en ocho meses

Tsipras y Kamenos, tras la victoria de Syriza. / Efe

Andrés Gil

Tres votaciones en 2015. Y tres victorias. Tras las elecciones de enero (36,34% de los votos y 149 escaños) y el referéndum de julio (el 61% votó OXI), Alexis Tsipras ha vuelto a vencer en las elecciones de este domingo. “Esta victoria es una victoria del pueblo, el pueblo girego ha dado un mensaje claro de continuar la lucha que comenzó hace siete meses”, ha celebrado Tsipras: “Syriza es demasiado dura para morir”.

El exprimer ministro griego llegó a la cita electoral con el desgaste de haber tenido que llamar a las urnas cuando apenas habían pasado nueve meses de Gobierno, y con la erosión de haber firmado un tercer memorándum –recortes impuestos por la troika a cambio de préstamos– a los pocos días de haber vencido un referéndum que suponía un pulso a la troika. Tsipras venció el pulso en las urnas, pero lo perdió en las instituciones europeas. “Fue un chantaje”, ha repetido: “No teníamos alternativa”.

Y ese mensaje, que enterraba el discurso con el que Tsipras había llegado al Gobierno y había convocado el referéndum, parece haber calado en los votantes.

Con el 88,93% escrutado, Syriza consigue el 35,5% de los votos y 145 escaños –gracias a la prima de 50 escaños para el partido más votado–, a seis de la mayoría absoluta (36,34% en enero y 149 escaños), seguido de Nueva Democracia, con el 28,06% y 75 escaños (27,81%-76 escaños en enero); Amanecer Dorado, 6,97% y 18 escaños (6,28% y 17 escaños en enero); PASOK, 6,28% y 17 escaños (4,68% y 13 diputados en enero), KKE, 5,57% y 15 escaños (5,47 y 15 enero); To Potami, 4,1% y 11 escaños (6,05% y 17 en enero); ANEL, 3,67% y 10 asientos (4,75% y 13 en enero); y la Unión de Centristas, 3,38% y 9 escaños (1,79% en enero).

Con estos resultados, a Syriza le basta con reeditar el apoyo de ANEL –cuyo líder, Panos Kamenos, ha acudido a celebrar la victoria con Tsipras– para superar los 151 escaños que confieren la mayoría absoluta y, así, formar Gobierno.

La participación ha descendido hasta el 56,08%: en enero fue del 63,87%.

Tsipras, reforzado

Alexis Tsipras tiene ante sí el reto de conseguir una estabilidad que no ha tenido en su primera etapa de Gobierno y, al mismo tiempo, conseguir un acuerdo con las instituciones europeas sobre la deuda griega previsto en el tercer memorándum pero aún sin concretar. Lo que sí concreta el memorándum son políticas de ajuste que tendrá que aplicar el nuevo Ejecutivo y, en esa forma de aplicarlo, Tsipras tendrá otra oportunidad para demostrar si hay una forma distinta de gobernar si puede renegociar las condiciones del memorándum: la ilusión de construir un modelo alternativo para Europa y Grecia se desvaneció tras el trágala de la troika.

En cuanto a la estabilidad del Gobierno, le ayudará el hecho de que se ha quitado la oposición interna que representaba la corriente escindida, Unidad Popular, que reclamaba la salida del euro: se queda cerca del 3% para entrar en el Parlamento (2,8%), pero no lo consigue. Ni siquiera el 2,8% de Unidad Popular puede atribuirse a un trasvase literal desde Syriza, que ha perdido menos de un punto desde enero.

Así, el discurso contra la moneda única y la eurozona –también proclamado por el KKE y, a su manera, por los neonazis de Amanecer Dorado– no habría terminado de prender en la sociedad griega, aunque haya recibido más apoyos que en enero.

Esta semana, el GUE (Grupo de la Izquierda Unitaria, en el que están Podemos, IU, Bildu, Syriza y Unidad Popular, entre otros) ha presentado una enmienda firmada por el Partido Comunista de Portugal (PCP) y Akel (Partido Comunista de Chipre) que reclama un mecanismo para salir del euro, cosa que ahora no está regulada: existe reglamento para entrar y para estar en el euro, pero no para salir. Días, antes el líder del Front de Gauche francés, Jean-Luc Mélenchon, había firmado junto al exministro de Finanzas griego Yanis Varufakis y la expresidenta del parlamento heleno Zoe Konstantopoulou –candidata ahora de Unidad Popular–, el alemán Oskar Lafontaine –Die Linke–, y el italiano Stefano Fassina –Partido Democrático, exviceministro de Economía– un manifiesto que pide “un plan B para Europa: sistemas paralelos de pago, monedas paralelas, la digitalización de las transacciones en euros para solucionar la falta de liquidez, sistemas de intercambio complementarios alrededor de una comunidad, la salida del euro y la transformación del euro en una moneda común”.

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