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El presidente portugués encarga formar gobierno al conservador Passos Coelho pese al pacto de la izquierda

El primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, en una imagen de archivo.

EFE

Lisboa —

El presidente de Portugal, Aníbal Cavaco Silva, encargó este jueves formar Gobierno al conservador Pedro Passos Coelho, que no tiene mayoría absoluta en el Parlamento, a pesar de que el líder socialista le presentó un pacto con el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista que sí supera la mayoría.

“Teniendo en cuenta que en los 40 años de democracia portuguesa la responsabilidad de formar Gobierno siempre se atribuyó a quien ganó las elecciones, designé hoy, como primer ministro, a Pedro Passos Coelho”, anunció Cavaco Silva después de escuchar a todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria. En una alocución dirigida a todos los portugueses y retransmitida por los principales canales de televisión, Cavaco Silva descartó categóricamente la otra opción que tenía encima de la mesa, la de un Ejecutivo liderado por el Partido Socialista (PS) con el apoyo de los marxistas del Bloco de Esquerda –aliado de Syriza y Podemos en la UE– y del Partido Comunista de Portugal (PCP).

Otras fuerzas políticas, dijo, sugirieron una alternativa “claramente inconsistente” y no presentaron “garantías de una solución alternativa, estable, duradera y creíble”. “Este es el peor momento para alterar los fundamentos de nuestro régimen democrático. Esta opción no responde a la voluntad que los portugueses expresaron el pasado 4 de octubre”, añadió Cavaco Silva.

La izquierda marxista y comunista ya anunció que presentará una moción de censura que podría provocar la caída del nuevo Gobierno en la primera sesión en la Asamblea. En los comicios del 4 de octubre, la alianza de centro-derecha del PSD (Partido Social Demócrata) y el CDS-PP (Centro Democrático y Social), encabezada por Passos Coelho, consiguió en torno al 39% de los votos y 107 escaños, 9 menos de los necesarios para la mayoría absoluta (116). El Partido Socialista (PS) sumó más del 32% de los sufragios (86 diputados); el Bloco de Esquerda, el 10% (19 escaños); y los comunistas, el 8% (17).

Cavaco Silva dejó claro que hará todo lo posible “para impedir que se transmitan señales negativas a las instituciones financieras, los inversores y los mercados, cuya confianza hemos venido recuperando” y reconoció su preocupación por el riesgo de que “disminuya la confianza” en el país, esencial para la recuperación económica. En su discurso, lanzó duras críticas al PS, al que acusó de dejarse llevar por juegos partidarios e hizo recaer la responsabilidad de la supervivencia del nuevo Gobierno de Passos Coelho en los diputados. “Lamento profundamente”, incidió, que en momentos en que es necesario consolidar el crecimiento y la creación de empleo, “intereses coyunturales se hayan sobrepuesto a la salvaguarda del supremo interés nacional”.

Un presidente con amplios poderes

La inédita situación que vive Portugal en torno a la formación de Gobierno coloca en primer plano al jefe del Estado, a quien la Constitución otorga amplios poderes a la hora de decidir quién es el primer ministro.

A punto de expirar su segundo y último mandato, Aníbal Cavaco Silva debía elegir entre dos candidatos que dicen tener condiciones para tomar posesión: su correligionario, el conservador Pedro Passos Coelho, en el cargo desde 2011, y el socialista António Costa. La tercera opción habría sido repetir los comicios, un escenario poco atractivo para Cavaco, ya que implicaría dejar al actual Ejecutivo en funciones –con limitaciones a nivel de gestión, como no poder aprobar nuevos Presupuestos para 2016– al menos hasta junio debido a los plazos exigidos por la ley, afectados por las presidenciales previstas para el próximo enero.

El experto en Derecho Constitucional Tiago Duarte, socio del bufete de abogados PLMJ, explica en declaraciones a Efe las diferencias entre el modelo semipresidencialista portugués y el sistema parlamentario que rige en países como España o Alemania. La Constitución portuguesa solo impone dos límites a la libertad del presidente para escoger a quien encarga la formación de Gobierno: reunirse antes con todos los partidos con asiento parlamentario (un mero trámite) y “tener en cuenta los resultados electorales”.

“El texto deja un gran margen a la interpretación”, considera Tiago Duarte, quien recuerda que, después del fin de la dictadura, siempre lideró Portugal el candidato más votado, independientemente de contar o no con mayoría absoluta.

Una vez hecha la elección, el partido elegido debe formar Gobierno, tomar posesión oficialmente y presentar su programa en el Parlamento en un plazo inferior a diez días. “La Constitución no obliga a que haya una votación de ese programa y que tenga que ser aprobado por los diputados, solo a presentarlo. Esta medida fue creada precisamente para proteger a los gobiernos minoritarios”, explica Tiago Duarte.

Sin embargo, la normativa permite a la oposición presentar justo en ese momento una “moción de rechazo” –marxistas y comunistas ya anunciaron que lo harán–, que, de ser aprobada por una mayoría de la Cámara, implica la disolución inmediata del Ejecutivo. “Y la nominación del Gobierno vuelve al principio”, es decir, a las manos del presidente, según este jurista, quien insiste en que no existen plazos ni más reglas.

Para que el Parlamento tumbe al Ejecutivo recién formado, los socialistas deberían votar a favor de la moción de censura, una cuestión que por el momento la formación de António Costa no ha aclarado. Llegado ese punto, el jefe del Estado podría optar por un primer ministro de izquierdas, por dejar al actual en funciones o por volver a procurar un acercamiento entre socialistas y conservadores, tal y como ya hizo durante una crisis de Gobierno registrada en la legislatura pasada.

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