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La selección argentina de fútbol se niega a jugar en Israel por razones de seguridad

Agüero y Messi en un partido amistoso frente a Haití jugado en Buenos Aires el 29 de mayo.

elDiario.es

Los jugadores de la selección argentina de fútbol decidieron no viajar a Israel para disputar un encuentro amistoso con la selección de ese país como preparación para el Mundial de fútbol de Rusia. Las protestas de grupos propalestinos, incluida una pequeña manifestación en Barcelona donde está concentrada la selección, les convenció de que el partido, pactado entre ambos países por razones políticas, suponía problemas de seguridad que no estaban solucionados.

El jugador Higuaín fue el único que explicó en público la decisión en unas declaraciones a ESPN: “Creo que al final se pudo hacer lo correcto. Ya quedó atrás, obviamente primero está la salud y el sentido común. Creemos que lo correcto era no ir”.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, llamó dos veces al presidente argentino cuando se enteró de la cancelación del partido. Mauricio Macri se puso en contacto con la Federación Argentina de Fútbol, que le comunicó la decisión de los jugadores de no viajar a Israel. En la segunda llamada, Netanyahu propuso que el partido no se celebrara en Jerusalén, como estaba previsto, sino en Haifa, pero Macri le dijo que no podía hacer nada al respecto.

La versión que dio Macri a Netanyahu es que “los jugadores no quieren jugar en Israel por las amenazas a Messi”.

Israel había decidido que el partido se jugara en Jerusalén como parte de las celebraciones del 70º aniversario de la fundación del Estado de Israel, y pocas semanas después del traslado de la embajada de EEUU desde Tel Aviv a Jerusalén.

Desde Argentina, la Autoridad Palestina promovió una iniciativa para que Argentina no jugara el partido: “Este partido es como que nosotros celebráramos el aniversario de la ocupación de Malvinas. Esto sería una aberración, una falta de respeto y una agresión al sentimiento del pueblo argentino”, dijo el embajador palestino en Buenos Aires.

La decisión fue recibida por alegría por BDS, la campaña de boicot del Estado de Israel, y los grupos que defienden los derechos de los palestinos y denuncian la ocupación por Israel.

Ni los jugadores ni el entrenador tenían mucho interés en viajar a Israel para jugar el encuentro y hubieran preferido que su Federación organizara un partido de preparación en Barcelona. Al principio, prevaleció el interés político del Gobierno de Macri –el presidente tenía previsto asistir al partido– y la oferta económica. La Federación argentina ya había cobrado el importe, 1,5 millones de dólares. Ahora intentará no devolver el dinero y que el partido se pueda jugar en una fecha no definida después del Mundial.

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