1913: el año que el mar anegó Playa de Santiago

Antiguo embarcadero de Playa de Santiago

Pablo Jerez Sabater

Alajeró —

Hace poco más de un siglo Playa de Santiago –entonces ya consolidado como núcleo urbano- vivió uno de sus días más aciagos. Un temporal del mar golpeó con fuerza a esta población la mañana del 29 de octubre de 1913. Tal fue la magnitud de los embates que se llevó por delante almacenes de empaquetados de frutas como el de Juan Suárez Alemán; varias viviendas y comercios así como fincas de plataneras como las de Mauricio Mora, que quedaron completamente anegadas.

Las crónicas de la época relataron este suceso con espanto ante la bravura del mar: “Tal fue el temor de aquellos vecinos, que los más cercanos al mar abandonaron sus casas ayer y anoche”, apuntaba La Opinión al día siguiente. Las pérdidas ocasionadas se calcularon en torno a las 50.000 pesetas, una verdadera catástrofe económica en aquel momento.

La fortuna quiso que un atrevido, que pasó con un burro cargado cerca de la playa, no muriera ahogado, ya que una ola lo arroyó, aunque fue auxiliado por varios vecinos, según la narración citada. Pero ahí no quedó la cosa: los tres talleres de empaquetado de la playa quedaron prácticamente destruidos, entrando y saliendo el mar por todas sus puertas y ventanas.

Pero la solidaridad con este pueblo sureño fue rápida. Junto a la petición de auxilio a Gobernación Civil, un grupo de jóvenes de Hermigua decidieron dar un paso al frente y convertirse en el adalid de la ayuda a los damnificados: Rosario Mora Cordero, Emilia Trujillo Sarmiento y Candelaria Trujillo Trujillo, iniciaron entonces en su pueblo una suscripción popular con el fin de recoger dinero a beneficio de las pobras familias de Playa de Santiago a quienes el temporal dejó sin sus hogares. Gracias a ellas, varias familias pudieron poco a poco recuperar lo que el mar les había arrebatado.

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