La portada de mañana
Acceder
La izquierda presiona para que Pedro Sánchez no dimita
Illa ganaría con holgura y el independentismo perdería la mayoría absoluta
Opinión - Sánchez no puede más, nosotros tampoco. Por Pedro Almodóvar
Sobre este blog

Espacio de opinión de La Gomera Ahora

¿Qué enseñanza queremos?

Miguel Ángel Morales Mora

Vallehermoso —

0

Herbert Marcuse señalaba, allá por los años 60, que la cultura implicaba la represión de muchos de los instintos naturales de las personas, pero que el problema estaba en quien toma la decisión de que se reprime, cuando se reprime y como se reprime. Añadía que los que tomaban estas decisiones eran los llamados grupos de poder y que esta cultura, la única que él reconocía, era la cultura del poder.

Por otra parte, las dos instituciones más represivas con las que contamos en nuestra sociedad son: la escuela y la familia. Ambas se complementan y se encargan de que seamos unos “buenos ciudadanos”, respetuosos con la legalidad, pero poco o nada críticos o creativos.

Cuando uno piensa en los inicios de la lecto-escritura y de los más simples algoritmos matemáticos en la Escuela Infantil o Primaria, no puede evitar relacionar las metodologías empleadas para estos fines con la necesidad de obtener “buenos ciudadanos” para esa cultura del poder. Escritura pautada en cuadros, margen a la izquierda, punto-raya-punto para comenzar a escribir y miles de operaciones rutinarias y sin ninguna utilidad en la era de las calculadoras y los ordenadores ¿pueden tener otra utilidad que limitar, encasillar e impedir cualquier tipo de pensamiento crítico y creativo?

La pedagoga Myriam Nemirovsky lanzó la idea de comenzar las escritura en un folio en blanco, sin límites ni pautas que encasillaran a los alumnos desde un principio, dejándoles la libertad de decidir cuando querían ordenar lo que escribían y como querían hacerlo. Por otra parte, unos profesores ingleses, promocionaron a comienzos del siglo XXI la idea de los algoritmos matemáticos creados por los propios alumnos, siguiendo la pauta de aquellos educadores que pensaban (creo que con razón) que se estaba perdiendo un tiempo precioso dedicando el 80 % del tiempo de las clases de matemáticas a las rutinas, mientras solo el 20 % al razonamiento y que estos términos debían invertirse.

Llevando este mismo razonamiento a términos políticos: ¿quiénes deciden que leyes se elaboran, cuando y como? Muy torpes tendremos que ser para no reconocer que la respuesta vuelve a ser: los grupos de poder. ¿Podemos entonces los ciudadanos “de a pie” creer que las leyes (normas para la convivencia) se hacen en interés de la mayoría y no en beneficio de aquellos que ostentan el poder (es decir, el dinero)? Mucho me temo que esta “educación” que recibimos nos prepara para aquello que ya advertía el propio Marcuse: los ciudadanos al final se convencen de que se encuentran muy bien como están e incluso defienden a aquellos que los esclavizan.

Cuando se nos insta desde los aledaños del poder a “cumplir con la legalidad”, ¿a qué legalidad se refieren? ¿A la establecida por los grupos de poder (sea Constitución o no) y que dificulta la convivencia ciudadana y donde la mayoría no tiene la menor opción de opinar salvo en esa especie de liturgia cuatrianual de la democracia virtual que nos hemos dado? ¿Fue legal la Revolución Francesa? Todo el mundo estará de acuerdo en que con arreglos a las leyes de entonces, fue tan ilegal como necesaria, a menos que decidamos que preferíamos habar seguido viviendo en la Edad Media.

¿Qué enseñanza queremos entonces? ¿La del punto-raya-punto o la del papel en blanco? Algunos me contestarán que hay términos medios. Si, seguramente aquella enseñanza que recibieron los ex –directivos de Bankia que se gastaron 15 millones de euros utilizando tarjetas de libre disposición y que hemos pagado entre todos. ¡Háganme el favor!

Sobre este blog

Espacio de opinión de La Gomera Ahora

Etiquetas
stats