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Espacio de opinión de La Gomera Ahora

No nos merecemos una democracia de pensamiento único

Alberto Vila

Publicoscopia —

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El ejercicio democrático se debe llevar a cabo en cada uno de los aspectos de la vida ciudadana.

Cuando ello no ocurre se crean espacios. Comienzan a dejarse vacíos propicios para que sean ocupados por aquellos que desean que los ciudadanos voten “poco”. Que piensen “poco”.

El objetivo es que crean que no son capaces de generar alternativas efectivas para sus comunidades.

Esta gente permite el voto. Pero sólo lo necesario. Tanto, como para permitirles seguir llevando a cabo este modo de instrumentar al sistema democrático. Gobernar en largos períodos de “neutralización ciudadana”.

Las leyes electorales que no toman en cuenta a las minorías son de ese tipo.

Desde posiciones que niegan la realidad múltiple de las sociedades actuales se afirma que la pluralidad acarreará escenarios inestables.

Es curioso como desconocen que esa inestabilidad es precisamente la base de la participación en democracia. La riqueza de la diversidad. Del pluralismo. El debate.

La democracia no puede aspirar a convertirse en un oligopolio partidario. Pocas opciones para que los ciudadanos encuentren su alternativa preferida.

Como con la electricidad. El gas. Las gasolinas. Los bancos. En breve. Deberemos incluir en este estrecho listado a la sanidad, a las pensiones y a la dependencia. Serán definitivamente privadas.

Pareciera que aspiran también a privatizar a la democracia.

Temen la participación ciudadana. Tanto como temen las preguntas de los escasos profesionales de prensa independiente que aún quedan en la actividad. Desean un pensamiento único y controlado.

Valisi Grossman nos dejó una metáfora de este objetivo. Es de su monumental obra “Vida y Destino”. Allí alude a la homogeneidad del diseño de los campos nazis en los territorios ocupados. En un párrafo dice:

“De la niebla emergió el recinto del campo: filas de alambradas tendidas entre postes de hormigón armado. Los barracones alineados formaban calles largas y rectilíneas. Aquella uniformidad expresaba el carácter inhumano del enorme campo. Entre millones de isbas rusas no hay ni habrá nunca dos exactamente iguales. Todo lo que vive es irrepetible. Es inconcebible que dos seres humanos, dos arbustos de rosas silvestres sean idénticos... La vida se extingue allí donde existe el empeño de borrar las diferencias y las particularidades por la vía de la violencia.”

El bipartidismo es el modelo aplicado para llevar a cabo esta democracia unidimensional. Se violenta la divergencia en aras a la uniformidad. Se la considera peligrosa. Paradójicamente se la pretende calificar de “antidemocrática”.

Los propios partidos tratan de restringir la participación de sus militantes y simpatizantes. Desean el pensamiento uniforme servil a la dirigencia de turno.

Eso lo trasladan al conjunto social.

Han impersonalizado a la estructura de valores de los partidos. Tanto de izquierdas como de derechas. Si aún existe alguna opción que merezca tales categorías.

No es razonable abrir mercados económicos y cerrar a un tiempo la participación. Se pretende resumir a esta en las ocasiones electorales.

Procuran libertades económicas aparentes. Restringen libertades políticas imprescindibles.

Le temen a toda consulta ciudadana. Pretenden disponer de carta blanca para operar del modo en que deseen. No conciben la posibilidad de ser cuestionados. De permitir comprobar el mantenimiento de sus caudales electorales. Aún luego de los incumplimientos programáticos. Afirman que siguen intactos. Seguramente no.

Por ello no aceptan la posibilidad de la revocatoria.

Los que se pregonan defensores de las libertades las restringen. Limitan la capacidad de disentir. De expresar discrepancias o descontentos. La desproporción en la penalización por estas es manifiesta.

Bruselas ha denunciado la actuación del gobierno español en materia de migraciones y gestión de fronteras. Las devoluciones en caliente desconocen los acuerdos internacionales acerca de la asistencia o el derecho de asilo.

Aquellos que dicen defender los principios democráticos representan parodias en campaña electoral que quedan en evidencia frente a los escritos de acusación. El referido al Caso Gurtel es un ejemplo claro. Los spots “coloquiales” del PP una burla. Tal vez alguno de sus protagonistas sea citado a declarar en la causa.

Creen que cuanto menos espacio para el ejercicio de una participación ciudadana será mejor. Legislan para ello. Eluden los debates. No colaboran con la justicia. Son participes a título lucrativo de una trama mafiosa.

Tal vez ya se haya pactado un conjunto de indultos. Si el Rey los convalidase con su firma sería un límite que la monarquía española debe evitar traspasar.

Nos expulsan de los espacios de participación. Empobrecen a las personas. Humillan a los desfavorecidos por una serie de decisiones económicas, sociales y políticas que desmantelan la credibilidad en el sistema.

La competencia de los miembros del gabinete deja bastante que desear. Tanto por los perfiles profesionales cuanto por el resultado de su gestión. Sin contar con la relación que ha marcado su historial con determinados grupos de poder. Sean estos religiosos o económicos. Y no me refiero solamente al Partido Popular.

Al ministro De Guindos lo han calificado como el peor valorado de los europeos. En su cartera, claro.

A juzgar por el escrito de la Fiscalía Anticorrupción. El Partido Popular. Al menos. Ha cobijado a una trama tan corrupta como para ser concebido como un gran centro de negocios.

No resulta necesario comentar que en el resto de partidos. En mayor o menor medida. Tampoco puede decirse que se hayan dedicado a defender los intereses de los ciudadanos. A mayor poder obtenido parece corresponderse mayor corrupción.

Resulta obvio que no están capacitados para afirmar que no repetirán esas prácticas. Tanto es así que aún están incursos en diferentes procesos judiciales.

La democracia no existe sin la participación de los ciudadanos. Sin su contribución directa desde el nivel de cada ayuntamiento. De cada Comunidad Autónoma. Del conjunto del país.

Los ciudadanos deben ejercer una función de control de cómo se administran sus impuestos y cómo se comportan sus representantes.

Ahora ha llegado el tiempo en el que el ciudadano español debe comprender que el paternalismo en política nos ha traído hasta aquí.

La honestidad nos sacará adelante. Logrará que en España se recupere el sentido pleno de la dignidad.

Traigo un pensamiento de José Ingenieros: “Y así como los pueblos sin dignidad son rebaños, los individuos sin ella son esclavos.”

Porque en definitiva. De eso se trata. De elegir entre Libertad o Esclavitud.

Nada menos.

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