Emilio Barrionuevo: un maestro del desnudo femenino

Emilio Barrionuevo junto a dos de sus fotografías en la sala de arte de La Molina Artesanía.

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

Recorre el cuerpo de la mujer con una mirada poética y cuando lo enfoca con el objetivo de su cámara, reconoce que siente una sensación “casi orgásmica”. El fotógrafo Emilio Barrionuevo (Los Llanos de Aridane, 1972) es un maestro del retrato y el desnudo femenino. Entre el erotismo y la pornografía, asegura, “hay un fino hilo” fácil de romper que él nunca quiebra porque “soy muy delicado”. Le gusta trabajar con luz natural y dirigir a sus modelos para lograr “la imagen que tengo en mente”. Su trayectoria profesional es corta pero intensa: ha publicado ya en revistas de renombre mundial como Vogue o National Geographic. Hasta el 30 de mayo expone parte de sus creaciones en la sala de arte 'Hay un mundo por conocer...La Palma' de La Molina Artesanía, en la capital.

-¿Cuándo se inició en el mundo de la fotografía?

-Hace tres años. Concretamente, me dedico al retrato y el desnudo artísticos.

-Siente una particular atracción por el cuerpo femenino ¿qué encuentra en la mujer desde el punto de vista estético?

-El cuerpo de la mujer es la máxima expresión en todo tipo de arte, ya sea pintura, escultura o fotografía. Su cuerpo es poesía para los ojos e inspira a creadores, que sacan lo mejor de cada mujer transmitiendo un sentimiento al espectador indescriptible. Para mí, estéticamente, es lo más perfecto de la creación.

-Es especialista en retratos y desnudos ¿esta disciplina fotográfica es complicada?

-Tanto el desnudo como el retrato en sí son complicados. En el retrato tienes que captar un sentimiento, un gesto, robar el alma de esa persona en ese segundo de tiempo para sacar fuera su verdadera imagen que le represente y que transmita una sensación al espectador impactante. En el desnudo pasa algo similar, con la diferencia de que aquí no es solo el rostro sino el cuerpo el que tiene que transmitir un sentimiento a la vista de todos.

-¿Prefiere luz natural o artificial para sus composiciones?

-La iluminación es muy importante. Me gusta trabajar con luz natural. De hecho, siempre tomo imágenes en exteriores porque es una luz especial. Única. Todo esto influye en una buena fotografía, y si la composición y los objetos son los adecuados, de una simple foto puedes crear una verdadera obra de arte. Me fijo mucho en los detalles de composición y encuadres, y me encanta trabajar en las modelos los gestos y poses. No me gusta que ellas posen a su aire porque ya tengo en mente lo que quiero expresar.

-¿Se puede confundir el desnudo artístico con la pornografía?

-Del erotismo a la pornografía hay un fino hilo que si no te das cuentas lo puedes romper. Hay que saber dónde está el límite, y yo en eso soy muy delicado. Me gusta seducir con mis imágenes, pero no quiero pasarme puesto que la seducción es la intuición de lo que hay dentro de esa imagen y eso es hermoso.

-¿Cuánto hay de glamour y cuánto de seducción en sus fotografías?

-Mis imágenes tienen algo más de glamour que de seducción, pero solo una pizca (risas).

-¿Busca cuerpos perfectos o también encuentra belleza en la imperfección?

-Para mí todos los cuerpos son perfectos, lo que tienes es que buscar la perfección y la belleza en ellos.

-¿Qué sensación le embarga cuándo fija su objetivo en un cuerpo desnudo?

-En el momento en que mi objetivo enfoca un cuerpo desnudo, o un retrato, siento una sensación casi orgásmica (risas). Es como cuando un niño espera que le den su primer regalo de Reyes; me embarga una emoción increíble al ver lo que quieres reflejado en tu cámara. ¡Y el resultado final ya es la bomba!

-¿Tiene dificultades para encontrar modelos?

-No tengo problemas, y aunque no son modelos profesionales no me cuesta trabajo elegirlas y que posen para mí. Debo reconocer que ayuda el apellido y la publicidad. Al ver mis trabajos en revistas o en las redes sociales, no dudan en colaborar.

-¿Qué supone publicar en National Geographic o en Vogue?

- Las publicaciones tanto en Vogue-Italia como en concursos de Ojo Digital que colaboran con National Geographic, o en revistas como Fashion World, Beauty Bizarre Magazine etc., es lo que te da alas para seguir, es un premio a un trabajo de solo dos personas, mi mujer, Sandra Moreno, y yo. Creo que esto tiene mucho mérito, siempre lo digo, porque detrás de un fotógrafo se mueve mucha gente: maquilladores, estilistas, atrezzo, ayudantes de cámara. Nosotros solo somos dos personas que aman lo que hacen y lo demuestran al exterior con mucho entusiasmo.

-¿No siente la necesidad de abandonar La Palma para desarrollar su carrera fotográfica en el exterior?

-La Palma se me queda chica para el tipo de trabajo. Tengo mucho apoyo aquí y amo a mi isla, pero si quiero salir adelante con este estilo de fotografía, tendré que salir de La Palma en un corto plazo de tiempo.

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