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Un bote de mayonesa y otro de lejía Neutrex

Antonio Rodríguez

Un bote de mayonesa y otro de lejía Neutrex. Esto fue lo que encontré el pasado viernes cuando fui a depositar en los contenedores de orgánico, aquellos de color canelo (marrón), que se encuentran en El Paso y en Los Llanos, la basura con los restos de comida y asimilables que había seleccionado desde el martes por la mañana. Al tiempo que sentí la típica sensación de hacer el estúpido, me pregunté ¿pero el que tira esto aquí piensa que los contenedores los regala un jeque árabe? Porque si piensa que los compraron con dinero de Europa, también hace el estúpido, porque todos nosotros sufragamos el dinero de Europa. Y con la misma pensé: este es de los que no paga impuestos, de los que vive gracias al esfuerzo de los demás. Y continué con lo mismo: ¿pero no se dan cuenta que con nuestros impuestos le estamos pagando el sueldo a los políticos y técnicos que decidieron la necesidad de colocar esos contenedores?; pero de qué me asusto si atrocidades en los contenedores de recogida selectiva hemos visto un día sí y otro también en nuestras calles. Por tanto hasta aquí nada nuevo.

Lo atrás comentado, requiere explicar que el quinto contenedor es la mejor solución que la forma de ser de los canarios permite para solucionar definitivamente el problema de los residuos en nuestras islas, y en La Palma en particular, aunque en mi caso requiera un esfuerzo al buscar nuevos espacios en nuestra cocina. Sin embargo, es la separación de los restos de comida y asimilables, conocida como materia orgánica, la salida más económica y ecológica, generadora de ingresos (sí, de dinero) para la Isla, al retornar la materia orgánica a jardines y agricultura gracias al abono orgánico que se genera (compost), de este modo se consume un mínimo de territorio a través de vertederos, aunque determinadas personas influyentes no lo apoyen porque sus negocios pueden verse ligeramente perjudicados. Es obligatorio indicar que bien con campañas intensivas o a través de multas, todos debemos de colaborar, pero por ahora deberíamos de separar por estar convencidos de sus beneficios.

Volviendo con lo que nos cuesta, ¿qué desean los cómodos, por no decir otras palabras, que no seleccionan los residuos orgánicos y mezclan su basura, que los 6 millones de euros que costó el tratamiento de los residuos en el Complejo Medioambiental de los Morenos en el año 2014, (desconozco el coste actual), se sigan dedicando a enterar la basura? ¿Que tengamos que pagar multas a Europa por no cumplir con la normativa comunicaría? ¿Que en materia de residuos La Palma tenga que incumplir las leyes? ¿Que no podamos nunca ser una isla sostenible porque necesitamos más y más barrancos donde tirar la basura?; pero ¿cómo es posible que personas inteligentes y admiradas no contribuyan a la producción de compost a partir de la separación de los restos de comida en sus casas, si somos una isla agrícola, que encima necesita del verde para ser atractiva turísticamente? Pues la única respuesta que obtenga a estas cuestiones, es simplemente que no tienen la más mínima confianza en nuestros funcionarios y políticos, de lo contrario no encuentro justificación para no contribuir a la economía y al medio ambiente de la Isla.

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