Sobre este blog

Espacio de opinión de La Palma Ahora

¡Qué feliz vivía sin whatsapp!

Antonio Rodríguez

Que si el grupo de los compañeros y compañeras de trabajo donde supuestamente se recibe información de interés, pero donde se cuela alguna porquería, y en algunas ocasiones entre porquería y porquería hay relevante información; que si el grupo de padres y madres, con la profesora de la niña, donde nos informan de aquellos aspectos importantes para la organización de las clases, donde también se cuela alguna porquería; que si el grupo de inglés de la niña, donde nos ocurre lo mismo; que si el grupo de natación de la niña, donde repetimos la operativa, (el que no tiene inglés y natación, tiene fútbol y música, pero la mayoría de los niños y niñas están en algo, y siempre hacen un grupo para informarnos; que si el grupo del deporte que practicas, si intentas practicar dos deportes, pues dos grupos más; que si el grupo de los amigos de la adolescencia y el grupo de los amigos actuales, y como no podía ser menos, los grupos de las dos familias, un grupo con la familia de la esposa y otro con hermanos y demás, y no me voy a extender más porque todo el mundo que lea estas líneas sabe que me estoy quedando corto. 

En esta tesitura ampliamente conocida, ¿cuántas veces tengo que consultar el móvil en un día?. Y lo tengo que poner a cargar cada dos por tres, y si no lo pones, pues se apaga y te quedas sin la información que has tenido que filtrar entre decenas de estupideces. Luego tenemos a todos aquellos que dicen, “nadie te obliga a tenerlo”; y eso es relativo, porque algunos no te cogen el móvil, porque ya mandaron un mensaje con la información, y por tanto ¿cómo te enteras?, y si necesitas alguien que juegue un partido contigo, pues te obligan a mandar mensajes, porque llamas y están escribiendo mensajes y tampoco te lo cogen. Ya las fotos no te las envían por correo electrónico, se envían por grupos de mensajería instantánea, y te las almacena gmail, pues como las mandan por ahí, pues necesita la aplicación y si quiere tenerlas a mano, pues a conectar el móvil, a bajarse las fotos, etc. En fin, una molestia innecesaria. Antes sacaba las fotos, las borraba o las repetía, y quedaban en el móvil, pero no tenían que pasar sí o sí por el whatsapp.  

Antes de ser adicto al móvil, era más feliz. Si necesitaba algo llamaba por teléfono, o te asegurabas de quedar con todos aquellos que compartías, sin necesidad de estar pendiente de mensajes cruzados, del tipo yo sí, yo no. Luego como tu hija te ve con el móvil, quiere usarlo, y busca en todo momento jugar y tocarlo, pues normal, si es lo que ve, y encima responde a sus estímulos inmediatamente, pues más lo desea, pero tener una extremidad rectangular al final del brazo, puede ser normal, pero no natural, y eso me hace más infeliz. Dentro de esa adicción, si realmente quieres estar informado y mantener tus contactos, pues encuentras justificación cuando consultas el móvil. Lo que no sabré nunca es cuándo mis semejantes trabajan dentro y fuera de casa, cuándo estudian, leen, hacen deporte, etcétera, porque España es campeona en whatsapp (El País 15 de febrero de 2015).

Independientemente de los grupos, como hay muchas personas que quieren comunicarse vía mensajería instantánea, tienes que tener el móvil en silencio y sin vibrador, porque si tienes el vibrador pues es otra invitación más a consultar el aparato, por tanto aquello que antes resolvías con una llamada, como ahora no la oyes, pues no la resuelves, y tienes a tus más próximos  allegados enfadados, y tú más infeliz. De igual modo, la falta de educación, al mirar constantemente nuestro móvil cuando hablamos con otras personas, te hace más infeliz porque se enfadan con uno. Y si te dejas el móvil por detrás, pues más infeliz soy, porque no me puedo comunicar. Y qué me dicen de los que quieren que les conteste inmediatamente, y si no les contesta rápido se enfadan contigo. En  definitiva, el whatsapp me hace infeliz.

Sobre este blog

Espacio de opinión de La Palma Ahora

Etiquetas
stats