¿Una industria naval en La Palma?

En una isla, incluso en la era del ciberespacio y las nuevas tecnologías, donde no existen las distancias físicas, el puerto, con sus muros, diques, buques y contenedores, constituye uno de los pilares básicos de su desarrollo socioeconómico. La Palma vivió posiblemente su etapa más gloriosa en los siglos XVI y XVII gracias al muelle de la capital que le permitió conectar con los principales puntos neurálgicos de la época. En aquel tiempo, Santa Cruz de La Palma, tras Sevilla y Amberes, se situó en la esfera internacional como el tercer puerto del imperio español.

Desde entonces ha llovido mucho, pero las alternativas de la Isla para avanzar se siguen sustentando fundamentalmente en su capacidad de conectarse, a través del mar y el cielo, con el mundo. El puerto continúa siendo una pieza esencial para, con la infraestructura adecuada y otros equipamientos vinculados con el gran azul, salir del estancamiento económico que, desde hace lustros, viene sufriendo la Isla.

Por eso, resulta sorprendente que la apuesta de la Autoridad Portuaria por convertir el puerto de Santa Cruz de La Palma en el tercero más importante de Canarias, planteada recientemente en la Mesa Insular de Seguimiento Empresarial, hasta ahora, no haya abierto el amplio debate que merece esta cuestión.

El presidente del citado organismo, Ricardo Melchior, en la reunión mantenida con la patronal y dirigentes políticos de La Palma, presentó las opciones que barajan a medio y largo plazo para ampliar el puerto de Santa Cruz de La Palma. En concreto, dijo que se está trabajando en la prolongación del dique actual en 125 metros lo que permitirá el atraque de nuevos cruceros y que la Isla no quede excluida de la ruta de grandes compañías y navíos. En la citada reunión, también valoraron la posibilidad de incluir “un área dedicada a la industria naval y la reparación de buques que contribuya a diversificar la economía insular y generar nuevas oportunidades de negocio” y un volumen de empleo que estimaron “en aproximadamente 200 puestos de trabajo”.

La falta de interés de los ciudadanos por algo tan relevante para el futuro de la Isla, quizás, se deba a que están casados de anuncios de proyectos y planes de envergadura que, al final, se quedan en humo o en agua de borrajas que, una y otra vez, se diluyen en la nada.