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Nada personal

Carlos Martín Gómez

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Al cambiar el signo del gobierno municipal, hace cuatro años, los nuevos gobernantes encontraban a un pueblo en estado calamitoso. Pero los problemas a los que habían de enfrentarse eran claramente de dos tipos distintos. El primero, las consecuencias de una gestión municipal desastrosa, más por abandono y por una labor caótica que por torpeza, aunque también hubo de esto último. El segundo, pero el más importante, el problema más grave era, y lo sigue siendo hoy, una fractura social, un enfrentamiento entre los partidarios de un partido, UB-CC, y los del otro, PSOE.

La premisa de Coalición Canaria de que quien no vota a Coalición Canaria no es canario, trasladada a Tazacorte ha implicado durante estos últimos veinte años que quien no vota a Unión Bagañeta, no es bagañete, no es de Tazacorte. Esto ha tenido como consecuencia inmediata un enfrentamiento vecinal soterrado que ha llegado al odio declarado, en algunos casos. Este es el principal problema del pueblo. El nuevo gobierno de PSOE-PP no ignoraba este problema, pero lejos de dar unos primeros pasos para resolverlo, que hubiera sido lo más sensato, eligió desatar un ajuste de cuentas, una venganza de los agravios de los últimos veinte años. Como es natural el efecto ha sido un empeoramiento de la situación.

Tazacorte siempre ha sido un pueblo unido, como una gran familia, y esta unión tiene ahora una profunda y antinatural grieta que nos debilita y nos arrebata lo mejor de nosotros mismos y de nuestra forma de ser. No es un asunto fácil de arreglar, pero como todo camino largo, hay que empezar dando un primer paso seguido de otro y caminar constante y seguro hacia su solución. Esta es la más importante labor que un nuevo gobierno municipal debe iniciar con paciencia y llevar a cabo con éxito. Las motivaciones para acceder al poder no pueden ser la vanidad personal de limpiar la imagen. Eso no es preocuparse por el pueblo. Seguir con la labor iniciada, cuando esta labor transcurre por un camino equivocado, tampoco puede tener una valoración positiva.

El otro gran problema es el de la gestión municipal. Los errores en este asunto tienen mucho que ver con el primer gran problema, puesto que muchos de ellos surgen de poner primero los intereses de los allegados a los partidos en el gobierno municipal que al bien común municipal. Es preciso cambiar la óptica al abordar la solución de los problemas de gestión, pensando siempre en como favorecer a los ciudadanos, aunque con ellos un particular allegado al gobierno municipal sea perjudicado, pues el bien común del municipio siempre está por encima del bien particular de uno de sus miembros. La razón principal de la mala gestión municipal es que está encauzada al pago de favores o el contentar a sus adictos, en lugar de pensar en favorecer el bien común de Tazacorte.

Pero aparte de esto hay mala gestión pura y sin paliativos, como los casos de la banda municipal, las casas en estado de ruina, la escuela y el equipo de fútbol, la destrucción del quiosco de El Puerto y su sustitución fallida, el no protestar por el levantamiento de una parada de guaguas que no ofrece resguardo ni del sol, ni del viento, ni de la lluvia, y así un largo etc.

Por todo esto es preciso una gestión municipal en la dirección de la moderación, la sensatez, y la equidad de trato al ciudadano, sin distinguir los colores políticos de ninguno en aras de la paz social.

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