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El Monumento al Infinito, filón turístico 27 años después de su inauguración

Nunca es tarde si la dicha es buena. La Palma explotará el Monumento al Infinito como filón turístico a los 27 años de la inauguración de la peculiar talla cósmica creado por César Manrique en 1985. La única obra en La Palma del artista lanzaroteño, fallecido en 1992, tras permanecer más de cinco lustros dejada de la mano de Dios, será aprovechada como tirón de la industria del ocio. El Ayuntamiento de Los Sauces quiere promover el singular obelisco de 12 metros de altura revestido de hierro forjado, enclavado a más de 2.200 metros sobre el nivel del mar, como importante reclamo del sector hotelero vinculada con las estrellas.

La naturaleza se esmeró a la hora de configurar el paisaje único de las cumbres palmeras. En este privilegiado entorno, entre codesos y retamones, como un estilete cósmico, a más de 2.200 metros de altitud, se yergue el monumento al Infinito creado por el artista lanzaroteño César Manrique en 1985 con ocasión de la puesta de largo del Observatorio de Astrofísica de El Roque de Los Muchachos. Pese a que durante esos 27 años ha permanecido, como una figura extraña y solitaria, en el más absoluto abandono, ahora el Ayuntamiento de San Andrés y Sauces, municipio en el que está emplazado el monolito manriqueño, ha decidido darlo a conocer con la finalidad de aprovechar la escultura del creador conejero como “un importante atractivo turístico”, según ha expuesto el alcalde de la localidad del arco norte de La Palma, Francisco Paz.

Desde hace décadas, este gigantesco dedo forrado de chapa que, con su fina punta, parece querer pinchar la bóveda celeste, es pasto de la corrosión, las inclemencias de las duras condiciones meteorológicas de la zona y, sobre todo, el olvido de las autoridades locales e insulares. Se alza sobre un pedestal de hormigón de tres metros y, desde la carretera que conduce al complejo científico del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) en Garafía, llama la atención. Sin embargo, como reclamo turístico, hasta ahora, no había sido tenido prácticamente en cuenta.

En su día, cuando se construyó, costó 2,5 millones de las antiguas pesetas, financiadas por el Gobierno de Canarias, pero en estos momentos, su valor es incalculable, especialmente desde que desapareció el artista lanzaroteño en 1992.

La obra fue un encargo del IAC. Manrique no se prodigó en este tipo de obras y, según fuentes de su fundación, sólo existe en el mundo otra de tales características en el Lago Martiánez (Tenerife) denominada Homenaje al Mar.

“Desde el Ayuntamiento de Los Sauces”, explica el alcalde del municipio palmero, “se pretende en primer lugar, dar a conocer este valioso monumento, para posteriormente proceder al acondicionamiento de sus alrededores y que pueda utilizarse como plataforma de observación, tanto por las empresas emergentes en la oferta de servicios especializados en el astroturismo, como por aquellas personas que deseen realizar sesiones de observación”.

“Las actuaciones para dar a conocer el monumento”, aseguró, “ya están en marcha, habiéndose realizado labores de desbroce y limpieza del acceso por parte de la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de La Palma, y en breve se procederá a la colocación de la señalización de la ubicación del mismo, por parte de la Consejería Insular de Infraestructuras”.

La zona, explicó el primer edil, se encuentra por encima del habitual mar de nubes, por lo que se asegura un alto número de noches despejadas al año, y dado que la misma se encuentra antes del lugar conocido por los Andenes, se reduce el riesgo de que quien acceda a la Cumbre en periodos invernales para disfrutar del cielo pueda encontrarse con placas de hielo“.

El acondicionamiento de los alrededores del Monumento al Infinito, añadió, “permitirá, además, hacer parada a quienes visitan el Roque de Los Muchachos, dado que en el trayecto desde Santa Cruz de La Palma no se dispone de ningún mirador acondicionado que permita disfrutar del paisaje del lugar”. Asimismo, continúa Francisco Paz, “éste lugar abre la posibilidad a desarrollar además de actividades de observación de estrellas por las noches, a otras muchas, como observación del sol, punto de partida y llegada de rutas tanto a pie como a bicicleta”.

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